Pensamiento

El traje del emperador

29 agosto, 2014 10:07

Desde que accedió al cargo de consejero de Salud de la Generalidad de Cataluña desde la patronal privada, el Sr. Ruiz aprovecha cada verano para convencer a propios y extraños de su excelente gestión mediante el relato, inverosímil pero reiterado, de cómo disminuyen durante ese periodo los candidatos a entrar en los quirófanos, lo que se traduce en unas listas de espera espontáneamente menguantes mientras que, al mismo tiempo, se cierran quirófanos y plantas enteras de hospitales ya que, según nos asegura, en verano nadie se pone enfermo, los accidentes se reducen por arte de magia y los enfermos crónicos mejoran espectacularmente con el aire puro del campo, con los baños de mar y sol o, simplemente, por la acción milagrosa del calendario.

Aunque las direcciones de los hospitales alegan que se cierran las camas “debido a una reducción de la presión asistencial”, la realidad ha demostrado que la medida revierte en un colapso del servicio de urgencias de los centros

Este año, y después de las reiteradas denuncias de los profesionales del sector y de los requerimientos realizados por prácticamente todos los grupos parlamentarios, a excepción -claro está- de ERC en su pretendida y falaz pretensión de dar soporte a la política privatizadora de CiU pero, a la vez, fingiendo defender la sanidad pública, el consejero nos ha deleitado con una historia imaginaria sobre los motivos que están llevando al caos, repetidamente advertido y anunciado, a los servicios de Urgencias de nuestros hospitales públicos. Según ha asegurado Ruiz, el colapso que se está viviendo en esos servicios se debe a que la cifra de pacientes atendidos ha sido mucho mayor de la prevista. "Se programan una serie de camas, pero cuando entran más enfermos de los calculados, es entonces cuando se produce el colapso", ha explicado el consejero en un acto celebrado en la Universidad Catalana de Verano en Prada de Conflent (Francia). A pesar de que ese error de previsión sólo puede depender de su departamento, ha insistido de nuevo en acusar a la oposición de utilizar la sanidad pública para crear un conflicto político, y se ha atrevido a lanzar la siguiente recomendación: "Hay que introducir la moral y la ética en la política. No todo vale". Al parecer, y a tenor de las manifestaciones del consejero, la previsión era correcta pero, como ya ha osado decir en otras ocasiones, probablemente la responsabilidad es de los profesionales sanitarios, de los sindicatos del sector y de los miembros de la oposición que, carentes todos ellos de los valores que guían la gestión del Gobierno de la Generalidad, han utilizado, manipulado e impelido a los pacientes a boicotear las excelentes previsiones del departamento de Salud.

Boi Ruiz insiste en que las camas que se han cerrado este verano son las mismas que las del año pasado y que "no se ha hecho nada extraordinario que no se haya hecho antes" pero lo que no dice, aunque lo sabe perfectamente, es que ese cierre supuestamente temporal incide sobre un desmantelamiento estructural, previamente impuesto desde su Consejería, con incidencia especial en los centros públicos de Cataluña. Los principales hospitales catalanes -los ocho centros públicos del Instituto Catalán de la Salud (ICS), además del Clínico, Sant Pau y el Parc Salut Mar- han dejado sin servicio unas 1.322 camas durante este verano, concentrando el mayor numero de plazas clausuradas en agosto, pero cuyo cierre progresivo comenzó ya en julio y está previsto que se prolongue hasta finales de septiembre.

Aunque las direcciones de los hospitales alegan que se cierran las camas “debido a una reducción de la presión asistencial”, la realidad ha demostrado que la medida revierte en un colapso del servicio de urgencias de los centros, ya que la falta de camas para ingresos hospitalarios obliga a que los pacientes permanezcan durante días o semanas en los Servicios de Urgencias, lugar poco idóneo para el manejo postquirúrgico o evolutivo de la mayor parte de patologías, y que colapsa el servicio y dificulta o impide el ingreso de urgencias vitales que, a pesar de lo que asegura el consejero, nada saben de vacaciones ni de calendarios.

Cataluña es la tercera Comunidad Autónoma donde más se ha reducido el porcentaje de camas por cada 1.000 habitantes, sólo superada por Madrid y Andalucía

Según los datos recogidos y publicados por el sindicato de enfermería SATSE, este verano se han cerrado en España en torno a 15.000 camas, aunque el sindicato se muestra convencido de que pueden ser más, puesto que la negativa a facilitar los datos o la opacidad sobre los mismos por parte de algunas Administraciones y gerencias ha sido mayor de la habitual. Han alertado, además de que, este año y en la mayor parte de Comunidades Autónomas, el cierre de camas ha empezado antes y sin fecha prevista de reapertura. En Algunas Comunidades, estos cierres se han iniciado en el mes de junio y se prevé que se mantengan hasta el mes de noviembre, contradiciendo el argumento dado por las propias administraciones de que se ajustan recursos y plantillas por las vacaciones. Algunos ejemplos son los de Andalucía con 2.900 camas cerradas; Madrid con 1.800; Baleares con 300 camas; País Vasco con cerca de 1.200; Castilla-La Mancha con más de 900 camas, o Castilla y León con también unas 900 camas.

