Pensamiento

Independencia con freno y marcha atrás

4 diciembre, 2013 08:29

El famoso "derecho a decidir", que solicitan los nacionalistas-secesionistas catalanes, consiste en un referéndum en Cataluña donde solo los ciudadanos catalanes voten si quieren la independencia del resto de España, hurtando ese derecho a los demás españoles. Decidir si mutilamos o no la España que hemos heredado de nuestros antepasados compete a todos los españoles, porque ante la partición de la herencia todos los ciudadanos tienen algo que decir al respecto. Voces autorizadas han argumentado hace tiempo que tal derecho no existe, ni es posible, según reza nuestra Constitución.

El Gobierno de la nación ha permanecido mudo demasiado tiempo aunque haya habido puntuales referencias fundamentadas en algunos momentos, que han puesto en cuestión la deriva secesionista. Un freno importante lo ha puesto el PSC cuando en su última asamblea Pere Navarro ha sacado nada menos que el 83,5% a favor de no promover la consulta sin autorización expresa del Gobierno de España, apoyándose jurídicamente en la interpretación del artículo 92 de nuestra Constitución, según la tesis de Francesc de Carreras. Es decir, un referéndum de forma legal y posible. Posible en cuanto a la legalidad interpretativa, pero no probable ni por este Gobierno, ni por los sucesivos gobiernos que vinieren sean de derechas o de izquierdas.

Muchos ciudadanos nos hemos sentido aliviados al ver que ha prevalecido la cordura dentro del PSOE. Un nuevo freno a la secesión. Aplausos al PSC

Las últimas alusiones concretas por parte del Gobierno de Rajoy han sido bien claras y deberían servir de freno a CiU, aunque no parecen haber sido sido suficientes para parar el proyectado referéndum secesionista que propone Artur Mas empujado por ERC. El freno real hasta el momento lo había puesto el PP catalán, con ciertas veleidades como la proposición de Alicia Sánchez-Camacho de mejora de la financiación para Cataluña, que quizá fue solo un globo sonda, y que ahora se ha apresurado a revocar con rotundidad vista la reacción de las demás CCAA. Sin embargo, Ciudadanos ha sido firme en su negativa a la secesión sin paliativos y desde el principio en palabras y obras. Ahora se ha añadido el PSC, no sabemos con qué costo. Es muy probable que varios elementos socialistas engrosen las huestes independentistas de otros partidos. Lo cierto es que muchos ciudadanos nos hemos sentido aliviados y esperanzados al ver que ha prevalecido la cordura dentro del PSOE, llamado a gobernar España como en ocasiones anteriores. Un nuevo freno a la secesión. Aplausos al PSC.

Y el problema lo tiene ahora CiU porque necesariamente ha de poner el freno y dar marcha atrás en sus ilusiones independentistas o se estrella. Y lo tiene difícil. Nunca la expresión "marcha atrás" ha tenido buena prensa en la cultura española, excepción hecha de las interpretaciones erótico-recreativas. Al españolito de cualquier latitud no le gusta aceptar las equivocaciones, reconocer fracasos, enmendar errores. Carecemos de la cultura de saber aceptar nuestras equivocaciones y menos pedir perdón. Lo más frecuente entre nosotros -políticos incluidos- es mantenerse en sus trece: "Hacella y no enmendalla", o buscar excusas, subterfugios para endosarle el error a otro. Porque un inmenso error y no otra cosa ha sido esa escalada independentista que ahora hay que enmendar.

