Pensamiento

El sistema electoral de los inútiles

29 noviembre, 2013 08:30

Veo poco la tele, pero cuando aparecen la voz y la figura de ciertas personas, de inmediato cambio de canal. No se trata sólo de gente de probada estulticia, sino de quienes mienten, engañan, amenazan o hacen trampas. Entre estas cuento a la secretaria general del PP y presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Esta señora, que hace compatibles jugosos sueldos para sí, impulsó una ley para que los parlamentarios autonómicos de su Comunidad se quedaran sin sueldo y solo percibieran dinero en concepto de dietas por asistir a plenos y comisiones. Otra de las ideas de esta mujer ahorradora para con los otros es reducir de modo drástico el número de escaños de las cortes castellano-manchegas y, a la vez, subir copiosamente las pagas a sus altos cargos.

Recordemos, una vez más, que los votos parlamentarios están dirigidos por las cúpulas y fuera de ellas no hay lugar a reflexión ni a discrepancia

En el caso de que aceptemos de manera absoluta la disciplina de partido, por encima de la conciencia personal, yo iría más allá y propondría lo siguiente. Reducir el número de parlamentarios al número de grupos que puedan constituirse. Si hay dos, dos; si tres, tres; si cuatro, cuatro; y así sucesivamente. El voto de cada grupo parlamentario estaría ponderado y tendría un valor proporcional a los escaños obtenidos. De haber un grupo mixto, se integrarían por partes con una rotación. Reducido cada grupo a un solo representante, los resultados de las votaciones serían los mismos y todo saldría mucho más barato, con un ahorro de otro orden de magnitud.

Incluso, se podría prescindir de las sedes parlamentarias, para venderlas o alquilarlas para otros eventos, y ejecutar los votos electrónicamente desde casa o desde un bar con wi-fi. Recordemos, una vez más, que los votos parlamentarios están dirigidos por las cúpulas y fuera de ellas no hay lugar a reflexión ni a discrepancia, no hay derecho a decidir por tu cuenta y riesgo (aquí sí tiene sentido la expresión). Pero por razones estéticas la actual oligarquía política no propondrá este órdago, ni mucho menos lo hará efectivo. A la plebe hay que hacerle teatro, y debe visualizar el oropel de los de arriba: disfrutarlo y padecerlo.

Nada es igual cuando los parlamentos funcionan como tales, esto es, son lugares donde se habla y se escucha, se debaten ideas y es posible convencer a los hombres de buena fe. Por eso es imprescindible regenerar los partidos: deben estar al servicio de las personas (si esto no se lo cree nadie, se establece un fatal entorno de impostores), deben ser transparentes en sus cuentas y en la designación de sus candidatos. El presente sistema electoral se podía justificar en la Transición para permitir un juego político más fluido y despejado, después de decenios de dictadura, ahora es una rémora para que la democracia sea efectiva.

La Rioja tiene unos 320.000 habitantes y le corresponde "un diputado autonómico por cada 9.757 habitantes"

Hace 20 años Foro por la Innovación Social, dirigido por Eduardo Punset, publicó sobre ello un informe de los profesores Douglas Rae y Victoriano Ramírez. En aquel tiempo se clamó en el desierto por unas listas electorales abiertas y desbloqueadas, que permitieran expresar con libertad preferencias entre los distintos candidatos; éstas no son un talismán, desde luego, pero su uso da un parámetro de la calidad del sistema democrático.

También se denunció entonces que el índice de proporcionalidad era muy bajo; estamos lejos de la fórmula un hombre, un voto. No todos somos iguales ahora, el voto viene discriminado según el lugar donde estén las urnas; se otorga mayor poder decisorio a los que viven lejos de las grandes urbes. Las fuerzas retrógradas de todo signo cierran herméticamente el paso a la innovación. Y aún se permiten hablar de "votos inútiles": un cebo de fatalismo para engañar a los ciudadanos y dejarlos sin voluntad. Nos toman por pasiones inútiles.

Por último, mencionaré que, en su libro Puedo prometer y prometo, Fernando Ónega cita un artículo de Gonzalo Bareño, refiriéndose a los 33 escaños del Parlamento autonómico riojano. La Rioja tiene unos 320.000 habitantes y le corresponde "un diputado autonómico por cada 9.757 habitantes. Con esa misma proporción de escaños por ciudadano, el Congreso debería tener 4.817 diputados para atender a los 47 millones de españoles". Huelgan comentarios.