Pero para valorar si las manifestaciones del Consejero y de sus fieles gestores, guardianes de la ortodoxia sanitaria catalana, son o no ciertas y comprobar si, como aseguran: “aquí no pasa nada”, basta analizar los datos que las propias Comunidades Autónomas facilitan al Ministerio de Sanidad. Según esos datos, el número de camas en toda España, por cada mil habitantes y durante el período 2.008 - 2014, ha disminuido en un porcentaje global del 10%. Cataluña es la tercera Comunidad Autónoma donde más se ha reducido el porcentaje de camas por cada 1.000 habitantes, sólo superada por Madrid y Andalucía. La distribución por provincias es la siguiente: en Barcelona se ha perdido un porcentaje del 12,36; en Girona un 13,85; en Tarragona un 12,70, y en Lleida un 13,20. Esas cifras hacen referencia a una disminución permanente y estructural, no “de verano”, y la habitual excusa que arguye en Consejero respecto a que las nuevas técnicas de cirugía mayor ambulatoria hacen que las camas sean innecesarias es, como sabe cualquier profesional sanitario por poco experto que sea, una absoluta memez.

El otro gran “mantra” que Ruiz atribuye a trabajadores, profesionales y sindicatos y que, según él, se utiliza malévola y exclusivamente por interés político, es el de la privatización, sistemática y encubierta, de la Sanidad pública catalana y la descarada promoción que su Departamento realiza de la doble puerta de acceso al sistema sanitario. El Consejero niega de forma contundente y contumaz esas maniobras privatizadoras pero, al mismo tiempo, con el mayor secretismo y absoluta falta de participación y transparencia, está planificando la creación de un ente que, bajo gestión privada y en manos de notorios personajes estrechamente vinculados a la “Convergencia de los negocios”, unificará la gestión de todos los centros sanitarios de la provincia de Tarragona que, a día de hoy, es la que cuenta con más camas gestionadas por empresas privadas de toda España: cinco de cada diez.

Cataluña es la única Comunidad Autónoma donde el porcentaje de camas de gestión privada se aproxima al 50% de todas las disponibles, seguida a distancia considerable por Baleares (39,48%) y aún a mayor distancia por Madrid (20,06%)

Una entidad tan poco sospechosa de promocionar el sistema sanitario público como es la Asociación Catalana de Entidades de Salud (ACES), patronal de centros exclusivamente privados, ha demandado al Hospital Clínico, centro público perteneciente a la Generalidad, y a su empresa supuestamente privada, Barnaclínic, por “competencia desleal”. La patronal acusa a ambas instituciones de utilizar los recursos públicos del Clínico para realizar actividad privada en Barnaclínic. La presidenta de la patronal, Cristina Contel, ha puesto de manifiesto la “confusión” que generan ambas empresas entre los pacientes. “Barnaclínic nació en el 2000 y se presenta en su web como una institución centenaria. No solo se aprovecha de los recursos públicos del Clínico, sino también de la marca y del prestigio del hospital”. Para ACES, el hecho de que el centro público y su brazo privado compartan ubicación, domicilio, profesionales e instalaciones, altera el circuito de los pacientes y las listas de espera y supone una competencia desleal para los otros centros. Según ACES, “este modelo de gestión y de prestación de servicios colisiona y perjudica los intereses de las entidades sanitarias privadas, tanto en Cataluña como en el resto de España”. “La sanidad pública no puede aumentar sus ingresos y enjuagar su déficit crónico a costa de hacer actividad privada”, afirma la asociación, coincidiendo con las manifestaciones de usuarios, trabajadores y sindicatos del sector.

Respecto a esas denuncias, el Sr. Ruiz argumenta que “BarnaClínic no tiene contrato con aseguradoras, es privada y paga al Clínico por el uso de sus instalaciones, así que no es verdad que utilice gratis recursos públicos, porque paga alquiler”. Lo que no explica el consejero es cómo puede ser que algunos “privilegiados” profesionales que prestan servicios en el Hospital Clínico, centro indubitadamente público, puedan también realizar actividades, excelentemente retribuidas, en Barna Clínic (centro supuestamente privado aunque recibe fondos públicos a través de los Presupuestos y es considerado como “público” por la Sindicatura de Cuentas de Cataluña) durante el mismo tiempo de trabajo que ya tienen contratado y retribuido en el Hospital Clínico, ni tampoco explica cómo pueden esos pocos “escogidos” profesionales compatibilizar esos trabajos cuando la normativa sobre incompatibilidades lo impide en los casos en que, como ocurre en éste, ambos centros reciben financiación a través de los Presupuestos públicos. A pesar de que, hace ya meses, se solicitó tal información por vía parlamentaria, no se ha recibido respuesta alguna por parte del Gobierno autonómico.

