Pensamiento

La mentira como traición a la democracia

5 octubre, 2015 01:21

"No investiremos a Mas”, ha repetido la CUP en la campaña electoral del 27S. “El nuevo 'president' no puede tener ni una sombra de corrupción ni haber sido responsable de los recortes", aseguró Antonio Baños, candidato de la CUP a la presidencia de la Generalidad una y otra vez a lo largo y ancho de la campaña electoral. Incluso tuvo la decencia de corregir a Oriol Junqueras (Junts pel Sí) cuando este mintió la noche electoral y sigue mintiendo ahora, asegurando que había ganado el sí (“Ha ganado el sí en escaños y en votos”). “La DUI (declaración unilateral de independencia) iba ligada al plebiscito: no hemos ganado el plebiscito, luego no hay DUI”, le contradijo sin matices Baños.

La manipulación del lenguaje como cáscara de la mentira es el primer paso de toda corrupción. Y la peor, por ser la raíz de dónde nace su simulación

De un plumazo dejaba a la intemperie las vergüenzas de Oriol Junqueras y del propio presidente Artur Mas, que también había mentido: “Ha ganado el sí pero además ha ganado la democracia, por tanto dos victorias en una”. La manipulación del lenguaje como cáscara de la mentira es el primer paso de toda corrupción. Y la peor, por ser la raíz de dónde nace su simulación.

La CUP se había ganado el respeto de los medios y de miles de electores que ni siquiera le habían votado. ¿Por qué? Porque la gente está harta de que la timen. Por encima de la ideología, valora la honestidad de la palabra dada, saber a qué atenerse. Y la CUP cumplía ese control de calidad democrática. Pero...

No hay mayor corrupción que la mentira, la simulación, la deslealtad, la falta de honestidad, o si quieren, convertir la coherencia en un señuelo para sacar ventaja de un valor positivo. El más sucio de los engaños.

La promesa incumplida lleva implícitos todos esos valores quebrados. Y es precisamente lo que ha hecho de la política, un estercolero. Un pacto, un contrato, se basan en la esperanza cierta de que serán respetados; si no es así, todo se vuelve mezquino, genera desconfianza y provoca recelos. Ninguna relación social sana puede surgir de tal quebranto. Muy al contrario, la ley de la selva, la ley del más fuerte, del más cínico, sustituye a las sociedades democráticas construidas a partir del contrato social que han traído a los Estados democráticos de derecho.

Teóricamente, C’s, UPyD, Podemos y la CUP nacieron por esos quebrantos. Surgieron porque los partidos asentados a partir de la Transición los habían traicionado. Era preciso abrir las ventanas, traer aire fresco a la política. Es decir, acabar con la corrupción, regenerar valores democráticos, tornarlos al ideal; cumplir las promesas electorales, es decir, ser honestos, no mentir.

Sólo cuatro días después de la promesa reconfirmada de Antonio Baños de no investir a Artur Mas en ningún caso y de ninguna manera, la han diluido en la propuesta de una presidencia compartida. ¿Compartida con Artur Mas?

Al menos, permitir a los ciudadanos transitar por el laberinto de las ideologías y sus intereses, sin trampas, para guiarse por criterios fundados y su propia libertad. Se supone que buena parte de su apoyo social proviene de esos valores. Y su ruina, estén seguros, vendrá de si cumplen o no con esas expectativas.

Sólo cuatro días después de la promesa reconfirmada de Antonio Baños de no investir a Artur Mas en ningún caso y de ninguna manera, la han diluido en la propuesta de una presidencia compartida. ¿Compartida con Artur Mas? ¿En nombre de qué? ¿De la independencia? Lo ha hecho la segunda de la lista, Anna Gabriel.

Es inaudito, un partido antisistema que va de coherente, a la primera oportunidad que tiene ocasión de ser honesto, demuestra que es más sucio que los demás. Porque no hay hedor más pestilente en las cloacas de la política que el que se envuelve en el perfume de la ética para embaucar con mayor eficacia. Prefiero a un mafioso que a un franciscano, si éste último se vale de su posición moral para engañarme. Y los militantes de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) tienen mucho de frasciscanos laicos, aunque no lo sepan. Sus contradicciones son tan evidentes como su incapacidad para verse como lo que son en esencia: independentistas.

