"Tienes una llave ¿verdad? / Y una piqueta... y un hacha... / Y una mecha encendida. / Y una escoba... / Y unos ojos sin párpados... / ¿No es así? / Tú eres…¡tú eres!".

Pedro Sánchez, el responsable del futuro de España. Ni que el admirado poeta zamorano de Tábara lo hubiese previsto. Los acuerdos de Pedro para sentarse en la silla del poder marcarán el futuro de este Estado llamado España. Para bien o para mal. Veremos. Habrá que esperar las consecuencias. Muchas cabezas pensantes vaticinan lo peor. Precio muy alto por conservar el poder. O aspirar a él. ¿Qué tendrá el poder? Quien lo toca no quiere despegarse. Con excepciones muy honrosas. Pero la mayoría pretende pegarse a la silla para el resto de sus días.

Acuerdos con Unidas Podemos. Acuerdos con ERC. Acuerdos con PNV. Acuerdos con diputados regionalistas. Todos piden llenar la alforja. ¿Hay para tantos? Algunos piden el cielo, otros la independencia. ¿Hay para tanto? Con que haya para tres a Pedro le vale. El resto que se pudra. ¿Existe el oeste en España? Para Pedro no. No se ha enterado. No se ha enterado que la vida política en España ha cambiado. Hay que pactar con todos, no sólo con los nacionalismos. El resto de España, el oeste, puede cavar tu tumba política, Pedro Sánchez. Las inundaciones de León son el preaviso. Luego vendrán las inundaciones políticas y, tanto Pedro como Pablo, podéis quedaros sin salón y sin sillas. Cuidado Pedro y Pablo con el oeste.

Hay demasiadas cosas difíciles de entender. Se podrían escribir más de un libro con lo ocurrido las últimas semanas. Los días que cambiaron España... para peor. Según auguran algunos de los pocos cerebros políticos que quedan. Las consecuencias serán muy serias. Las consecuencias marcarán de nuevo la historia de España. No ha habido ningún comienzo de siglo, primer cuarto, que no marcase el futuro de España. ¿Y éste? Esperar. Pero los últimos acontecimientos inducen a pensar que también será marcado por lo que acontezca en los próximos años. En los próximos meses. No recoger la antena. ¡Qué año 2020 nos espera! Y es bisiesto. Sólo lo cito. ¿Y? Por nada, por nada, como decían los abuelos. Ahí queda.

Se han necesitado cuatro elecciones para entender que la política en España ha cambiado. Se han gastado millones en pretender reconducir la política hacia un nuevo bipartidismo. No se ha conseguido. El país ha cambiado y hay que gobernar de otra manera. Se precisan acuerdos. Se precisan coaliciones. Pero sensatos. No a cualquier precio. Porque entonces la política pasa a ser una subasta. Todos a pedir o chantajear. Si no hay equidad también el oeste quiere su parte. También León quiere su parte y ser protagonista. Ha empezado a despertar. Si triunfan los partidos nacionalistas, o regionalistas o provincianos... pues todos a competir. León también quiere el suyo y su parte de la tajada. Nueva política, distinto patio para competir en la política.

Pero Pedro Sánchez habrá atado bien las cuerdas, los pactos. Que no le ocurra como el pasado 5 de marzo cuando tuvo que disolver el Parlamento y convocar elecciones al ser imposible aprobar los Presupuestos. Se necesitan unos Presupuestos nuevos y adaptados al nuevo año 2020. Ahí se la juega de nuevo si gana la próxima investidura.

Habrá nuevo Gobierno y ya hay nuevo programa de coalición. No parece tan fiero como lo pinta la derecha. Y seguro que Pedro y Pablo no van a tener prisa en aplicarlo. Que nadie se alarme. Irán despacito. Muy despacito. Que no se alarme la UE. Que no se alarme el mundo financiero. Se aplicará muy despacito. Y habrá reuniones, grandes comidas en hermosos restaurantes entre los grandes banqueros y el nuevo vicepresidente Pablo Manuel Iglesias. Para conocerse, para borrar el alarmismo, para disfrutar del poder con cautela, pero con aspiraciones. Cuidado Pedro porque Pablo Manuel quiere ser presidente. ¡Uf! Lo que faltaba. Ni mencione tal cosa. Despacito se llega lejos. Felipe González abandonó el marxismo y... fue presidente. Pablo Manuel Iglesias abandonará el marxismo... para ser presidente. Irá despacito, pero te comerá el terreno Pedro Sánchez. Ya tiene el camino marcado.

Nuevo año. Nueva página en blanco para rellenar. Con el cambio de año parecía que las campanadas no sonaban bien. Como cuando se les pega a las mismas un folio. Se cambia el sonido. Se supone que sólo doblaban por el funesto año que se fue. Que no doblaban por la Constitución. Se supone. Porque si Sánchez mantiene la "mesa entre gobiernos" habrá que despedir a la actual Constitución. Si mantiene el referéndum, o consulta como dice Iceta, habrá que ir pensando en una nueva Constitución. Si concede el indulto a los presos del procés para que Junqueras aspire a la presidencia de la Generalitat entonces ya no hay Constitución. A eso aspiraban los de ERC desde el principio. Lo tenían claro. Era su oportunidad y parece que lo han conseguido. ¿Y luego? Luego vendrá la independencia. Ahora o nunca, se decían a sí mismos. Ya lo tienen. Veremos cómo vendes los pactos Pedro Sánchez.

En principio, el 7 de enero será Pedro presidente. Rápido. Que no se rebelen los socialistas por las concesiones hechas a ERC. ¿Existe el PSOE? No. Sólo existe Pedro. Tú eres el PSOE, Pedro Sánchez. ¡Tú eres, Pedro, el enviado de Dios! ¡Tú eres, Pedro, el responsable! ¡Tú eres!