Galia Dvorak durante una competición en 2016 / EFE

Galia Dvorak durante una competición en 2016 / EFE

Pensamiento

Galia Dvorak, la estrella del pimpón español femenino que lucha por la igualdad de género

Dvorak revindica, desde Mataró, un deporte que se conoce muy bien y se practica, pero que no atrae a los jóvenes para federarse y competir

27 junio, 2021 00:00

Galia Dvorak (Kiev, 1988) asegura que de no haber sido jugadora profesional de pimpón, le hubiera gustado ser gimnasta, o nadadora. “De pequeña me pasaba el día dando volteretas y haciendo el mono”, recuerda. Pero el destino que le deparaba era otro. A sus 33 años, Dvorak acaba de proclamarse por séptima vez campeona de España en categoría individual de tenis mesa y este verano acudirá a sus cuartos Juegos Olímpicos.

“Lo mío con el pimpón es fácil de explicar: mis padres eran los dos jugadores profesionales, así que tuve la suerte de aprender mucho de ellos”, comenta Dvorak desde Mataró, donde reside desde hace veinte años.

Hija de un matrimonio de jugadores de tenis mesa de la exURSS, Dvorak se mudó a a España con apenas dos años, cuando a su padre lo ficharon en un equipo de Granada, y de allí fueron rotando por diversas ciudades españolas --Granada, Valladolid, Terrassa-- hasta finalmente aterrizar en Mataró, donde fichó por su primer equipo, el C.N. Mataró.

Galia Dvorak durante una competición / WIKIPEDIA

Galia Dvorak durante una competición / WIKIPEDIA

Hijas de inmigrantes

“Recuerdo que al salir del colegio me pasaba las tardes en la sala de pimpón de Terrassa donde entrenaban mis padres: jugaba, leía, hacía los deberes ... hasta que un día me dijeron, “venga, agarra la pala”. Al principio me aburría bastante, el pimpón es un deporte con mucha técnica, pero soy muy competitiva y me gusta mucho ganar, y eso me ayudó a motivarme”, explica Dvorak, recordando el primer momento en que sujetó una pala, con 7 años. Siete años después, con 14 años, ganaba su primer oro en el campeonato de España, tanto en categoría individual como doble. El logro volvió a repetirse seis veces más, la última hace una semana, en el campeonato de España 2021, celebrado en Antequera.

“Igual que con cualquier otro deporte, con tener talento no es suficiente. Yo he entrenado muchísimo, y encima he tenido la suerte de que he aprendido mucho de mis padres, algo que no todos los deportistas tienen”, comenta. Para sus padres estaba claro que su hija tenía futuro como jugadora de tenis de mesa, e insistieron para que se dedicara, aunque ella nunca tuvo una fijación clara de lo que quería ser de mayor. “También quería ser médico, veterinaria...”, bromea.

La semana pasada, Dvorak volvió a imponerse como campeona de España en categoría individual al derrotar a su rival, Sofía-Xuan Zhang, una gerundense de origen chino de 21 años, considerada la promesa española del tenis de mesa. “Es curioso que las dos seamos hijas de inmigrantes en España, pero eso no ha supuesto nunca ningún problema para estar en la selección. Y si lo ha sido para alguien, peor para ellos”, comenta Dvorak, a quien no le extraña nada que las mejoras jugadoras de pimpón del mundo sean chinas, o de origen chino.

Más técnica que físico

“China sigue siendo el gran referente del tenis de mesa, allí es un deporte super popular, todos los deportistas son estrellas, es muy difícil hacerles frente. Por volumen, tradición y conocimientos, ganarlos se hace muy difícil”, dice Dvorak, convencida de que en Tokio tendrá que enfrentarse a rivales chinas, pero irá a por todas.

“Un buen jugador de pimpón tiene que ser una  persona muy disciplinada y fuerte mentalmente. Estás tú frente a tu rival, lo tienes muy cerca, la mesa no es tan grande, así que el juego mental es muy importante. Luego está la disciplina y la técnica, que también es muy importante, además de que hay que estar muy entrenado”, dice.