El resto de atributos son circunstanciales, y como hemos visto, intercambiables. Comunistas que actúan como capitalistas territoriales (tras semejante contradicción aparece la patita xenófoba de “nosotros primero”, como emblema de cualquier nacionalista al uso; a nuestros primos de Jaén o a nuestros abuelos de Zamora, que les den). Independentistas para marcar la clase social que corresponde a cada cual en función de dónde ha nacido o reside del territorio español (ya que suponen que Cataluña tiene una renta más alta, excluyen a los parados de Badajoz o a los desahuciados de Cádiz para tocar a más “a casa nostra”). Un partido antisistema, anticapitalista, antieuropeísta, contrario al euro y a la democracia representativa, dopado de asamblearismo y enemigo de la propiedad privada, es decir, anti todo, resulta que no es antinacionalista. Repito, anti todo, menos antinacionalista.

Es esperpéntico que un partido antisistema que se caracteriza por pervertir el orden establecido, cualquier orden establecido, es el más empeñado en apuntalarlo. Porque no hay mayor statu quo en Cataluña que el poder del nacionalismo. Lleva 35 años en el poder a lomos del 3% construyendo la independencia. Y viene la CUP a darle el último empujón. La perversión ideológica no puede ser mayor. Este es el más claro ejemplo de que en Cataluña la izquierda ha sido colonizada por el nacionalismo. La infección es tan generalizada, que Podemos se ha contaminado con su primer aliento en Cataluña.

Es inaudito, un partido antisistema que va de coherente, a la primera oportunidad que tiene ocasión de ser honesto, demuestra que es más sucio que los demás

No podía ser de otra manera en un partido anticlerical como es la CUP, que envuelve sus dogmas económicos, paradójicamente, en dogmas religiosos. Escuchándoles parecen pertenecer a la orden franciscana. Eliminación del mérito económico, igualación por debajo de los sueldos políticos, reducción del cargo público a una legislatura... No hay mayor dogmatismo que el basado en la buena conciencia, aquel que se fundamenta en “la” verdad. Los peores crímenes de la humanidad se han hecho en nombre del bien. Nada mejor para legitimar la eliminación de la libertad, que la igualdad comunista o el amor a la patria.

Seguro que hay buena fe en muchos de ellos, seguro que la mayoría son honestos. Lo que dudo es que duden que el resto de partidos tengan una pizca de razón. Están tan persuadidos de su ideal independentista, que son incapaces de ver que ese objetivo es el más contrario a su ideario político anticapitalista. Anticapitalistas lo son sólo a nivel individual, antiempresarial, no a nivel territorial. La solidaridad económica solo alcanza los límites de su cortijo, las fronteras que han decidido instalar para excluir a los que consideran más pobres y menos demócratas. Al resto que le den. Aunque sean sus primos de Zamora o sus padres de Córdoba. (En jerga nacionalista, “espanyols de merda”, espacio común nacionalista del desprecio y justificación enmascarada de su propia xenofobia).

Mientras escribo estas líneas, han decidido enclaustrase para evitar mayores contradicciones, a los pies del castillo de Montesquieu, antigua torre de guardia del conde Guifré I el Pilós, referencia mítica del romanticismo nacionalista. Todo un síntoma de la impostura de estos chicos antisistema.

Tienen motivos para meditar. Independientemente de que finalmente se sumen a la investidura de Mas, las declaraciones y los indicios explícitos de sus contradicciones, bastan para temer lo peor de su honestidad política. Ya han dejado rastro, el número 7 de la lista, Julià de Jòdar, pidió “no dejar sólo” a Mas, calificándolo de “uno de los nuestros”. Puede que tenga razón, están más cerca de las tesis nacionalistas de Más, que de la internacional comunista.

Un partido antisistema, anticapitalista, antieuropeísta, contrario al euro y a la democracia representativa, dopado de asamblearismo y enemigo de la propiedad privada, es decir, anti todo, resulta que no es antinacionalista

Aún más explícito, fue el ex diputado Quim Arrufat que llegó a afirmar que, si CDC se "cierra en banda", la CUP cedería con la investidura de Mas "antes que hacer descarrilar el procés". Y el propio Antonio Baños ha corroborado esta tesis. Preguntado por las palabras de Baños en Vilaweb, ha sido claro: "No lo estropearemos todo y lo pararemos. No lo haremos nunca", ha proclamado. Y si alguien sigue teniendo dudas, mire con que se ha descolgado ahora el propio Antonio Baños antes del retiro espiritual en la capilla de Montesquieu: si Más quedase al margen “acabaríamos con un proceso de muchas sensibilidades, dónde hay mucha gente que lo considera un referente”.

