Ante el actual proceso electoral, es más necesario que nunca fijar la atención en un horizonte político concreto y coherente con los principios de cada uno. Desde mi experiencia profesional y política, he hallado la respuesta en el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC).

Las razones de mi decisión están fundadas en su programa. Las expongo resumidamente ya que tiene una extensión de casi 150 folios y abarca todos los aspectos de las reformas jurídicas y sociales vinculadas a los derechos humanos, así como las institucionales, especialmente las relacionadas con el modelo de Estado.

La exposición tiene dos puntos de partida. La declaración de principios del PSC, de 2008: "El rechazo y la lucha contra el sistema capitalista que degrada al ser humano, le priva de su dignidad y condena a una gran mayoría de las personas a la miseria y la explotación". Y, en relación con el momento actual, ya en el programa, se afirma: "Desde el pleno del Parlament de Cataluña de los días 6 y 7 de septiembre, cuando se intentó derogar el Estatuto de Cataluña y la Constitución en Cataluña, se ha creado una situación de inseguridad jurídica que ha generado un conjunto de consecuencias económicas que amenazan con la irrupción de una nueva situación de recesión que incidirá, de forma directa, en las capas más afectadas por la larga crisis y a las que aún no habían llegado los efectos de la recuperación".

Dos textos esenciales para comprender el conjunto del programa. El anterior presupuesto fue generado por el Govern, ahora justa y legalmente cesado, que, a lo largo de su mandato, además de otras muchas medidas antidemocráticas, ha producido un grave deterioro de derechos sociales básicos, especialmente los relacionados con la educación, la sanidad, la aplicación de la ley de dependencia, la política de viviendas sociales y muchos más, incumpliendo abierta y reiteradamente los deberes democráticos para que dichos derechos fueran satisfechos. Según el PSC, este reprochable incumplimiento ha generado "un incremento del empobrecimiento y de la desigualdad social y económica" que ha afectado a las capas sociales más débiles de nuestra sociedad.

El PSC plantea la construcción de una Cataluña con el máximo nivel de autogobierno, que incluye "el reconocimiento de Cataluña como nación", en un nuevo marco constitucional de un Estado federal con un compromiso de lealtad mutua

Para hacer frente a esta catástrofe, el PSC propone, entre otros muchos ámbitos, "un sistema sanitario para todos" que se traduce en 75 propuestas que van desde la "eliminación de las listas de espera" hasta la "muerte digna o eutanasia". Así como una decidida voluntad de acometer una estrategia contra la exclusión social y la pobreza, estrechamente vinculada a nuevas políticas para favorecer viviendas sociales.

Y para reconstruir una administración tan deteriorada y, en cierta forma, destruida, el PSC cuenta con un Pacto Nacional para la Reforma de la Administración que contempla una restauración de las instituciones públicas fundadas en la ética pública --con exclusión, por tanto, de cualquier forma de corrupción-- y de servicio a los ciudadanos --que, obviamente, incluye la lucha por la transparencia y contra el fraude fiscal--.

Resumiendo, se plantea la construcción de una Cataluña como nación --con el máximo nivel de autogobierno, que incluye "el reconocimiento de Cataluña como nación"-- en un nuevo marco constitucional de un Estado federal con un compromiso de lealtad mutua. Y aquí sitúa las consultas ciudadanas, a través de referéndums. Primero, para la aprobación de la reforma constitucional y, después, "los catalanes y catalanas deberán votar sobre el nuevo Estatuto derivado del nuevo marco constitucional". Porque "los demócratas queremos votar para decidir nuestro futuro, pero votar respetando siempre el Estado de derecho".

Es, sin duda, un proyecto político sólido y ambicioso que debería tener la oportunidad histórica de llevarse a cabo.