Un fiscal suizo se propone investigar al ministerio de finanzas de Arabia Saudí, pues quiere saber si se produjo algún tipo de abuso o de irregularidad en el uso de fondos públicos sauditas en la donación a una cuenta en Ginebra de Juan Carlos I. ¿Irregularidad? ¿No es sensacional? Un país fundado en la pura corrupción, en las cuentas opacas, en recibir y lavar a espuertas dinero ensangrentado de todo tipo de ladrones, el país del cinismo y de la especulación financiera por antonomasia, el paradigma del paraíso fiscal… ¡se permite hacer melindres de pureza y someter a terceros a exámenes de honestidad! A terceros, claro. No se había visto cosa semejante desde que Josu “el Ternera” fungió, gracias a la honestidad y el acrisolado sentido común del PNV, como miembro de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco.
El presidente del Gobierno promete solemnemente que “no habrá referéndum de autodeterminación nunca, jamás”, y de inmediato salta un rufián a recordarle que, bueno, que diga lo que quiera, porque también decía, hace muy poco, que los indultos son una injusticia y que nunca los concedería. Así que… “Denos tiempo”.
Y sabe muy bien de lo que habla, pues también él prometió en el año 2015 que estaría de congresista 18 meses, y ni un día más, y que para mediados del 2016 regresaría a Barcelona, capital de la República Catalana… pero estamos a mediados del 2021 y sigue el hombre en la Carrera de San Jerónimo, sacrificadamente.
Toni Cantó, que como parlamentario de Ciudadanos en Valencia ha denunciado por activa y por pasiva los chiringuitos lingüísticos creados para lucro personal de los políticos… acepta la dirección de una Oficina inventada ex profeso para él en la comunidad de Madrid… La farsa es de tan poca calidad que apenas se oyen unas risitas avergonzadas.
Durante la sesión de control al gobierno regional catalán, una diputada de Junts per Puchi se ha referido a la “mesa de diálogo” entre el gobierno regional y el nacional en los siguientes términos: “Esta farsa no se puede aguantar dos años más”.
¿Cómo que no? ¡Claro que se puede aguantar dos años más, estimada señora diputada! Dos, y los que haga falta se puede aguantar, y se aguantará, esta farsa, por más que peque de inverosímil.
“Es una farsa guiñolesca, de asunto disparatado, sin realidad alguna. Pronto veréis cómo cuanto en ella sucede no pudo suceder nunca, que sus personajes no son ni semejan hombres y mujeres, sino muñecos o fantoches de cartón y trapo, con groseros hilos, visibles a poca luz y al más corto de vista. Bien conoce el autor que tan primitivo espectáculo no es el más digno de un culto auditorio de estos tiempos; (…) El autor sólo pide que aniñéis cuanto sea posible vuestro espíritu. El mundo está ya viejo y chochea; el Arte no se resigna a envejecer, y por parecer niño finge balbuceos... Y he aquí cómo estos viejos polichinelas pretenden hoy divertiros con sus niñerías”. Prólogo a Los intereses creados, de Jacinto Benavente.