Pensamiento

La encrucijada catalana

5 octubre, 2015 01:23

Poco a poco van haciéndose evidentes algunas consecuencias políticas del 27S, más allá de los típicos análisis interesados de la noche electoral.

1. La DUI, aunque nunca fue una alternativa realista, pasa a mejor vida, incluso en las declaraciones de muchos de los más fervientes defensores de la independencia exprés. Los que entonaban el "Adeu Espanya" van a tener que esperar mejor ocasión para ver materializado su anhelo.

Los que entonaban el "Adeu Espanya" van a tener que esperar mejor ocasión para ver materializado su anhelo

2. Como consecuencia del punto anterior, y a pesar de los intentos de mantener la moral de la tropa, empiezan a aflorar síntomas de desmoralización y frustración entre los partidarios de la independencia. Esto va para largo y a algunos les cuesta asimilarlo.

3. El papel determinante de la CUP en la reelección o no de Artur Mas y, en cualquier caso, su papel de árbitro de la situación ha generado una reacción cercana al pánico entre el centro derecha independentista, que se creía que controlaba el proceso y había apostado por una clara victoria de Junts pel Sí que le permitiera gobernar el proceso sin condicionantes. El artículo de la directora adjunta de La Vanguardia María Dolores García expresa a la perfección este sentimiento.

4. La reacción de la prensa europea ha sido muy crítica con el independentismo. Europa nos mira pero, en general, nos mira mal. Si todas las regiones ricas de Europa actuaran igual que los nacionalistas catalanes, la UE estallaría inmediatamente; es el mensaje más repetido.

5. Entre los no independentistas pueden establecerse tres bloques. El síndrome de Estocolmo parece haberse instalado entre los llamados partidarios de terceras vías en sus distintas formulaciones. PSC y Podemos quieren solventar el problema con más concesiones al nacionalismo. Reniegan de cualquier imputación a quienes malversan fondos públicos aplicandolos a fines no propios de sus competencias; desde el 9N, al Diplocat, pasando por la AMI, entre otras actuaciones, en lugar de dedicarlos al pago puntual de las farmacias, la mejora de la sanidad, etc. Este planteamiento sólo puede provocar el reforzamiento del nacionalismo y permitirle que en su próximo desafío, que llegará, tenga más armas para ganar.

Querer solventar el problema con más concesiones al nacionalismo sólo puede provocar su reforzamiento y permitirle que en su próximo desafío, que llegará, tenga más armas para ganar

El segundo bloque estaría formado por el PP y los partidos y movimientos a su derecha que parecen instalados en el inmovilismo, al menos hasta que pase el 20D. Este planteamiento parece condenado al fracaso y, probablemente, ese deseo será abandonado por el propio PP.

El tercero, y para mí el único razonable, está representado por Ciudadanos, que defiende la reforma del Estado, su mejora, sin negarse a reformular el Estado autonomico pero no sólo en favor de las pretensiones nacionalistas, con, por ejemplo, un nuevo sistema de financiación, sino tambien para acabar con el adoctrinamiento en las escuelas o el incumplimiento de las sentencias en materia linguística.

Con este panorama, el único escenario esperanzador es que los no independentistas confluyan en una propuesta de reforma de la Constitución que mejore el funcionamiento del Estado de las autonomías y reconozca una especificidad catalana pero sin entreguismos que impliquen fortalecer el movimiento independentista de cara al futuro. Si en Cataluña no se reestablece el normal funcionamiento del Estado de derecho, si las escuelas continúan siendo centros de adoctrinamiento, si no cambia el panorama en los medios de comunicación catalanes, cualquier concesión no será más que una concesión gratuita que nos llevará a repetir el pulso en peores escenarios para los no independentistas.

Y, entre los independentistas, la gran duda es si en la coalición de Junts pel Sí los todavía partidarios de la globalización y de un acuerdo que solvente el sistema de financiación acabarán subordinados a las posiciones antieuropeas y anticapitalistas. Algunos comparan la situación catalana con la griega. Pero allí la coalición de Syriza con la derecha nacionalista ha optado por no romper con Europa. La CUP esta más cerca de Varoufakis que de Tsipras. Veremos lo que ocurre aquí. Lo más probable es que haya nuevas elecciones en pocos meses. En todo caso, preparémonos todos para convivir con el conflicto durante muchos años.