La opulenta familia madrileña Entrecanales, al timón de la constructora Acciona, no se arredra ante las turbulencias que azotan el sector de las energías renovables. Esta semana formalizó en la Comisión Nacional del Mercado de Valores los trámites preparatorios de la salida a bolsa de su subsidiaria Acciona Energía. La operación reviste las características de un petardazo puro y duro. Además, su cuantía es descomunal.

Consiste en colocar alrededor del 25% de las acciones entre inversores institucionales. Se calcula que Acciona percibirá por ese trasvase la friolera de 2.500 a 3.000 millones. Tras semejante festival dinerario todavía retendrá tres cuartas partes del capital. O sea, que seguirá dominando a su antojo los destinos de la empresa.

De hecho, el consejo de administración de Acciona Energía está copado por miembros de la saga y directivos o amigos nombrados por ella. Lo encabezan José Manuel Entrecanales Domecq y su primo Juan Ignacio Entrecanales Franco, que a la vez son presidente y vicepresidente de la corporación Acciona. Uno y otro figuran entre los ejecutivos más espléndidamente retribuidos de toda Europa durante el pandémico año 2020. El jefe supremo José Manuel cobró por todos los conceptos 35,5 millones y Juan Ignacio, 19,4 millones.

El salto al parquet de la filial de Acciona acontece en un momento especialmente complicado para el ramo de las energías no contaminantes. Éste ha vivido en los últimos años una especie de fiebre inflacionista. Al calor de la especulación, varias sociedades de la especialidad amagaron con desembarcar en el mercado de valores. Pero han tenido que desistir y se han largado con el rabo entre las piernas, como es el caso de OpdEnergy y Capital Energy. Por su parte, otras que ya cotizan, como Ecoener, Solarpack y Soltec vienen experimentando en los últimos meses fuertes desplomes.

Tales circunstancias no parecen amedrentar a los Entrecanales, pues acaban de encargar la colocación del papel a varios bancos internacionales de primera fila. Han incluido en la lista a la financiera Bestinver, que pertenece a la propia dinastía. Es decir, se han contratado a sí mismos, al estilo de Juan Palomo.

El germen de este influyente grupo de la Villa y Corte arranca de la construcción. Gracias al ladrillo y las hormigoneras, sus fundadores forjaron en pleno franquismo un enorme patrimonio. Pero lo mejor estaba por venir.

Efectivamente, los oligarcas de Acciona han soltado en las dos últimas décadas algunos de los mayores puntazos especulativos que jamás ocurrieron por nuestras latitudes.

Fueron protagonistas, por ejemplo, del estratosférico cambalache de la telefónica Airtel, hoy titulada Vodafone España. Compone una de las demostraciones más exacerbadas del agiotismo mesetario. Los apaños correspondientes se realizaron al filo del cambio de milenio. Fruto de ellos, los Entrecanales se llevaron al zurrón la insignificancia de 2.650 millones de euros por el paquete que poseían en dicha compañía, con lo que multiplicaron varias veces los fondos aportados.

La suma palidece ante la que a continuación iban a embolsarse con Endesa. Este gigante eléctrico estatal absorbió en el curso de su existencia un puñado de firmas competidoras, entre ellas las catalanas Fecsa, Enher e Hidruña, la andaluza Sevillana y la galaico-asturiana Viesgo. Entre pitos y flautas, llegó a acaparar la mitad de la capacidad nacional de generación de kilovatios.

Luego, los gobiernos de turno decidieron privatizar Endesa, pero el asunto se les fue de las manos y acabó convertido en una merienda de subsaharianos. El caso es que se libró una batalla campal de opas y contra-opas. Los Entrecanales se apuntaron a ella con fruición hasta hacerse con un 25% de Endesa. Redondearon la faena en febrero de 2009, cuando endosan ese lote a la poderosa entidad pública italiana Enel, por el precio de 11.100 millones, en el que iba incluido un beneficio asombroso.

Nunca estirpe alguna propinó antes por nuestros andurriales un gatillazo tan espectacular como ese, y a la vez, tan ferozmente lesivo para los intereses de la economía española.

Si los Entrecanales superan la tormenta que azota el sector de las energías renovables y su planeado estreno bursátil resulta exitoso, podrán ufanarse de haber añadido otra dorada muesca a su lista de negocios astronómicos.