Independentismo no rima con realismo. Pese a que algunos gurús del secesionismo han apelado a la realpolitik, la propuesta de pacto de investidura acordada por Junts per Catalunya (JxCat) y ERC con el objetivo de convencer a la CUP para que apoyara la elección de Jordi Sànchez desborda cualquier cálculo realista y confirma que los mentores del fracasado procés no han aprendido nada.

El pleno fijado para el lunes para investir a Sànchez ha sido aplazado tras la negativa del juez Pablo Llarena a conceder la libertad y el permiso al candidato para acudir al Parlament. Pero antes de esta decisión, las dos grandes fuerzas del independentismo se habían apresurado a efectuar una serie de concesiones en el pacto que venían negociando para atraerse a la CUP, cuyos cuatro votos son imprescindibles para la elección de cualquier candidato secesionista dado que Carles Puigdemont y Toni Comín, que no pueden delegar el voto, se niegan a abandonar su escaño y ser sustituidos por diputados que puedan votar.

El documento de 46 páginas que detalla el acuerdo de investidura contiene abundante palabrería republicana, furibundos ataques al Estado español, tres vías para "construir la República" --una forma de Estado inexistente tras el fiasco de la DUI--, una carta a los Reyes Magos y "una apelación a los pueblos del mundo" para que apoyen la autodeterminación, a la que, según el mantra que repiten los independentistas tergiversando las disposiciones de las Naciones Unidas, Cataluña tiene derecho.

El proyecto establece que la non nata República debe construirse desde las instituciones de la Generalitat (Govern y Parlament), el Espacio Libre del Exilio (con su Asamblea de Representantes, su Consell de la República y su presidente) y un proceso constituyente que debe finalizar en una multiconsulta similar a la del 9N de 2014, "con todas las garantías para que participe la mayoría de los ciudadanos", dice el texto, como si los catalanes no supieran qué garantías hubo en esa consulta (sin censo, 15 días de votaciones, sin junta electoral, etcétera) o en la del 1-O, cuya legitimidad y carácter vinculante siguen reivindicándose.

De todo el entramado, lo más fantasmagórico --y un insulto a la inteligencia de los ciudadanos-- es el Espacio Libre del Exilio, como si Cataluña no fuese un espacio libre y fuera necesario hacer política desde el exilio. En realidad, todo es un montaje para que Puigdemont, al que se da ya por elegido presidente del Consell de la República, tenga algo que hacer. Pero entre sus funciones se le adjudica nada menos que la de mantener "relaciones con entidades y autoridades de ámbito internacional", olvidando que siendo presidente de la Generalitat no lo recibió nadie.

La propuesta de pacto de investidura acordada por JxCat y ERC para convencer a la CUP para que apoyara la elección de Jordi Sànchez desborda cualquier cálculo realista y confirma que los mentores del fracasado procés no han aprendido nada

Aunque el documento dice que estas instituciones fantasma tendrán carácter privado y no se financiarán con fondos públicos, se da a entender que sus trabajos y conclusiones tendrán preeminencia sobre las instituciones "del interior", sobre todo en el impulso del proceso constituyente que debe elaborar la Constitución de la República catalana.

La propuesta intenta evitar con un lenguaje equívoco y eufemístico las ilegalidades flagrantes, pero en el apartado del programa de gobierno se recuperan leyes, medidas o instituciones anuladas durante el procés como la Agencia Tributaria o el Diplocat. Esta carta a los Reyes Magos detalla medidas de contenido social para contentar a la CUP y ofrece una Arcadia feliz que contradice, por otra parte, los lamentos sobre el "expolio" y la explotación con que el Estado somete a Cataluña, según los independentistas.

Aunque no se menciona la unilateralidad, todo el documento es una declaración unilateral que pone de nuevo Cataluña en manos de los delirios de la CUP, que vuelve a ser decisiva pese a que ha perdido más de la mitad de sus votos y escaños. Se repite así uno de los mayores errores del procés.

Los propósitos del programa se compaginan mal, además, con las ideas expresadas por Oriol Junqueras y Marta Rovira en un artículo publicado en la web de ERC al día siguiente de la presentación del documento. En la línea ya expresada por el portavoz republicano en el Congreso, Joan Tardà, los dos dirigentes de ERC apelan a constituir "una mayoría más sólida, amplia y transversal para superar una división en bloques". Y añaden: "Solo podremos transformar la realidad, si acumulamos una suma democrática y pacífica ingente. Como país hemos de entrar en una nueva fase. Todo lo que hagamos --todo-- a partir de ahora ha de servir para ampliar la base". Rechazan las "declaraciones altisonantes" y los "fuegos artificiales" porque "la vía más directa para volver al autonomismo es que el independentismo vuelva a ser una minoría ruidosa que se aleje de la centralidad".

Si Junqueras y Rovira creen que el programa que su partido acaba de suscribir con JxCat responde a lo que demandan en el artículo, o siguen fuera de la realidad o practican, como tantas veces, el doble lenguaje. No se sabe cuál de las dos opciones es la peor.