La jugadora de la selección española femenina de tenis de mesa Galia Dvorak / EP

La jugadora de la selección española femenina de tenis de mesa Galia Dvorak / EP

 

En España hay actualmente cerca de 12.600 jugadores federados de tenis mesa. Se trata de la cifra más alta de los últimos diez años, pero sigue resultando ridícula si se compra con otros países europeos como Alemania o Francia, con más de 200.000 jugadores federados

“En España, todo el mundo conoce el pimpón, lo ha jugado alguna vez en el camping o en casa de sus tíos, pero nadie lo practica a alto nivel. Y es un deporte muy completo y muy interesante, más allá de un juego. Para conseguir que se popularice hace falta voluntad por parte de los de arriba y mucho trabajo de picar piedra”, dice Dvorak.

Una de las ventajas del tenis de mesa es que no es un deporte tan condicionado a las limitaciones de edad. “Es un deporte muy físico, pero también muy técnico. “¡Hay jugadores muy muy mayores!”, exclama Dvorak. Y añade: “Yo ahora, con 33, tengo los dos, el físico y la técnica, pero de aquí a veinte años me puedo apoyar más en la técnica”, dice. Y pone como ejemplo su victoria reciente contra Sofía-Xuan Zhang, diez años menor que ella. “Estaba muy preparada mentalmente para el partido, y me ha salido bien”, dice.

Buscar más mujeres federadas

El confinamiento supuso una interrupción de los entrenamientos, pero los últimos seis meses ha podido retomar la rutina habitual, unas tres o cuatro horas al día, que a partir de ahora se intensificarán por la proximidad de los Juegos Olímpicos de Tokio.

“Serán sin duda unos juegos diferentes, pero después de haber sido atrasados un año, y de dónde venimos, serán también muy emotivos”, dice. De los cuatro juegos olímpicos en los que ha participado --Pequín, Londres, Río-- no tiene duda que los de Pequín, en 2008, fueron para ella los más especiales. “Tenía 20 años, eran mis primeros juegos, y en China el deporte es tan popular que fue una experiencia no comparable a ninguna otra. Allí es un deporte que está en otro nivel”, dice.

Más allá de jugar a pimpón, a Dvorak le encanta ir a la playa y jugar con su gato, protagonista de su Instagram. Cuando se retire, tiene pensado dedicarse a la política deportiva, un mundo en el que ya ha empezado a poner los pies. Dvorak está en la junta directiva de la Unión Europea de tenis de mesa (ETTU), en calidad de presidenta de la comisión de atletas, y es vicepresidenta de la Comisión de atletas de la Federación Internacional de tenis de mesa. También está involucrada en temas de igualdad de género dentro del deporte, “algo que como mujer me ha afectado a lo largo de toda mi carrera”, reconoce.

En España, la desigualdad en el tenis de mesa viene muy marcada por el hecho de que muy poca gente lo practica, especialmente mujeres (representan alrededor del 10% de los jugadores),”lo que explica que cuando era pequeña nadie viese la desigualdad como un problema”, explica. Sin embargo, la desigualdad sigue existiendo, desde diferencias en salarios y calidad de los premios “al hecho de que hoy sigo cogiendo un catálogo de material deportivo y no aparecen mujeres”, detalla.

Mataró, lugar para vivir

Por otro lado, Dvorak es cofundadora de Ping Ponged TV, un canal de Youtube dedicado a tenis de mesa, con 2,73 millones de seguidores, que fundó junto a su excompañera de dobles, la sueca Matilda Ekholm. “Ahora, con la cuestión de los Juegos lo tengo aparcado, pero el plan es seguir adelante, porque además nos lo pasamos muy bien”, explica Dvorak. El canal, en inglés, incluye desde vídeos sobre técnica, a rallies y entrevistas a jugadores internacionales famosos.

Después de haber participado en torneos por todo el mundo, Dvorak sigue creyendo que Mataró es el mejor lugar para vivir. “Quizás no sea la ciudad mas bonita del mundo, pero está cerca del mar, cerca de Barcelona, tiene buen clima... no sé, me siento muy de Mataró”, reconoce. ¿Mantiene alguna tradición familiar rusa en casa, como beber té o tomar sopa okroshka en verano? “La verdad es que soy muy de gazpacho y de café”, se ríe, “pero seguro que tengo algo de rusa, se lo preguntaré a mi novio”, sentencia.