La política catalana y española deja algunas imágenes y provoca diversas reflexiones. La primera es acerca del expresidente de la Generalitat, Artur Mas. Es el más listo de la clase. Se podría decir que es un superviviente. Y no hay que olvidar que es hijo político e intelectual de Jordi Pujol. La semana pasada, el 23 de febrero en concreto, se cumplió todo un periodo muy complicado para Mas. Ese día dejó de estar inhabilitado. Y creo que si se presenta como candidato del PDeCAT estoy seguro de que ganará las próximas elecciones. 

Como se trata de un político con experiencia, y como es un gato escaldado, no hará las tonterías de sus antecesores. No se la jugará como se la jugó el de Waterloo o el títere de Torra. Y es que Mas es, de largo, quien más cabeza tiene. Estos días ofreció las bases para que el Consell per la República dirija el proceso separatista: es la erótica del poder de Artur Mas en estado puro. 

Otra cuestión importante se dirime este miércoles en la Moncloa. Se verán las caras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente catalán, Quim Torra, aunque no llegarán a ningún acuerdo. Nadie duda de que, a la larga, romperán. Lo saben todos, porque Torra es un títere de Puigdemont. 

La única duda se centra en el tiempo que dure el teatro. Al PSOE y a ERC les interesa que sea un tiempo largo. Y no estoy seguro de que al huido de Waterloo le interese el juego. La prueba la tendremos en la convocatoria electoral. Si a todos les interesa ganar tiempo, las elecciones serán en otoño. 

La política catalana se centrará, por tanto, en tres actores distintos, que son enemigos entre ellos: los socialistas, Oriol Junqueras y la banda de Puigdemont. La CUP, los Comunes, PP y Ciudadadanos no cuentan. 

El objetivo de Pedro Sánchez, en cambio, no es traicionar a España, como denuncian las tres derechas, sino convencer a los constitucionalistas catalanes de que los socialistas tienen miras más altas para negociar con el bloque separatista. Pedro es un tipo listo. Es el acuerdo imposible que se iniciará en la tarde de este miércoles. 

La otra pata que centra la política española es la Opa hostil del PP a Ciudadanos. Y es que Pablo Iglesias va a comerse a Ciudadanos, porque al partido de su fundador, Albert Rivera el Breve, le quedan dos telediarios. Fue bonito cuando era equidistante entre la derecha y la izquierda.

El PP, el 5 de abril, recibirá un golpe duro por haber sustituido a Alfonso Alonso por Carlos Iturgaiz, contra la voluntad del PP vasco. Casado ha hecho un gran favor al PNV y al Partido Socialista Vasco.

Los populares vascos no tenían mancha de corrupción no porque los vascos sean más honrados que el resto de españoles, sino porque ETA lo centraba todo, con todos los políticos vascos enfrascados en la cuestión del terrorismo. Sin la amenaza del terrorismo, el gobierno nacionalista tendrá parecidas corruptelas que en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia o Palma.

Lo que se puede decir es que ha hecho bien Núñez Feijóo en decir no a su jefe de Madrid, y ha evitado ese acuerdo con Ciudadanos en Galicia. El objetivo de Casado es reforzarse para cortar el paso a VOX. Se trata de la Opa hostil a Ciudadanos.