Invariablemente, cada vez que se produce un accidente de avionetas relacionadas con el aeropuerto de Sabadell, los gobiernos de los municipios colindantes, la Generalitat, la dirección de aeropuerto como AESA (Seguridad Aérea), recurren a los “gabinetes de crisis” y creación de “comisiones” de dudosa operatividad y cuya convocatoria queda al libre albedrío de la Generalitat, para “analizar el problema en cuestión”. Así, en el 2011 se creó la Comissió Medioambiental que tan solo se ha reunido para constituirse y hacerse la foto. En el 2005 a raíz de los accidentes de Badia y Sant Quirze se creó la Comissió de Seguiment que se reunió ¡3 veces! hasta que en el 2009 la Generalitat dejó de convocarlas y se han vuelto a reanudar en el 2016 por las presiones vecinales y de algunos ayuntamientos, dejando al descubierto una insensibilidad y dejación de responsabilidades inaceptable. El ultimo accidente producido en 7 de diciembre pasado en el que fallecieron dos personas, que viene a sumarse a los 72 accidentes-incidentes producidos desde 1997 con el resultado de 37 muertos y 8 heridos graves, ha destapado de nuevo la caja de los truenos, dejando de manifiesto la justeza de la preocupación de los vecinos en torno a su seguridad.

La batería de argumentos ramplones e incluso identitarios (“el aeropuerto como seña de identidad de Sabadell”) para desautorizar la protesta vecinal ha llevado al extremo de poner en boca de la Coordinadora del Vallés del Moviment Veïnal del Vallès cosas que no ha dicho. Es falso que la Coordinadora proponga cerrar el aeropuerto. Criticar algo que no se ha dicho, responde al desconocimiento o a intereses de diversas clases. No se entiende que plantear un marco en el que dialogar sobre el destino de las 75 hectáreas del terreno público del aeropuerto sea motivo para rasgarse las vestiduras y menos cuando los contextos han variado extraordinariamente en estos años. Y es demagogo el plantear la disyuntiva “aeropuerto si o aeropuerto no”, sin más información ni debate, como lo sería plantear “¿terrenos para el aeropuerto o para residencias públicas, hospitales y viviendas sociales que tanta falta hacen en la sub-comarca?”, porque el resultado de una consulta de ese estilo está determinado por la propia pregunta. Un debate de cierto rigor debe tener en cuenta más datos y consideraciones. El aeropuerto se construyó en los años 30. Hoy, 80 años después, han aparecido nuevos municipios (Badia) y los colindantes han sufrido un enorme crecimiento, de tal forma que hoy, legalmente, sería imposible su construcción por su potencial peligro para las personas. Circunstancias suficientes para instar a que cuanto menos se valore, con criterios objetivos, la idoneidad de su emplazamiento y su utilidad para el interés general.

Un marco de diálogo en el que se aborden los pros y contras de esta infraestructura o si debe mantenerse el formato de convivencia entre empresas privadas y servicios públicos o limitarse a esto últimos como los helicópteros, o lo que podría comportar otro tipo de equipamientos en esos terrenos (puestos de trabajo, dinamizador económico directo e indirecto) para el municipio y la sub-comarca, etc, sin perjuicio de buscar soluciones urgentes para paliar los peligros de seguridad y ruidos. Una reflexión cuyas conclusiones deberían liderar los ayuntamientos del Vallés Occidental-Est colectivamente para tener más fuerza a la hora de plantearlas ante quien corresponda (especialmente el de Sabadell por ser propietario de los terrenos).

En síntesis, la apuesta por el diálogo que desde la coordinadora defendemos nada tiene que ver con los disparates de quienes nos acusan de querer cerrar el aeropuerto y si alguien tiene alguna propuesta mejor (aunque sea la de mantener el aeropuerto por los siglos de los siglos amén) que la defienda con argumentos serios en esa mesa de diálogo que venimos proponiendo desde hace años y que hasta ahora hemos recibido la callada por respuesta de las partes implicadas. 

[Firman el artículo Jordi Molins de la Federació Veïnal de Sant Quirze; Juan José Diaz de la Asociación de Vecinos de Badia; Isabel Otero de la Federació d’Associacions Veïnals de Barberà; y Manuel Navas de la Federació d’Associacions Veïnals de Sabadell].