No sé si será en esta ocasión, mal pinta tiene, pero la impostura está servida, y tarde o temprano, acabarán simulando una salida, o directamente cayendo en el dicho: donde dije digo, digo Diego. Al tiempo.

Son muchas las posibilidades de acabar ahí, porque son muchas las sensibilidades las que anidan en su seno. “Hay dos frentes que conviven dentro de la CUP en constante conflicto: Endavant y Poble Lliure (lo que antes era el marxista Moviment de Defensa de la Terra, MDT). La influencia de estos dos grupos es incuestionable, aunque el 80% de los militantes de base de la CUP no pertenecen a ninguna de ellas. Los dos mantienen simpatías y colaboraciones con la izquierda abertzale y en algunos aspectos organizativos se asemejan. De hecho, Pernando Barrena, portavoz de Sortu y EH-Bildu, ha venido a Catalunya para dar apoyo en campaña a la CUP. Unidad popular es herri batasuna en euskera... Algunos acusaron a David Fernàndez de ser 'el chófer' de ETA porque organizaba los actos de Batasuna, pero resulta que no tiene carnet de conducir. Lo que sí tiene es línea abierta con Arnaldo Otegi. En diciembre del 2012 los tres diputados de la CUP posaron en el Parlament con carteles con el número de preso de Otegi como muestra de solidaridad. Su presencia en las manifestaciones pidiendo su libertad es habitual. También Anna Gabriel tiene contactos con el movimiento abertzale. Ha sido invitada por la organización internacionalista Askapena, donde hizo tres charlas bajo el título de 'Creando poder popular, desde abajo y a la izquierda'" (Àlex Tort, La Vanguardia).

Pablo Iglesias tuvo su oportunidad en Cataluña. La ha perdido. Rectificó la crítica que lanzó contra el abrazo de David Fernández con Artur Mas y cedió como un pelele ante la consiguiente presión nacionalista. Como todos

Con estos mimbres, casi lo de menos es si votan o no a Artur Mas. El problema es si la derecha convergente quiere unirse al destino anticapitalista de la CUP. Hay que reconocer que el mondongo ideológico de Junts Pel Sí más la CUP es lo más parecido a un prostíbulo de intereses contrapuestos. Aunque si los peronistas han jodido a los argentinos durante décadas haciendo convivir en sus filas idologías de ultraderecha (López Rega), y de ultraizquierda (Montoneros), pasando por populistas de toda condición (Eva Perón y sus malas copias posteriores), ¿por qué no nos pueden joder el futuro estos farsantes dónde lo único cierto parece ser que se reduce a echar tierra encima del 3%?

Pablo Iglesias ha de aprender la lección. Tuvo su oportunidad en Cataluña. La ha perdido. Entusiasmó en su primer mitin en diciembre pasado en Barcelona. Ni una bandera y mucha esperanza obrera. La situación perfecta para restaurar una izquierda en Cataluña, ausente desde el inicio de la transición. Sólo tenía que haber arremetido contra la mayor de las castas de Cataluña, el nacionalismo. Pero hizo lo contrario, rectificó la crítica que lanzó contra el abrazo de David Fernández con Artur Mas y cedió como un pelele ante la consiguiente presión nacionalista. Como todos.

Aunque tratara ahora de enmendar el error, el mal ya está hecho. El desencanto se ha extendido al resto de descamisados de toda España. Su verborrea narcisista no podrá volver a engañar a los embaucados. Al menos en Cataluña. Sólo le queda el discurso antinacionalista de Monedero. Pero se ama demasiado a sí mismo.

El campo está yermo, Podemos Unidos, la izquierda no nacionalista en Cataluña que se desgajó de Podemos, y La Asamblea Social de la Izquierda Catalana (ASËC), que pretende reunir cualquier sensibilidad de izquierdas no contaminadas por el nacionalismo, son las dos únicas opciones para acoger a los parias de Cataluña sin que los timen con la estelada.