Pensamiento

Habla, pueblo, habla!

3 septiembre, 2014 09:12

Quién me iba a decir que, casi cuarenta años después iba, yo a utilizar el título y la letra que he tomado prestado de la canción creada por el grupo Vino Tinto y popularizada por “Jarcha”, cuando el Gobierno la empleó en apoyo del referéndum de la Ley para la Reforma Política de diciembre de 1976, fecha en la que la mayoría de las izquierdas de entonces propugnaron la abstención como una manera de medir fuerzas y para oponerse a lo que se entendía como un intento de continuidad del régimen franquista.

Efectivamente, creo necesario y adecuado apelar hoy al Habla, pueblo, habla! aunque en este caso yo lo hago para mostrarme rotundamente en contra de un referéndum, cuando en 1976 con la canción lo que se hacía era promover aquel otro.

Aunque llegado por medios democráticos, el búnker del independentismo se ha instalado entre nosotros a base de treinta y cuatro años de nacionalismo obligatorio, de cuasi partido único y de una prensa también del movimiento

Y es que la letra es corta pero contundente y extraordinariamente acertada por lo que vale la pena recordarla, en este caso para ir en contra de otro nuevo búnker, el búnker del independentismo, el de otro nuevo régimen que, aunque llegado por medios democráticos, se ha instalado entre nosotros a base de treinta y cuatro años de nacionalismo obligatorio, de cuasi partido único y de una prensa también del movimiento, todo lo cual y más que les ahorro recordar, fue puesto al servicio de de las mismas trescientas y pico familias que monopolizan el poder en Cataluña desde hace generaciones, familias a las que se han unido sus bases estabuladas y un numeroso ejército de iluminados producto de la formación del espíritu nacional de la escuela catalanista.

Desde los orígenes de la España de las Autonomías, en Cataluña los gobiernos, incluidos los dos tripartidos, han estado formados por partidos de claro predominio nacionalista. La utilización de la enseñanza y la imposición del catalán que pretenden lengua única, la negación y el desapego cuando no el fomento del odio contra todo lo español ha sido alentado constante y artificiosamente mientras que en paralelo se alimentaba un sentimiento nacionalista entre determinadas minorías radicalizadas y se multiplicaba la ficción mediante creación de estructuras de "estadito de la señorita pepis" dando protagonismo y recursos a entidades y organismos con programas y actitudes claramente golpistas.

Todo ello ha ido ocurriendo por la acción de los sucesivos gobiernos autonómicos volcados en un imposible y antidemocrático proceso de construcción nacional, en contra de la Constitución y lo que es peor, en contra de una mayoría de población no nacionalista que, con su silencio, parecía renunciar a los derechos de ciudadanía que les han estado tratando de arrebatar todo este tiempo en que incluso se han atrevido a desnaturalizar hechos históricos como el tricentenario de la guerra de sucesión de 1714.

Pero frente a esos mitos, contra esas mentiras, creo que ahora es cuando de verdad "conviene segar cadenas", ahora es cuando hay que acabar con la apropiación indebida de las diadas del 11 de septiembre, que es una fiesta del todos, una fiesta que las gentes de Ágora Socialista empezaremos con una comida de hermandad para luego acudir en Tarragona a la fiesta de Sociedad Civil Catalana, una gran fiesta a la que sin duda asistirán gran cantidad de catalanes y de ciudadanos de toda España, una gran fiesta junto a una gran entidad del constitucionalismo transversal que me han llevado a recordar y recomendar la puesta en actualidad de aquella hermosa canción:

Habla, pueblo, habla!
Tuyo es el mañana
Habla y no permitas
Que roben tu palabra
Habla pueblo habla
Habla sin temor
No dejes que nadie
Apague tu voz
Habla pueblo habla
Este es el momento
No escuches a quien diga
Que guardes silencio
Habla pueblo habla
Habla pueblo sí
No dejes que nadie
Decida por ti.

Creo que la oportunidad es única para plantar cara antes de que sea demasiado tarde porque la fiebre independentista sólo nos puede traer ruina, miseria y quiebra de esa paz social de la que siempre hemos hecho gala en Cataluña.