Un año más, quien busque una gran seguridad en sus inversiones deberá conformarse con una rentabilidad nominal mínima. Los depósitos a plazo fijo tienen un riesgo nulo (si no superan los 100.000 euros) de pérdida del capital invertido. No obstante, también poseerán un escasísimo atractivo, consecuencia del reducido tipo de interés que proporcionarán. En 2017 creo que estará en torno al 0,15%, la media ponderada ofrecida en septiembre de 2016 por los contratados al plazo de un año.

Una situación similar sucederá con las letras y bonos del Tesoro español emitidos a un período inferior a 3 años. En la última subasta, en todos los plazos indicados (3, 6, 9, 12 y 36 meses), ofrecieron rentabilidades nominales negativas. El aumento ya observado de la inflación, la disminución del volumen de compras de activos por parte del BCE y las subidas de tipos de la Reserva Federal pueden hacer que dichas letras y bonos, en los plazos más largos, ofrezcan un tipo de interés positivo. No obstante, dudo mucho que éste supere el 1%. Un aspecto que llevará al ahorrador conservador a perder poder adquisitivo en 2017, pues es bastante probable que la tasa de inflación media en España se sitúe por encima de dicho nivel (en diciembre de 2016 alcanzó el 1,5%).

En el actual ejercicio, los bancos intentarán trasladar una parte del dinero invertido en depósitos a plazo fijo a fondos de inversión. El motivo principal es que, a diferencia de lo que normalmente sucede, pagan más por la financiación obtenida de los depositantes que por la concedida por el BCE (la facilidad de depósito está en el -0,4%) u otros bancos a través del mercado interbancario (el 29 de diciembre el euribor a un día se situó en el -0,355%).

Un año más, quien busque una gran seguridad en sus inversiones deberá conformarse con una rentabilidad nominal mínima

Los fondos ofrecidos tendrán su capital invertido preferentemente en renta fija, variable o en ambos tipos de valores. A sus clientes les dirán que pueden escoger entre los de gestión pasiva o activa, pero les recomendarán los segundos, pues la comisión de gestión percibida suele ser más elevada. Los primeros replican prácticamente la composición de un índice, por ejemplo, el IBEX 35. En los segundos, la determina el gestor, quien teóricamente es un especialista y, por tanto, debe lograr superar la rentabilidad del índice de referencia.

Fíjense bien: he escrito en teoría. En la práctica, numerosas veces sucede lo contrario. El especialista no la mejora, sino que la empeora. Los motivos pueden ser diversos: incapacidad, mala suerte o adquisición de los valores que más le interesa a la entidad financiera en lugar de al cliente. Debido a ello, mi recomendación es clara: si han decidido invertir una parte de sus ahorros en un fondo, elijan uno de gestión pasiva, excepto que tengan un gran confianza (ustedes, no el comercializador) en su gestor.

Si invierten en renta fija a largo plazo, o disponen ya de un fondo que tenga invertido todo su capital en dichos valores, prepárense para para perder dinero en 2017. No sólo perderán poder adquisitivo, sino que obtendrán una rentabilidad nominal negativa. El mercado de renta fija a largo plazo funciona igual que los funiculares: si sube uno, baja el otro. El primero es el tipo de interés de los bonos a 10, 15 y 30 años, cuyo aumento será principalmente consecuencia de las expectativas de incremento de la inflación. El segundo es el precio de dichos bonos. Si éste baja, también lo hace el valor del fondo de inversión. Por tanto, el resultado es la pérdida de una parte del capital invertido. Desde mi perspectiva, dicha situación sucederá tanto en Europa, como en Estados Unidos y en la mayoría de países emergentes. Si no cambia la actual coyuntura económica mundial, la tendencia indicada se prolongará como mínimo a 2018.

La inversión en un fondo de renta variable implica la compra indirecta de acciones. En el actual ejercicio, el IBEX, la mayoría de índices bursátiles europeos e incluso los norteamericanos tienen una magnífica perspectiva. No obstante, espero una subida notablemente menor de los terceros que de los anteriores. Los principales motivos son dos: las bolsas de EEUU están más caras que las europeas, y la Reserva Federal previsiblemente realizará varias subidas de tipos de interés en el 2017 por ninguna el BCE.

2017 será un mal año para el inversor conservador y probablemente uno muy bueno para el arriesgado. No obstante, la mejor combinación entre rentabilidad y seguridad no la ofrecerán las acciones, sino la vivienda

En los mercados bursátiles de los países desarrollados observo dos principales riesgos económicos. No obstante, no creo que ninguno de ellos se convierta en una realidad en el actual año. El primero sería una gran desaceleración de China, acompañada de una elevada devaluación de su moneda. El segundo consistiría en un considerable aumento de la inflación en EEUU, derivado de la realización por parte de Trump, en un contexto donde casi existe pleno empleo, de una política fiscal muy expansiva (gran aumento del gasto público acompañado de importantes reducciones de impuestos).

En la zona euro, 2017 será el año de la salida definitiva de la crisis. La depreciación del euro respecto el dólar y un mayor aumento del PIB de Estados Unidos impulsarán las exportaciones. El impulso del gasto público en numerosos países de la eurozona (hay elecciones generales o presidenciales en Alemania, Francia, Italia, Holanda y Austria), los bajos tipos de interés derivados de la compra de deuda pública y privada por parte del BCE y un mayor ritmo de creación de empleo harán que el gasto de las familias y la inversión de las empresas aumente en mayor medida que en los años anteriores. En concreto, un mayor incremento del PIB combinado con un nivel ínfimo de los tipos de interés. Sin duda, un escenario ideal para la bolsa.

En definitiva, 2017 será un mal año para el inversor conservador y probablemente uno muy bueno para el arriesgado. No obstante, la mejor combinación entre rentabilidad y seguridad no la ofrecerán las acciones, sino la vivienda. Desde mi perspectiva, el mercado estrella durante el actual ejercicio. En un próximo artículo les explicaré los motivos.