Como dijo la escritora sudafricana y Premio Nobel de Literatura Nadine Gordimer, "la verdad no siempre es bonita pero el hambre de ella, sí".

El pasado 16 de septiembre Pedro J. Ramírez, el actual director del digital El Español, vino a Barcelona para conocer a la plantilla de Crónica Global. Dos medios nativos de internet que hace un mes anunciaron el intercambio de acciones ya que comparten una misma filosofía de entender un periodismo independiente crítico, sin concesiones a los poderes públicos, y a cualquier grupo de presión.

Al día siguiente, Xavier Salvador, director de Crónica Global, colgó en Facebook una foto de la reunión con un breve comentario diciendo que aquella tarde habíamos recibido una excelente lección de periodismo y, paralelamente, me envió un mensaje directo para conocer mi opinión del encuentro. No le contesté entonces, sino que lo hago ahora de forma pública.

Los aciertos no quedan en la retina de los lectores; los errores son lo que lastran la credibilidad del medio

Pedro J. nos contó el porqué del acuerdo con Crónica Global. Dijo que hacía tiempo que nos seguía porque le interesaba el estilo y tratamiento de las noticias; pero ha querido involucrarse con una inversión personal, al margen de la empresa, porque considera que es una inversión económica rentable (en el primer año ya ha repartido beneficios, algo inédito en los digitales de información general), y que el estilo periodístico de este medio va a triunfar porque Cataluña está huérfana de medios que defiendan con vigor y sin complejos el orden constitucional, puesto que a su entender la inmensa mayoría de los medios catalanes se han convertido en soberanistas interesados (vía subvenciones) al dictado de las consignas de la Generalitat, pese a que existe una mayoría social que rechaza el objetivo separata.

Hay dos especialidades de Crónica Global que interesaban a El Español: saldría reforzado por el flanco de las noticias de Cataluña cubiertas por periodistas catalanes que saben de qué va el relato separatista; y por el flanco de la información económica en la que tanto el director como los subdirectores (Joaquín Romero y Alejandro Tercero) son especialistas.

Nos dijo que los periodistas tenemos que buscar la verdad sin filias ni fobias. No explicitó que había que tener hambre de verdad como la Nobel sudafricana, pero sí implícitamente: tenemos que buscarla con ahínco y nos dio este consejo de gato viejo: no nos podemos equivocar, así que nunca tenemos que arriesgarnos en ser los primeros en dar la noticia si no está confirmada. Y lo explicó de forma muy gráfica: los aciertos no quedan en la retina de los lectores; los errores son lo que lastran la credibilidad del medio. El que no la tenga, está muerto.

La lección de periodismo de Pedro J. se resumió así: cuenta la verdad y nada más que la verdad (prohibido los errores), y cuéntalo de forma clara y concisa respetando las reglas de la Real Academia de la Lengua

Antes del encuentro con la plantilla departí cinco minutos con él, tenía interés en conocerme tras haber leído mis artículos. Me dijo que estaba plenamente de acuerdo con El decálogo del buen periodista que había publicado esa semana. Le respondí que era normal que coincidiéramos porque, aunque mi decálogo es de 1992, estaba inspirado en su forma de ejercer el periodismo: vales lo que das, y lo que des que sea verdad. Lo primero es evidente pero el quid y la dificultad está en lo segundo.

Por eso Xavier Salvador colgó en su Facebook que esa tarde habíamos asistido a una lección de periodismo que Pedro J. nos resumió así: cuenta la verdad y nada más que la verdad (prohibido los errores), y cuéntalo de forma clara y concisa respetando las reglas de la Real Academia de la Lengua.

Vamos, que el secreto del éxito en el periodismo, y en cualquier profesión, es el camino de la excelencia, en el fondo y en la forma. Esa fue la lección y lo que nos pidió. No se habló de política ni de ideología, sino de praxis profesional: contar la verdad y contarla bien. ¿Les parece poco?

Eso es todo amigos.