Cuando era pequeña, Julissa soñaba con tener una melena larga y lisa, igual que cualquier otra niña dominicana que hubiera heredado el cabello crespo y rizado de sus antepasados africanos. Pero los tiempos cambian, y después de muchos años alisándose el cabello con tratamientos agresivos y productos químicos, Julissa decidió que ya era hora de empezar a lucir su cabello en su forma natural.
“Antiguamente las chicas con el pelo afro éramos las chicas del pelo malo. Quedaba descatalogado salir a la calle con los rizos al aire”, recuerda Julissa, que emigró a España en 1997 y desde entonces es dueña de una pequeña peluquería “especializada en pelo afro y latino” en Mataró. “Pero, poco a poco, las generaciones que van subiendo se sienten más cómodas con su pelo natural”, añade la peluquera dominicana, mostrando con orgullo los diminutos rizos que asoman tras la colorida cinta de pelo que se coloca para trabajar.
Vídeo promocional de la Peluquería Julissa / JULISSA
¿A qué se debe que cada vez haya más mujeres afrolatinas o africanas que se atrevan a lucir su pelo al natural sin miedo a prejuicios? Julissa lo tiene claro: “En mi país cada vez aparecen más referentes con el pelo afro en la vida pública: actrices, presentadoras de televisión, blogueras… algo que antes era impensable”, dice Julissa.
Entre el grupo de blogueras destaca desde hace cuatro años la activista e influencer colombiana Cirle Tatis Arzúa, quien, con 189.000 seguidoras en YouTube y otras 98.900 en Instagram, se ha convertido en un referente mundial para muchas mujeres que viven traumatizadas por su cabello crespo y rizado.
Peinado formal en pelo afro / CIRLE TATIS ARZÚA
“Aceptar nuestro pelo natural es un tema de reconocer y aceptar cómo somos, de aceptar nuestra latinidad, nuestros orígenes”, dijo Tatis en un encuentro con mujeres afrolatinas celebrado hace un par de años en el centro Francesca Bonnemaison de Barcelona.
Entre las fans de la activista colombiana hay mujeres de todas las edades y orígenes: cubanas, venezolanas, dominicanas, estadounidenses de origen latino, adolescentes de origen africano adoptadas por familias españolas... La mayoría comparten con Tatis el hecho de haber crecido acomplejadas por un cabello que era constantemente objeto de burlas racistas y prejuicios sociales en sus países de origen y necesitan reafirmarse como mujeres una vez han decidido dar el paso de lucirlo al natural.

Como a la mayoría de niñas negras de Cartagena, a Cirle Tatis le alisaron el pelo con apenas diez años. Para ello --explicó, durante su visita a Barcelona-- su madre empleaba una crema a base de soda cáustica, un producto abrasador, usado también para limpiar los sanitarios. Más adelante, ella misma usó otros métodos agresivos, como la técnica del “peine caliente” y las planchas eléctricas. La consecuencia fue que al salir de la universidad empezó a quedarse calva, “así que decidí ponerme trenzas africanas y extensiones”, detalló Tatis a las presentes en el encuentro. Al verla con las extensiones, en lugar de con la melena lisa, su madre puso el grito en el cielo. “Me dijo que parecía una palenquera”, comentó Tatis, en referencia a las vendedoras de raza negra que se pasean por las playas de Cartagena enfundadas en exóticos vestidos de colores para atraer a los turistas.
Alisado de cabello con trenza africana / JULISSA
Los comentarios de su madre le hicieron abrir los ojos. “Aprendí que tenía que aceptar como era, que no tenía que agradar a nadie”, dijo Tatis, recordando que ese fue el momento en que decidió empezar a dejarse el pelo rizado al natural. Poco después, abría su propio canal de YouTube, Pelo Bueno, para difundir su propia experiencia con otras mujeres y compartir trucos y recomendaciones sobre el cuidado del pelo afro. Tanto en los videos de YouTube como los posts de Instagram, Tatis también difunde mensajes para impulsar la autoestima de la mujer negra y superar los prejuicios machistas o racistas a los que se afrentan. En uno de sus videos más recientes, por ejemplo, la activista colombiana identifica algunas expresiones populares en América Latina que denotan el “racismo naturalizado” existente en base al pelo, como “te voy a prender un fósforo en ese pelo”, “tu pelo parece paja”, “eres negra pero bonita”...
Acto político
Julissa está de acuerdo con el mensaje de Tatis, aunque admite que "no todo el mundo se atreve, hay mujeres que, después de tanto tiempo alisándose el pelo, dicen no sentirse ellas mismas si se dejan el pelo natural. Tiene que haber mujeres para todo”. En su peluquería de Mataró, donde la mayoría de clientas son inmigrantes latinoamericanas o subsaharianas, Julissa no tiene problema a la hora de ofrecer tratamientos de alisado o colocar extensiones. “El pelo afro puede llegar a ser muy diferente, no es lo mismo el pelo de una latina que el de una mujer africana, mucho menos manipulable. La que quiere alisárselo, es consciente de que se le aplicará mucha química”, dice.
Peluquería afro "Julissa" en Mataró / CG
Casada con un español, Julissa tiene dos hijas. La mayor le ha salido con el pelo lacio, mientras que la pequeña, de 10 años, ha heredado su pelo afro. “Dice que lo odia, que lo quiere tener como su hermana. Y yo le digo: ¿no te das cuenta?, tu hermana pasa desapercebida, en cambio a ti todo el mundo te dice: “qué lindo pelo”, explica Julissa con una mueca de desesperación.
Sin embargo, como dice Tatis, “a veces la diferenciación puede ser más peligrosa que el rechazo”. Según la activista, a nadie le disgusta ser “digno de admiración”, “pero yo no quiero ser reconocida por mi pelo, sino por quien soy, por lo que valgo”, insistió la activista, que se declara admiradora de la escritora nigeriana-americana Chimamanda Ngozi Adichie. “Leyendo sus libros, aprendí que no tenía que agradar a nadie. Y cada mañana me repetía: “Así eres, este es el pelo que tienes, te guste o no te guste. No hay otra opción”.