Josep Maria Argimón: el escudo de Alba Vergés

Josep Maria Cortés
8 min

La sanidad catalana da un paso al frente. Josep Maria Argimón, el actual gerente de la Agència de Salut Pública Catalana (Aspac), se pone al frente de la lucha contra el Covid; él asumirá el beneficio y las críticas de la lucha contra la pandemia; será el escudo protector de la titular del Departamento, Alba Vergés, una dirigente de ERC, que acapara todas las quejas. “No teníamos un responsable técnico desde la salida del anterior gerente”, manifiestan médicos hospitalarios que trabajan en las ucis, el nido de águilas de la lucha contra la pandemia. Argimont está ahora bien valorado por el estamento médico, que lleva tiempo exigiendo un responsable de Salut por encima de los cargos políticos. “Nos hacía falta un Fernando Simón”, coinciden facultativos de distintos hospitales catalanes, preocupados por el aumento de casos positivos y el incremento de la presión hospitalaria. Los médicos valoran las primeras actuaciones de Argimón, como el cierre de las discotecas, una decisión exitosa que de entrada fue contestada desde el Govern; también destacan la cuarentena ordenada anteayer para más de 41.000 personas del entorno escolar.

El retrato de Josep Maria Argimón, por Farruko / CG
El retrato de Josep Maria Argimón, por Farruqo / CG

El nombramiento tiene más carga política que técnica; es un buen quiebro del presidentPere Aragonés, porque cubre a la Vergés, aunque los neoconvergentes ganen visibilidad pensando en los comicios de febrero. En pleno cambio de decorado, el inhabilitado Torra se atribuye el nombramiento: “yo ya puse sobre la mesa el nombre de Argimón, después de haberle dado 48 horas a Vergés”. El expresident se olvidó de los rastreadores y de la Atención Primaria, pero antes de marcharse a casa con el sueldo entero puso un pie en Salut: la Consellería de ERC. Esquerra lo acepta como mal menor, porque los republicanos, a los que no se les discute su actual hegemonía, quieren proteger a la Vergés.

La política cierra la restauración sin ofrecer contrapartidas al sector; el desplome de la actividad es un marrón que les corresponde a los políticos. El salto del exconvergente Argimón sobre el tablero desvela que ERC no es un partido de cuadros; no encuentra dentro de la formación candidatos a puestos de primer renglón. Pere Aragonés articula un amago, con el aliento de Junqueras: blancas juegan y ganan, porque la lucha contra el Covid habrá dejado de ser el tema estrella, previsiblemente en febrero --fecha de las elecciones-- y porque el president provisional del Govern, que será el candidato de ERC en los comicios, tiene tiempo de capitalizar un posible éxito frente a la pandemia.

Envalentonados por el nombramiento de Argimón, los neoconvergentes no han dicho su última palabra; el eje Puigdemont-Torra ha heredado la carcoma maquiavélica del pujolismo. El soberanismo está tan enfermo de táctica como lo está Pere Ginferrer de literatura, pero mientras los políticos nos amargan la vida, el sabio nos ilustra. Los dirigentes de JxCat --el partido con el que simpatiza el nuevo cargo de sanidad-- saben que Argimón es un hombre políticamente gris, pero un buen epidemiólogo; no olvidemos que el día a día es el currículo de los escaladores. El nuevo secretario de la Aspcat ya desempeñó cargos relevantes en el Departamento de Salut en los tiempos de Eduard Rius (CiU), consejero entre 1996 y el 2002; cabalga sobre la cultura tradicional del ICS, donde empezó con Josep Maria Vía, el prestigioso expresidente del Parc de Salut Mar de Barcelona, el Psmar. Argimón conoció el trazado del exconseller Xavier Trias i Vidal de Llobatera, desde que este último salió de los quirófanos para hacerse cargo de la sanidad; podría decirse que recibió el influjo del Trias bueno, antes de que el exnúmero dos de CiU embruteciera su trayectoria haciendo las veces de petit Prat de la Riba en el regazo de Pujol.

Lo que había empezado con la farmacopea y la higiene del impecable doctor Josep Laporte (el primer conseller de Salut de CDC) se mantuvo en alza, mientras la arquitectura del departamento resistió el contagio de la coyuntura política. Argimont tuvo tiempo de saborear aquel modelo semipúblico exitoso, gracias a las mutuas, antes de ser fagocitado por el nacionalismo, la hidra de mil cabezas. Y mucho antes de los recortes salvajes de Artur Mas, un economista económico o un político barato, como quieran.

Podríamos pensar que el perfume de aquel ICS de Trias regresará ahora de la mano de Argimón, aunque sea pedir demasiado. El secretario de Aspcat compatibiliza la secretaría de este organismo con la gerencia del mismo ICS, un cargo que desempeña desde 2018. Es un buen conocedor de la atención primaria, una red en mantillas desde que él contribuyó a cercenar. Los facultativos lo consideran uno de los principales responsables de haber perdido 900 médicos de Atención Primaria, aunque también le reconocen como el negociador que consiguió la reincorporación de 250 plazas, tres la huelga del 2018. Sus críticos le sitúan en la diana de un departamento que gestiona hoy la séptima Comunidad Autónoma de España en gasto sanitario, por detrás de Madrid, Baleares, Galicia, Aragón, Valencia o Asturias. Una vergüenza en términos de PIB y de calidad como sociedad; los que tantas veces glosaron las maravillas de una California catalana reventaron la sanidad pública de la única Cataluña posible.

Argimont recibió la herencia de los años de esplendor. Trabajó en medicina preventiva y salud pública con la consejera de Marina Geli (en el Tripartit, entre 2003-2010); aunque después, prosiguió su carrera cuesta abajo, con Boi Ruiz (2010-2016), Antoni Comín (2015-2017) y Alba Vergés (2018-2020). La historia demuestra que lo que pierdes en Bienestar (educación y sanidad) cuesta mucho de recuperar; cuando se trata de la frontera del conocimiento --investigación, Ucis o quirófanos, y también en Atención Primaria, la criba del Covid-- es casi imposible retomar el terreno perdido. Y menos en unos tiempos en los que la entropía sanitaria del soberanismo no reconoce los enormes recortes del tiempo de Artur Mas, Boi Ruíz y del mismo Argimón. Hoy, la salut pública catalana es lo que quedó después de los tijeretazos: una sanidad de segundo nivel soportada por los sanitarios, la columna de choque abandonada por los políticos, despedazados entre ellos por el odio tribal a la vista de todos.

Artículos anteriores
¿Quién es... Josep Maria Cortés?
Josep Maria Cortés

Periodista de economía, realizó una parte importante de su carrera en El País y en los últimos años ha colaborado con La Vanguardia, Catalunya Ràdio y ED. Antes, desempeñó el cargo de director en Barcelona de la consultora multinacional de la comunicación Porter Novelli. Fue durante cinco años analista semanal en el programa Bon dia, Catalunya de TV3. Inició su carrera profesional en El Noticiero Universal y en El Correo Catalán, perteneció a la plantilla fundacional de TV3 y fue el primer corresponsal en Barcelona del diario financiero Expansión. Ha publicado, como autor y coautor, varios libros de investigación periodística, entre ellos, Memoria de Catalunya, del regreso de Tarradellas al pacto Pujol-Aznar (Taurus) o Los yuppies de Pujol llegan a la cima (ED).