Pese al triunfalismo de las notas oficiales, la internacionalización del proceso soberanista va mucho más mal que bien. Desde que empezó el procés hace poco más de cuatro años, ni Artur Mas ni su sucesor, Carles Puigdemont, han conseguido ser recibidos por ninguna autoridad relevante ni en Europa ni en Estados Unidos. Los portavoces oficiales presentan, sin embargo, como un triunfo obviedades como la presencia de una docena de embajadores en la reciente intervención del president en Madrid, cuando una de las misiones principales de un representante diplomático es informar a su Gobierno de la situación política del país en el que está destinado y es evidente que las propuestas del Gobierno catalán entran dentro de ese centro de interés.

Pese al triunfalismo de las notas oficiales, la internacionalización del proceso soberanista va mucho más mal que bien

Pero hay algo peor que no ser recibido, y es serlo por políticos de extrema derecha y de partidos populistas, xenófobos, islamófobos y euroescépticos, es decir, antieuropeos. El último ejemplo sucedió el pasado miércoles en Helsinki, adonde el conseller de Exteriores, Raül Romeva, y el secretario general del Diplocat (la diplomacia paralela de la Generalitat), Albert Royo, acudieron invitados por el diputado Simon Elo, dirigente del partido ultra Auténticos Finlandeses, ahora llamado Partido Finlandés, para explicar el procés y las "agresiones" de la justicia española. Asistieron a la reunión representantes de otros partidos, incluso de la izquierda, pero el presentador y anfitrión fue Elo, que ya viajó a Barcelona para ejercer de observador de las elecciones "plebiscitarias" del 27-S de 2015. ¿Qué tendría que observar un diputado de un partido de extrema derecha finlandés en unas elecciones en Cataluña? ¿Acaso no confiaba en su limpieza?

La visita fue convenientemente maquillada por la Conselleria de Romeva, exeurodiputado de Iniciativa per Catalunya, que en ningún momento informó de las ideas del anfitrión. Al contrario, parecía que la invitación era oficial por lo que la Embajada de Finlandia hubo de salir al paso con un comunicado en el que aclaraba que "ni el Gobierno ni el Parlamento ni ninguna otra autoridad finlandesa son los anfitriones".

Desde que empezó el procés hace poco más de cuatro años, ni Mas ni Puigdemont han conseguido ser recibidos por ninguna autoridad relevante ni en Europa ni en EEUU

Este intento de confundir ocurrió también en septiembre de 2015 al dar cuenta de la visita del entonces secretario de Exteriores, Roger Albinyana, a Washington, donde se reunió con cinco congresistas, de quienes lo único que se dijo es que apoyaban el "derecho a decidir". Los anfitriones eran el republicano Dana Rohrabacher, presidente del subcomité de Asuntos Europeos del Congreso, y la republicana por Florida Ileana Ros-Lehtinen, de origen cubano. El primero es cercano al Tea Party, la extrema derecha del Partido Republicano, mientras que Ileana Ros-Lehtinen pertenece al ala más derechista del partido, al igual que los también presentes Mario Díaz-Balart y Carlos Curbelo, asimismo republicanos por Florida y los tres miembros del lobby cubano anticastrista. Solo asistió un único congresista del Partido Demócrata, Albio Sires, representante por Nueva Jersey.

La ocultación de la filiación política de los contactos internacionales del procés alcanzó su cima a principios de 2014, cuando el presidente Artur Mas recibió en la Generalitat al dirigente de la xenófoba Liga Norte italiana Roberto Maroni. La visita no figuraba ni en la agenda de Presidencia ni los servicios de comunicación informaron de ella, pero se preocuparon de que no hubiera imágenes de la reunión, que se celebró efectivamente el 17 de enero de 2014.

Hay algo peor que no ser recibido, y es serlo por políticos de extrema derecha y de partidos populistas, xenófobos, islamófobos y euroescépticos

No deja de ser una curiosidad que mientras todo el mundo afirma que en el último año el soberanismo ha girado a la izquierda y el partido antisistema CUP hace y deshace, los anfitriones del procés sigan siendo de extrema derecha.