En el día de hoy, 27 de junio de 2022, se materializan los esfuerzos de mi equipo, la junta directiva de Foment del Treball, especialmente concienciados en que, para avanzar en la construcción de una sociedad más justa para todos, debemos fortalecer los lazos del mundo de la empresa con la sociedad.

La celebración del Día de la Empresa en Cataluña que hoy nos enmarca es un chute de moral para no rendirnos en nuestra lucha por romper con los mantras culturalmente tan arraigados, que nos encasillan continuamente como los malos de la película, al más puro estilo del empresario sin escrúpulos que protagonizó Bardem en la gran pantalla con El buen patrón. Una buena película y gran interpretación, pero un ejemplo perfecto de la estigmatización que sufrimos día a día muchos empresarios, que en nada se asemeja a nuestra realidad.

Por ello, desde Foment hemos influido en la consecución de este hito histórico, punto de partida para sensibilizar a la población sobre la contribución del empresario al progreso social y económico de Cataluña. Precisamente, en estos momentos muy afectados por la crisis que ha comportado la pandemia y la guerra de Ucrania, en que los empresarios adquieren un rol fundamental para crear puestos de trabajo y por su contribución a la cohesión social.

En este sentido, quiero recordar un claro ejemplo que pone en valor la importancia de los empresarios en nuestro tejido productivo, y que ha hecho posible que Cataluña aconteciera un ejemplo pionero en el ámbito de la innovación industrial y la creación de empresas.

El 29 de noviembre de 1833 la Fábrica Bonaplata publicaba un anuncio en la prensa en el cual invitaba a visitar sus instalaciones en el barrio del Raval de Barcelona y ofrecía sus servicios a los industriales de Cataluña. La publicación de este anuncio ha servido como fecha de referencia de la puesta en marcha operativa de las alambradas y tejidos de esta fábrica, que acontecía a partir de aquel momento la primera industria textil movida por la fuerza del vapor en el Estado español, considerándose un claro exponente del inicio de la industrialización moderna de Cataluña.

Este impulso decisivo hacia la industrialización y la modernidad en nuestro país tiene siempre entre bastidores a personas emprendedoras que, con su esfuerzo, talento y capacidad de innovación, han hecho posible los grandes cambios para generar riqueza y progreso económico en el conjunto de la sociedad. En el caso de la Fábrica Bonaplata es el impulso de tres empresarios --Josep Bonaplata, Joan Vilaregut y Joan Rull-- el que hizo posible la introducción de la máquina de vapor en Cataluña y el inicio de una nueva era industrial.

Por esta razón, pedimos a todos los grupos parlamentarios del Parlamento de Cataluña fijar el día del empresario y nos pareció como buen referente el ejemplo de la Fábrica Bonaplata. La fecha que finalmente ha elegido el Gobierno de la Generalitat, el 27 de junio, es el día señalado por la ONU desde 2017 y, por lo tanto, nos parece también de un gran acierto para compartir globalmente una celebración tan merecida.

Es cierto que la actual coyuntura económica tiene muchas incertidumbres y retos, el más profundo y relevante, las desigualdades sociales. Las desigualdades aumentan la pobreza de nuestra población y su fragmentación. La inflación, el incremento de precios de la energía, de las materias primas y de los carburantes, pueden acabar haciendo mucho daño a nuestro sistema productivo y poner en riesgo a muchas familias. Nuestra obligación como empresarios es intentar evitarlo, y la de los gobiernos tomar medidas que faciliten y no ahoguen la actividad productiva.

Por ello, animo a los empresarios a reflexionar y a comprometerse en minimizar el impacto de todos estos factores. A tomar un liderazgo con conciencia social y ánima humanista. Es importante que no tengamos miedo a entrar en profundidad y sin complejos en el debate de las ideas, para evitar que los discursos populistas contra el crecimiento económico calen en la sociedad.

Como decía Winston Churchill, “muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir, otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar, y muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro”. Las previsiones para lo que queda de año y para 2023 son francamente preocupantes, pero si gobiernos y agentes sociales y económicos remamos todos hacía la misma dirección, estoy seguro de que conseguiremos desencallar el carro por grande que sea la piedra que se cruce en nuestro camino.