Pensamiento

La puta y la Ramoneta, a tres bandas

22 enero, 2014 08:39

El Parlamento autonómico de Cataluña pide al Congreso la autorización para llevar a cabo un "referéndum consultivo" con el argumento de que recabar la opinión de los ciudadanos es perfectamente legítimo, y además constitucional. Al fin y al cabo, no se trata de un referéndum vinculante.

Negociación siempre suena bien. Salvo si el resultado de la negociación ya está predeterminado

¿De verdad? Llevamos por lo menos desde el 10 de julio de 2010 con el lema del "derecho a decidir", cuando se hizo la manifestación contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el nuevo Estatuto de Autonomía bajo el lema "Somos una nación. Nosotros decidimos". Decidir es el verbo, no opinar. El "derecho a decidir" es el fundamento del "proceso" que lidera Artur Mas, fue punto de referencia principal de la Declaración de Soberanía de hace un año, y la resolución que votó el Parlamento autonómico el 16 de enero de este año también remite a él.

Para que los catalanes puedan ejercer su "derecho a decidir" se ha llegado hasta esta resolución, en cuyo preámbulo se usan expresiones como "determinar […] el futuro colectivo" que son contrarias al carácter simplemente consultivo del referéndum, asegurando no obstante que tal referéndum "puede tener encaje en la Constitución". Finalmente se afirma que "la naturaleza consultiva del referéndum tiene que permitir aplicarlo en el caso concreto del derecho a decidir". Extraño maridaje de lo consultivo y lo vinculante en una misma frase, que sigue: "entendiendo que es la fórmula más idónea para iniciar un proceso democrático y no para definir en sí misma una realidad jurídica que dependerá de la negociación política posterior". Negociación siempre suena bien. Salvo si el resultado de la negociación ya está predeterminado: "Todo esto con el bienentendido de que un resultado favorable al referéndum debe tener como consecuencia, por exigencia del propio principio democrático, que la voluntad expresada en las urnas obligue a un determinado comportamiento político del Estado y de la Generalidad, a saber, el de negociar de manera leal y sin dilaciones el proceso a seguir para convertir en realidad jurídica aquella voluntad". Sólo es consultivo, pero al final obliga. Es la cuadratura del círculo.

Fuera poco se sabe cuánto en Cataluña se está puteando a la señorita democracia para que gane el "sí y sí"

Este mejunje argumentativo político-legal hace temer que estemos delante de la intención de cometer fraude de ley. Los juristas ya se pronunciarán sobre este respecto, lo que queda claro para todo el mundo es que se trata de un doble discurso, que se compone de una parte destinada a consumo externo -que el referéndum sería puramente consultivo y por lo tanto constitucional- y otra para uso interno, promoviendo la idea de que la "radicalidad democrática" al final se impondría a la realidad legal, y una minoría de españoles a la mayoría. Ese "sí o sí"…

Efectivamente, estamos ante el fenómeno conocido popularmente como "hacer la puta y la Ramoneta". Esta vez la puta tiene mucho de Ramoneta, porque Artur Mas presenta su "proceso" -democrático, pacífico, europeista y tal- también al resto del mundo -la famosa internacionalización- del que espera que diga que no hay nada más inocente y legítimo. Fuera poco se sabe cuánto en Cataluña se está puteando a la señorita democracia para que gane el "sí y sí".