ERC junto a la CUP (el partido de la zapatilla) e ICV-EUiA seguirán presionando con sus ilusiones independentistas, no hay duda. Sacarán la gente a la calle, colgarán banderas con la estrella azul, quemarán banderas españolas y fotografías del Rey. Seguirán con la cantinela de que "España nos roba", de rechazar todo lo que signifique español y restringir el uso del idioma castellano hasta en la carta de los restaurantes. Quizá ordenar que la popular tortilla española, la humilde tortilla de patatas, en la carta de los restaurantes y bares se nombre nada menos que tortilla estatal, como ya se ha visto. Incluso, prohibir de facto el idioma español por muy lengua oficial que sea en Cataluña, aunque ERC asegura en sus programas callejeros que seguirá siendo oficial una vez alcanzada la independencia. Lo mismo que asegura que se mantendrán en la UE, en el euro y que los ciudadanos catalanes gozarán de las dos nacionalidades catalana y española. Por prometer que no quede.

Recobremos el buen entendimiento con todas y cada una de las CCAA y con los gobiernos de la nación española para afrontar unidos los retos que tenemos

No sabemos qué harán con quienes no estemos por la labor independentista, más de un 50% de la población desigualmente repartida. ¿Nos seguirán llamando "fascistas", "enemigos de Cataluña", o llenos de un espíritu mítico de cruzada imitarán la noche de los cristales rotos y nos pondrán una estrella amarilla? Estas gentes ofuscadas no tienen cura. Así que la pelota está en el tejado de CiU, que ha de rectificar aunque sacrifique al honorable Mas, convertido en mártir de la independencia, que al decir de sus cercanos ya lo tiene asumido. Si Jardiel Poncela en su obra Cuatro corazones con freno y marcha atrás da un bebedizo a sus personajes para ir descumpliendo años -el tiempo de su vida hacia atrás-, bien puede CiU imitarlo y, ya que probó el veneno secesionista de la mano de ERC, ahora debe ponerle freno con el antídoto de la cordura, dar marcha atrás a la secesión -el Estado propio-, y desandar lo andado para que siga siendo Convergència lo que tradicionalmente fue: un partido conservador, pragmático y siempre posibilista.

Que abandone las aventuras soberanistas y el pertinaz órdago al Gobierno de España porque pretender lo imposible desgasta, agota y resta votos. Son muchos los indicios de conversaciones que muy en privado están realizando distintos proderes al ver los bancos catalanes que pierden clientela dentro y fuera de Cataluña, que empresarios importantes se inquietan porque bajan sus ventas y clientes en el resto de España, y cada vez más empresas foráneas son remisas a invertir en Cataluña o negociar con empresas catalanas por la inseguridad que conlleva todo proceso de modificación política. CiU y Rajoy han de terminar con esta irresponsabilidad que a todos perjudica.

Y son muchas las acciones políticas que habrán de acometer. CiU debe terminar con el despilfarro económico desaforado en pro de la identidad catalana y aledaños. La lengua catalana está perfectamente recuperada y utilizada en todos los ámbitos sociales, lo mismo que los símbolos y costumbres catalanas. El Gobierno de Rajoy tiene dos tareas imprescindibles. Primero, frenar la contumaz ideologización que los partidos nacionalistas realizan en la escuela. Mientras se transmita en ella la animadversión a todo lo español, se manipule la historia de España hasta extremos inverosímiles, y en muchos casos se incite al odio, la recurrencia a la secesión estará garantizada. Segundo, promover inmediatamente una política lingüística de Estado que asegure la utilización de la lengua española en todas las CCAA, en todos los ámbitos sociales y en todas las situaciones comunicativas públicas, poniendo en práctica sin cortapisas el artículo 3 de la Constitución. El hecho de compartir cooficialidad con las lenguas vernáculas en algunas CCAA no debe impedir el uso voluntario del idioma español, su amplio conocimiento y uso en la escuela, sin condicionamientos sociales, ni subterfugios jurídicos.

Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Cuatro partidos: PP, Ciudadanos, PSC y CiU con freno a la secesión y marcha atrás en el tiempo para recobrar la cordura -el seny- de la situación primigenia que propició Transición política. Recobremos el buen entendimiento con todas y cada una de las CCAA y con los gobiernos de la nación española para afrontar unidos los retos que tenemos en el presente y aquellos que el futuro nos depare.