Los periscopios del mundo globalizado estaban atentos a un posible acto de dominio chino de Taiwán, con lo que nos iban a faltar semiconductores pero las tragedias de la historia dieron preferencia al maremágnum del aeropuerto de Kabul. Ahora habrá menos litio en el mundo. Al caer el muro de Berlín, Fukuyama habló del final de la Historia. La hipótesis ahora suele considerarse un fracaso pero es que la historia es abrupta e interminable. El anuncio se circunscribió a la caída del comunismo y el mundo siguió ejercitándose habitualmente en el conflicto, de Yugoslavia a Afganistán. En casos así, grandes aludes de buenismo pretenden dar con la solución benéfica para todos, algo inexistente. A los pocos días de la conmemoración del 11-S y con el riesgo de que Afganistán vuelva a convertirse en refugio del terrorismo islamista, ¿quién no ha creído tener el código final para que el mundo entre en razón y viva en paz?

Se exigía que el Consejo de Seguridad pautase una tregua, otros querían que la OTAN actuase o que la Unión Europea impusiera sus modos --más de norma que de fuerza-- asumiendo de una una vez por todas el peso geopolítico que le corresponde por su dimensión geoeconómica. Pero ni los cascos azules sor un prodigio operativo, ni hay un predominio claro en el Consejo de Seguridad, ni los socios europeos hacen la debida aportación presupuestaria a la OTAN ni la Unión Europea es capaz de dirigir el trafico en el Trastévere.

Con la enorme pujanza de China en todos los órdenes, de poco le iba a servir a los Estados Unidos mantener una ficción de estabilidad cuando Pekín es ya una gran potencia. Fue algo “naif” confiar en que Occidente, ese notable armatoste, se pusiera al frente del desfile de la paz. Certeros analistas como Kishore Mahbubani de Singapur llevan tiempo advirtiendo que Occidente pierde fuelle y que en Asia está la nueva singladura. La porción europea de la economía global seguirá decreciendo. Fundamentalmente, Occidente carece de estrategia como es notorio en Europa aunque la retirada norteamericana de Afganistán --tan denostada-- sea un cambio de rumbo geoestratégico que fatalmente ha dejado a los afganos sin ley y a las afganas con burka, Así es la Historia, ahora con Rusia maniobrera, China absorbente y un Irán que mueve sus piezas en el tablero del nuevo desorden mundial. En un trimestre nos habremos olvidado de Afganistán.