Lo ha dicho el fiscal Javier Zaragoza. Lo que ocurrió en Cataluña fue un ‘golpe de Estado’. Esa es la tesis a la que ha llegado el fiscal Zaragoza después de cuatro meses de juicio. Duro el tema. Duro el juicio del fiscal. Pero claro y rotundo. Para quienes quieren envolver en palabras dudosas el juicio que se celebra sobre los ocurrido en Cataluña entre marzo de 2015 y octubre de 2017. La rebelión. El delito se llama rebelión. Y lo que ocurrió fue un golpe de Estado.

Que fue abortado, sí; pero fue golpe. Que no fue militar como es costumbre, o fue costumbre en España; pero fue golpe. Así de claro ha sido el fiscal. Lo manifestó en la presentación de las conclusiones. Fue lo que sostuvo al principio del juicio el Fiscal General del Estado de entonces, José Manuel Maza. Mantienen la línea en el juicio que ya se encuentra en su fase final y cuya sentencia se supone se conocerá después del verano. Hay que meditarla mucho. Hay que medirla. Mejor que pase el verano, deben comentar los jueces, y luego la sentencia. Para inaugurar un otoño caliente en Cataluña con previsión de elecciones autonómicas. Con Torra no se puede seguir.

La Fiscalía mantiene la acusación de rebelión, pero la Abogacía del Estado se aleja de la misma. Lo nunca visto. Durante este tiempo parecía que iban de la mano, pero no. Ha llegado el momento de la verdad y Rosa María Seoane, la abogada del Estado, ha negado la violencia. Dijo que no hay prueba de que fuera “estructural”, ni que se ejerciera como medio para lograr una meta. Con este informe culminó el giro impuesto por Pedro Sánchez contra Edmundo Bal. ¿Comentaba alguien algo sobre separación de poderes?

Porque Pedro Sánchez, antes de ser presidente, sintonizaba con el criterio de la Fiscalía. Ya no. Fulminó a Edmundo Bal y mantiene el Gobierno en funciones que hubo golpe, pero no de Estado. Cosas veremos, amigo lector, según transcurran estos meses de negociaciones y formación de gobierno. Cosas veremos que nos crisparán la piel, y más cosas.

Para la Fiscalía, la insurrección contra la Constitución, y más con violencia, es un golpe de Estado. Esté Pedro a favor o no. Ese es su veredicto. ¿Qué dirá el Tribunal? El tribunal que juzga puede estar de acuerdo o no con la Fiscalía. Ese es otro debate. Puede estar de acuerdo o no con la Abogacía del Estado. Sigue siendo otro debate. Tendrá que medir muy bien las palabras escritas de la sentencia porque los independentistas ya celebran los distintos criterios entre las acusaciones. Habrá que esperar a la sentencia. Eso es lo que cuenta de verdad. Entonces sabremos si hubo rebelión, si hubo sedición, si hubo desobediencia, si hubo malversación o si no hubo nada. Habrá que esperar. El verano y las vacaciones se pasan rápido. Demasiado rápido.

Pero de momento lo que sí está claro, según el fiscal Zaragoza, es lo que era realmente el procés. Sustituir un orden jurídico por otro a través de medios ilegales. Eso pretendía. Suspender la Constitución y declarar la independencia. Un auténtico golpe de Estado, penado como rebelión en el artículo 472 del Código Penal. “No se persiguen ideas políticas, ni proyectos políticos no compatibles con el orden constitucional. La razón es, ni más ni menos, que haber intentado liquidar la Constitución de 1978, un instrumento básico de nuestra convivencia. Haber atacado gravemente el orden constitucional mediante procedimientos ilegales”. En él desempeña un papel fundamental (“maquinista” de este proceso, ha dicho) el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, para el que se pide 25 años de prisión. El presidente Puigdemont está huido.

Para el fiscal Zaragoza hubo violencia “como instrumento para favorecer la independencia”. “No hacen falta armas ni militares” para que el delito sea rebelión. “Fue un ataque contra el orden constitucional, no contra el orden público, por eso no puede ser una sedición”, añadió el fiscal Zaragoza. Oriol Junqueras fue el “motor principal de la rebelión”, en la que participaron, entre otros, Jordi Sánchez, Jordi Cuixart (dueños y señores del orden público y cívico en Barcelona), Joaquim Forn, que controló a los Mossos, y la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, que desobedeció repetidamente las órdenes del Tribunal Constitucional.

Toca esperar la sentencia. Esta versión de golpe de Estado ‘a la catalana’ va a tener muchas lecturas. Muchas opiniones. Y muchos quebraderos de cabeza. En la política, en las instituciones y en la propia legislación española, bastante anticuada y fuera de actualidad. El proceder catalán ha sido una ruptura del ordenamiento español vigente. Lo admiten los promotores. Y no está amparada por el derecho internacional. Todo claro. Pero ¿ha sido un golpe de Estado?