Pedro Sánchez, al contrario que Mariano Rajoy, es un pavo real, un narciso que se mira al espejo y que está encantado de haberse conocido. Se admira, y lo único admirable es haberse enfrentado a las viejas glorias del PSOE (Felipe González, Alfonso Guerra y los barones encabezados por Susana Díaz), y haber triunfado en un peligroso río Amazonas lleno de cocodrilos. Me recuerda al Tarzán de los monos, mi héroe infantil de los 60.

No sé si es mejor persona y político que su antecesor, pero síestoy seguro que cuando salga se habrá sacado de encima un pesado fardo de una tonelada, y rejuvenecido, porque a Mariano Rajoy hoy se le ve la mar de feliz, después de que Sánchez y la patulea de toda la banda se lo quitara de encima.

El lío que tiene es enorme, tras la elección de Dolores Delgado. El domingo era ministra de Justicia y ha pasado a ser la Fiscal General del Estado. Para entenderlo, doctores tiene la Iglesia, pero es una decisión tal legal como chulesca. Y, en todo caso, no es estética. No diré no ética, no me desgarro las vestiduras como Pablo Casado, que es su papel, pero hasta Iñaki Gabilondo le ha afeado su chulería.

Es de sobra conocido que el problema nacional que tiene España es el desapego emocional del 45% de los catalanes, que son muchos, pero no son mayoría. El problema no es de Rajoy, porque el problema es irresoluble. La unidad de España no peligra, pero sí la convivencia familiar y de amistad. Muchos dicen que soy tibio, pese a que no hay nadie que quiera más a España. Igual sí.

Con ser este el principal problema, no se trata del único. No estoy con los opinadores apocalípticos que hoy opinan de esta cuestión, y tampoco de la mano dura, del jarabe de palo, porque eso nutre el victimismo separatista, que es más emocional que racional. Pero lo que auguro es que la olla de grillos del nuevo gobierno aguantará unos meses, y no pasará después del verano. El Rey tenía razón, con ese comentario sobre el "dolor", porque los socialistas y los neocomunistas se repelen, mostrando una tradición de un siglo. Apuesto a que este gobierno no acabará la legislatura, porque los cinco de Podemos son incompatibles con los dieciocho del PSOE.