Pensamiento

La marca blanca

6 enero, 2015 10:53

Mas y Junqueras se volvieron a reunir. La distancia entre ambos es evidente pero también, ambos, tratan de acercar posturas a la par que endilgar al otro la culpabilidad del fracaso. El nudo gordiano de la cuestión radica en la obcecación del presidente de la Generalidad a renunciar a su lista única.

El último movimiento de Mas es estudiar las listas separadas a cambio de que su lista incluya la sociedad civil. Una sociedad civil a la que Junqueras debe renunciar. Con esta nueva apuesta, el líder de CDC quiere evitar a toda costa unas elecciones con la única marca de su partido. CDC es sinónimo de Jordi Pujol y su familia, y es sinónimo de corrupción con Oriol Pujol y el Palau de la Música. Es una marca desgastada y Mas está dispuesto a darle brillo con una refundación que pasa por un cambio de imagen en las próximas elecciones. Sabe que con la actual marca, sin incorporar a la sociedad civil y con la irrupción de Podemos sus posibilidades de éxito se reducen de forma exponencial.

CDC es una marca desgastada y Mas está dispuesto a darle brillo con una refundación que pasa por un cambio de imagen en las próximas elecciones

La tozudez de Mas defendiendo una lista unitaria no es ni gratuita ni baladí. Tampoco lo es su última propuesta de aceptar listas separadas a cambio de que la sociedad civil se quede en su casa, y con él de líder. En cualquiera de los dos escenarios, Mas mantiene su objetivo: presentarse como referente del movimiento nacionalista y convertirse en "la casa de todos", incluso de la gran mayoría de UDC, al margen de la decisión del sector más afín a Duran i Lleida. Con esta marca blanca, intenta dar un vuelco a las encuestas. Precisamente, lo que trata de evitar Oriol Junqueras. No tienen intención de que ERC renuncie al liderazgo del movimiento independentista -y menos a cinco meses de unas municipales en las que los republicanos tienen puestas fundadas esperanzas de dar un paso importante en el mundo municipal- ni tampoco renunciar a un posible sorpasso en unas elecciones anticipadas.

El margen de maniobra se está estrechando. Junqueras soporta la presión de la Assemblea Nacional Catalana y de Òmnium Cultural que se han posicionado con Mas y trabajan denonadamente para doblegar la resistencia republicana. Por su parte, el presidente catalán tiene que apurar los plazos para llegar al día 19 -día de la votación de los presupuestos- con todo atado y bien atado. Y no olvidemos que Pujol deberá declarar sobre su herencia el día 27 y, en paralelo, volverán los trabajos de la Comisión de Investigación que no dilucidará nada pero servirá para dirimir otras disputas. Una ERC beligerante contra CDC es lo que menos desea Mas.

El Día de Reyes ha sido un día de tregua. La última. Junqueras y Mas se verán las caras en más de una ocasión. El adelanto electoral sigue en vilo y la tensión en el mundo nacionalista es más que evidente. Algunos teorizan que es necesario un adelanto electoral para evitar que "la mayoría quede desvirtuada" por la aparición de Podemos. Otros teorizan justamente lo contrario. Apuestan por agotar la legislatura y afrontar entonces el nuevo proceso electoral con el nuevo mapa político de España. Tanto unos como otros, no pierden de vista cuáles son los movimientos a realizar para, en caso de que el acuerdo sea imposible, ver a quién responsabilizar del fracaso. Ahora, eso parece lo más importante.