Se supone. Porque hoy termina la prórroga concedida por el Gobierno a Puigdemont. Pero nunca se sabe. Con estos artistas de la cuerda, Rajoy y Puigdemont, nunca se sabe. Se pueden dar otra prórroga para balancearse por la arena del circo nacional. Puede que no se hayan dado cuenta, pero esta representación ya aburre. Cansa. Fastidia. Crea dolor de estómago. Tal vez al leer estas líneas el circo haya terminado y Mariano se haya hecho cargo de toda la representación. Artista único. Cataluña suya. Intervenida. Le haya aplicado el artículo 155 con mes y medio de retraso. Pero bueno, las representaciones tienen eso, se prorrogan para que los espectadores se diviertan y se entretengan. Un espectáculo más. Todos hablando de Cataluña y nadie mira la ruina de país que tenemos.

¿Tenemos o no tenemos República? Catalana, me refiero. No vayamos  a avanzar demasiado deprisa. Cualquiera contesta. Con unas horas de antelación lo normal es equivocarse. Los artistas-protagonistas son capaces de devolver el tren a las vías y ¡ale!, casi se termina todo. Casi. Porque la responsabilidad no se borra. Puigdemont, suponemos, no sabe qué hacer. Si no proclama la República sus seguidores lo pueden colgar. Ahí en el palacio donde se ha refugiado al abandonar su casa. Su familia para Rumanía y él para el Palau de la Generalitat. Presagios. Claro que como se adelante doce horas y salga al balcón... nos rompe las tribunas a los periodistas y el sofá a Mariano del salto que le hace dar. No sé a qué esperas, Puigdemont.

Se supone que tienes miedo al 155 y sus consecuencias. Pero por doce horas antes... Quedar sin aforamiento debe ser la bomba. Y la ruina. Todo el Govern, tú, Puigdemont, y la manipuladora Forcadell desfilando en fila ante la Justicia. ¡Vaya espectáculo! Supera al anterior. Más actores, más entretenido. En fin, que el circo recupera brillantez aunque los actores sean los de segunda línea.

La algarabía de los independentistas toca a su fin. Mal llevada por un Govern dirigido por Puigdemont. Mal frenada por un Gobierno dirigido por Rajoy

Llegó la hora. Llegó el momento donde Rajoy y Puigdemont echen el órdago después de tanta apuesta sin sentido. A los dos le cuesta mucho tomar decisiones definitivas. Entendemos que opinar, opina cualquiera, incluso nosotros; pero tomar decisiones es lo grave y lo consecuente. Pero alguna vez hay que tomarlas. Llegó la hora, llegó el momento, de que uno y otro se definan. Final de partida. ¿Declaración de República y el 155? Para eso no habían precisado tanta prórroga ni tanta algazara. La algarabía de los independentistas toca a su fin. Mal llevada por un Govern dirigido por Puigdemont. Mal frenada por un Gobierno dirigido por Rajoy. Dos artistas de circo que el público pide a voces (políticamente) que sean defenestrados. ¡Vaya semanitas que nos han dado!

Y a partir de hoy, cuando termine la prórroga, ¿adónde nos llevarán Rajoy y Puigdemont? Han sido los responsables del conflicto y son los responsables para terminar con el mismo. Se ha ido demasiado lejos. Ha rebasado la política. Se ha fracturado la sociedad. En Cataluña y en España. ¿Y ahora qué? Ni ellos lo saben. El procés nunca tuvo fuerza para doblegar al Estado. Pero Puigdemont se creyó lo contrario. O se lo hicieron creer. Ahora parte del PDeCat quiere la DUI, pero otra parte no. Ni hablar del tema. Pero la CUP y JxSi han estado buscando el momento de proclamar la DUI. Puede que al leer esto ya esté proclamada la DUI. Y en vigor el 155. ¡Qué final!.

Puede que Mariano Rajoy haya abandonado su actitud inmovilista y de sesteo y haya aplicado algún artículo de la Constitución. Da igual qué número. Tarde, Mariano. Siempre reaccionas cuando te coge el toro.

O puede que no haya proclamación de la DUI. Que Puigdemont retroceda. ¿Debilidad? No. Realismo. Otra prórroga. Esperar. Reforma de la Constitución. Ya escampará aunque no llueva. Aflojemos las cuerdas. Evitemos el conflicto. Recuperemos el futuro. Los incendiarios ya pagarán las consecuencias. Porque un país roto no tiene futuro. Fuera de Europa y del mundo no hay futuro. Decadencia. No estamos para eso. Estamos para ganar el futuro y recuperar el presente.