El título tiene una respuesta inmediata: Parece que a todos no, por lo que éste artículo debe dirigirse a todas aquellas personas, ciudadanos, a quienes sí nos duele y mucho lo que está aconteciendo en nuestro país, en nuestra nación, y lo que están haciendo con ella. Y creo poder afirmar que ese colectivo social es abrumadoramente mayoritario pero está silencioso y silenciado por una minoría de voceras enfermos de supremacismo, incultos, perezosos y oportunistas que gritan, hacen mucho ruido, insultan, agreden y cuando pierden el control que es casi siempre, siembran el pánico encapuchados incendiando y destrozando todo aquello que se les pone por delante.

Definitivamente éste artículo va por todos los demás.

Me duele España al ver cómo la estamos maltratando y no puedo concebir pertenecer a un país, quizás el único en el mundo que está sufriendo ataques sistemáticos ante la indiferencia general.

En mi ya larga vida he conocido y mantengo una antigua amistad con personas que creen y defienden posturas socialistas, al igual que otros ideas de derechas más o menos radicales así como liberales y otras variantes ideológicas, pero con todos ellos siempre he compartido el espíritu de pertenencia a un gran país que representa una historia cultural de la que el mundo no puede prescindir.

Absolutamente todos ellos, tras años de una larga dictadura confiaron y desearon una resurrección de España en democracia, progreso y modernidad. Como catalán he conocido a muchos y buenos catalanes, catalanistas orgullosos de nuestra condición también con la idea de pertenencia a nuestro gran país.

Ya Miguel de Unamuno acuñó la frase Me duele España y hay que preguntarse. ¿Qué ha podido pasar para que ahora a tanta gente nos tenga que doler España? Es complejo pero simple.

Cuando la soberbia, la codicia y el supremacismo envenenan a ambiciosos líderes como Pujol, Mas y los sucedáneos, sabedores de su impotencia y mediocridad, se transforman en portadores del contagio derrochando odio hacia todo lo que nunca alcanzarán. Solo culpando e insultando a todo aquello que les sobrepasa pueden verter su veneno en España porque les aterra su poder y porque además está llena de españoles que son como ellos y con los que muy a su pesar se identifican.

Resultado. Rasguémonos las vestiduras. Pero el gran peligro de esos gurús surge cuando entre sus acólitos aparecen niños de casa bien que no saben lo que son ni lo que quieren, eso sí, de marca y moda, que calzan deportivas de diseño y coronan capuchas para incendiar todo aquello que odian pues no tienen idea de cómo alcanzarlo ni cuál es el camino de la honestidad, la cultura y el trabajo.

Ésta referencia lógicamente se dirige a separatistas de aquellas comunidades infectadas. Pero hay algo sumamente más preocupante en el dolor y es haber permitido con nuestros votos y/o personalismos que democráticamente se haya constituido el peor gobierno de la historia precisamente en la etapa más débil de España en nuestra reciente historia. Gente gobernando sin control con mando y responsabilidades que pretenden hacer de nuestro país una dictadura bolivariana obligando al silencio a la mesa del Consejo de Ministros solo para salvarle el pellejo al Jefe.

Nos debería doler profundamente España viendo las caras de ilustres juristas o expertas en economía callando ante posiciones económicamente insostenibles o furibundos ataques contra las fuerzas armadas, cuerpos de seguridad o a la Corona simplemente porque molestan a los tiranos de extrema izquierda.

No es comprensible que aguantemos tanto dolor viendo a una España tambaleante, trémula, arruinada social y económicamente con nuestros mayores que nos han ofrecido todo, muriendo en nuestros brazos, con muchos medios de comunicación manipulados, cuando no comprados, cercenando la independencia de prensa  y periodistas, mintiendo descaradamente y silenciando aquellas voces discordantes que claman por la libertad, la unidad y la justicia social.

Pero me da miedo ese dolor ciudadano pues todo tiene un límite y cuando el pueblo no soporte más el sufrimiento y vea rota su alma y arrugado el corazón, se activará como un volcán arrasando todo aquello que a su paso encuentre

Por todo ello y en previsión de males mayores, el Foro España dentro del conjunto de Unión de Sociedades Civiles (USC) pretende apelar a la unidad y a la concordia entre todos los sectores sociales y políticos pues cuanta más masa crítica se consolide mucho mayor será la energía de la ciudadanía. Personalmente invito desde ésta tribuna a sumarse al movimiento civil a todas aquellas personas que, como a mí, les duela España.