Pensamiento

Los errores de la Transición

6 octubre, 2015 03:58

Mucho se ha hablado y escrito sobre las magnificencias y la ejemplaridad de la Transición española. Sin embargo debo de reconocer que desde mi personal punto de vista, la Transición española, si bien fue acertada porque introdujo al país hacia un sistema parlamentario moderno, distó mucho de ser un modelo a seguir. Para empezar durante la Transición hubo cerca de mil víctimas mortales, y no creo que esa lamentable realidad constituya ningún modelo aceptable. Por contra, otras transiciones como la polaca, la húngara, la checoslovaca o la rusa, prácticamente no tuvieron víctimas.

El proceso de la transición se caracterizó por permitir que los partidos políticos 'colonizasen' prácticamente todas las instituciones y corporaciones del Estado con personal proviniente del mundo de la política

A diferencia de los países del telón de acero, que tenían sistemas económicos comunistas y economías arruinadas, el régimen franqusta dejó el legado de un país economicamente próspero, normalmente asimilado al sistema capitalista de mercado libre. Además, en el plano político, el régimen franquista en su etapa final, ya había legalizado las asociaciones políticas, que luego fueron el germen de los futuros partidos políticos, tanto de centro como de la derecha, y en lo que se refiere a los partidos de izquierdas, salvo la excepción del partido comunista, el Estado fue permisivo con el PSOE en la clandestinidad y otros partidos afines. Paralelamente en los países comunistas, estaban prohibidos todos los partidos políticos, salvo el partido comunista estatal, y no existía ninguna estructura en la clandestinidad mínimamente operativa.

La España actual está atenazada por dos graves amenazas, que marcan todo el rítmo político de la nación y de la opinión pública. Me refierno como no, a la corrupción y al separatismo. Estas dos lacras de nuestra realidad nacional, tienen su origen directo en la Transición española, y se articulan de la siguiente forma: en lo que se refiere a la corrupción, el proceso de la transición se caracterizó por permitir que los partidos políticos 'colonizasen' prácticamente todas las instituciones y corporaciones del Estado, engrosando las empresas públicas, estatales o municipales, con personal proviniente del mundo de la política. Lo mismo ocurrió con el poder judicial y con las instituciones bancarias, en las que se insertaron personas de partido, más propensas a corruptelas por su provisionalidad en el ejercicio del cargo, que desplazaron al personal técnico profesional en esa materia.

La cesión competencias tan típicamente estatales como le educación, la sanidad, el orden público o la justicia permitió ensayar un modelo de gobierno que preparaba el camino hacia la independencia definitiva de Cataluña

En referencia a la cuestión separatista, es incuestionable que durante la trasición se otorgó libertad de accion a los partidos políticos nacionalistas, regalándoles competencias tan típicamente estatales como le educación, la sanidad, el orden público o la justicia. Esto les permitió, como en el caso de Cataluña, ensayar con las competencias que tenían transferidas, un modelo de gobierno que preparaba el camino hacia la independencia definitiva de España.

Es evidente que en cualquier cuestión o circunstancia, deben de corregirse los denomionados "males de inicio", porque su persistencia temporal vicia todo desarrollo posterior. Si no se cura el origen de la infección, la enfermedad prevalece siempre. Recientemente se está introduciendo en la vida pública española, el concepto de "nueva política", que anhelando regenerar la vida pública española, pretende modernizar todas las estructuras de la política, democratizando los partidos políticos, atajando definitivamente la corrupción, moderando el abuso en las retribuciones salariales de los cargos públicos, controlando los recursos económicos que reciben del Estado los partidos separatistas, etc.

Nunca es tarde si la dicha es buena y evidentemente, vale más tarde que nunca. Esperemos con ello que se puedan corregir "los errores del pasado" por la sencilla razón de que estos errores pueden llegar a desprestigiar definitivamente la vida pública española, o la propia fragmentación de nuestra gran nación española.