Pero para valorar si lo que dicen los usuarios y los agentes sociales es, como asegura el consejero, un “mantra” malicioso, sólo hace falta acudir de nuevo a los datos publicados por el Ministerio de Sanidad. Cataluña es la única Comunidad Autónoma donde el porcentaje de camas de gestión privada se aproxima al 50% de todas las disponibles, seguida a distancia considerable por Baleares (39,48%) y aún a mayor distancia por Madrid (20,06%). La distribución por provincias es la siguiente: Girona con un 12,60%; Barcelona con un 30,11%; Lleida con un 42,39%, y a la cabeza de toda España, Tarragona con un 49,14%. ¡Ah! Y lo que es muy importante: esos porcentajes de gestión “privada” no incluyen las camas gestionadas por entes privados benéficos ni por aquellos que carecen de ánimo de lucro. Resuelta la duda.

Las listas de espera, incrementadas por los cierres estructurales y los coyunturales, se han convertido en un excelente nicho de negocio para los grupos empresariales que controlan la sanidad privada catalana gracias a la conocida técnica de “puerta giratoria”

Diversos agentes sociales coinciden en denunciar la situación que el consejero, contra toda evidencia, se empeña en seguir negando. La responsable de la Federación de Salud de CCOO, Carme Navarro, argumenta que el estallido social de las protestas se debe a que, “aparte del cabreo generalizado, la gente sabe que se cierran camas que no se vuelven a abrir, mientras aumenta la derivación de actividad a los centros privados”. Las listas de espera, incrementadas por los cierres estructurales y los coyunturales, se han convertido en un excelente nicho de negocio para los grupos empresariales monopolísticos que controlan la sanidad privada catalana gracias a la conocida técnica de “puerta giratoria”, tolerada y propiciada por la formación política que, durante decenios, es y ha sido hegemónica en Cataluña. La Presidenta de la ACES también coincide con los Sindicatos del sector en manifestar que los recortes en la sanidad catalana han acelerado este peculiar sistema de gestión que, gracias a las actuaciones y recomendaciones del Departamento de Salud, se ha convertido en el espejo donde se miran todos los centros públicos y concertados de Cataluña. “Con una mano te recortan y con la otra te dicen que tienes que ser rentable. Pero la pública no está destinada ni ética ni jurídicamente para tener beneficio. Cierran plantas para pacientes públicos y las abren para atender a los pacientes que entran por la puerta privada”, asegura Contel.

Usuarios, asociaciones de vecinos y de pacientes, trabajadores y Sindicatos del sector, incluso algunas patronales…. Todos ven y gritan que el emperador va desnudo. Pero, ¿dónde están los representantes de los Colegios Profesionales y de las Sociedades Científicas? ¿Dónde se han escondido los prohombres y notables de la Sanidad catalana? ¿Y los catedráticos y profesores de las Facultades de Medicina? Los gerentes, los gestores, los Directores Médicos y de Enfermeria, los Jefes de Servicios y de Departamentos, ¿se han vuelto todos ciegos, sordos y mudos? Tal vez sea que, entretenidos como han estado y están, privilegio, cargo o retribución mediante, en adoctrinar a la “tropa” sobre la “ética” y el “compromiso” así como también sermonear y anatemizar a los infieles al régimen, tampoco ellos -como al parecer le ha ocurrido al Gran Timonel- han encontrado el momento para defender los principios básicos de la profesión que dicen ejercer, para cumplir con los deberes fundamentales de sus cargos, ni para denunciar -ni que sea tímidamente- la destrucción sanitaria, social y profesional, que se está perpetrando impunemente en Cataluña. Espero, deseo y confío en que, algún día, se pueda contabilizar y conocer el montante total que nos ha costado a todos “pagar” ese despreciable silencio.

Cuando una sociedad elige vivir bajo un manto de mentiras, con la impostura como norma básica de convivencia, tarde o temprano esa sociedad se derrumbará con estrépito. Se está derrumbando ya, aunque nadie parece querer admitir que vivimos entre sus pestilentes escombros. El famoso oasis catalán ha sido, y sigue siendo, algo más que un espejismo: una farsa, una burla, un timo, una estafa descomunal. Estafa hábilmente diseñada y celosamente mantenida con engaños patrióticos, invocaciones épicas y sermones morales. El emperador va desnudo, pero hoy en día, nadie necesita ropajes ni bolsillos para esconder el fruto de sus fechorías.