Titulo esta columna en alemán, a ver si nos oyen. El estilo de Draghi es algo más rebuscado, pero ha dicho lo mismo. Alemania, ayuda al resto de Europa a no caer en la recesión, que el BCE ya no puede hacer mucho más.

De la penúltima rueda de prensa de Draghi como presidente del BCE antes de ser relevado por Christine Lagarde se extrae que la economía europea se está parando y que el BCE seguirá imprimiendo dinero, pero que visto que sirve de poco, pasa la pelota a los Estados, especialmente a los que más dinero tienen.

Aunque se trata de teoría macroeconómica básica, vamos a repetirla: cuando la economía flojea, se bajan los tipos de interés y los impuestos para que haya más dinero disponible, se gaste más, y así la economía se reanime. Como indicador, la inflación, si no hay inflación quiere decir que, en un escenario normal, la economía se para. Y las previsiones para el trienio son de inflación bajísima (1%).

La creación del euro implicó la cesión de las políticas monetarias al BCE, subir o bajar tipos es su principal herramienta. Y la política fiscal, subir o bajar impuestos, sigue en manos de los gobiernos. Esta separación parece que no acaba de funcionar.

Desde el inicio de la crisis de 2007, el BCE comenzó a bajar los tipos de interés. Como la política monetaria clásica no surtió efectos, se iniciaron políticas heterodoxas, el BCE comenzó a adquirir deuda soberana y luego deuda corporativa, es decir, se puso a imprimir billetes. Pero como el dinero no reactivaba la economía real, sino que se estancaba, comenzó a cobrar a los bancos por guardarles dinero. El BCE ahora ha profundizado en sus medidas, pero ha pedido ayuda a los Estados, especialmente a los que tienen margen para gastar. Es decir, a Alemania, señal de que no tiene confianza en que las políticas monetaristas.

Las medidas anunciadas consisten en volver a comprar deuda soberana, encarecer el dinero estancado y alargar el periodo de devolución de las líneas de liquidez a los bancos. La compra de deuda está razonablemente bien, solo que ahora compra según su participación accionarial en el BCE, por lo que compra más deuda alemana que griega, por poner dos ejemplos extremos. Claro que Alemania no necesita que ayuden a su deuda, y Grecia sí. Algo hay que hacer para poder comprar la deuda allá donde más se necesita. Y aunque el BCE cobrará un 0,5% a los bancos en lugar del 0,4% actual, también ha dicho que lo hará por tramos, por lo que es probable que la medida no sea tan negativa para la rentabilidad de la banca, actor fundamental para transmitir la política monetaria a la economía real. De nuevo tras el titular sus acciones caían, pero luego se han ido recuperando.

Alemania es uno de los principales damnificados de la guerra comercial abierta entre EEUU y China, porque China ha importado, e importa, mucha maquinaria made in Germany. Y también Alemania es uno de los países más perjudicados por la incertidumbre en el sector del automóvil, una de sus industrias clave. En el trimestre pasado su economía cedió un 0,1% y todo apunta que el trimestre actual también será negativo, lo que hará que oficialmente entre en recesión.

El BCE está pidiendo estímulos fiscales en Alemania (bajar impuestos e inversión pública) para incentivar el consumo de la locomotora europea. Y lo mismo con otros países que tienen dinero de sobra, como Holanda, aunque sea una economía pequeña. El problema es que los alemanes y los holandeses son ahorradores y está por ver si por tener más dinero disponible van a gastar más.

La Unión Europea, y el BCE, quiere soplar y sorber a la vez. Estimular, pero sin que crezca el déficit... misión imposible. Tener tipos tan bajos hace que la deuda no sea un problema a corto, por lo que más pronto que tarde se liberará el límite del 3% de déficit para los presupuestos del año que viene o del siguiente a lo más tardar, la única manera de afrontar una política fiscal con garantías.

¿Presupuestos? Ah, es eso que les gusta hacer a los países serios. Nosotros no tenemos, ni parece que tengamos ganas de tener, presupuestos ni para el Estado ni para Cataluña. Y con presupuestos de hace años, o con expolio fiscal como amenazan algunos, mal vamos a afrontar la crisis que viene con una sociedad, una banca y una economía mucho más débiles que cuando encaramos la crisis pasada. Claro que pedir responsabilidad a nuestros políticos es como pedir peras al olmo...