Pensamiento

El reto de Ciudadanos

27 diciembre, 2015 22:26

Cuando Ciudadanos dio el paso de implantarse en toda España advertí de los riesgos de la operación. Mi reflexión partía de mi condición de catalán no nacionalista. Los resultados del 20D muestran que mis temores, en parte, eran fundados.

La primera sorpresa es que los resultados de Ciudadanos en Cataluña están por debajo de la media española

La primera sorpresa al analizar lo que pasó el pasado 20D es que los resultados de Ciudadanos en Cataluña están por debajo de la media española (13,05 frente a 13,93). Y en Barcelona (13,55), muy lejos de Madrid (18,8).Un partido de ADN catalán con más diez años de trayectoria en Cataluña obtiene menos votos, bastantes menos, aquí que en Madrid, donde apenas tiene dos años de existencia. Es verdad que la operación española ha sido un éxito. ¿Pero ha de serlo a costa de perder su transversalidad en Cataluña?

Ciudadanos ha pasado de ser el referente para los catalanes no nacionalistas de derecha, centro e izquierda, a convertirse en un partido español de centro reformista. Es más, los electores lo han visto como un partido de centroderecha, sea esta o no la intención de sus promotores. Dos muestras de lo que digo: en el barrio de Salamanca de Madrid, Ciudadanos ha obtenido el 19,81%, mientras en Puente-Vallecas ha sacado el 10,07%. Y en Barcelona, en Sarrià-Sant Gervasi ha llegado al 18,95%, (21,62% el 27S), mientras en Nou Barris se ha quedado en el 14,37% (22,71% el 27S).

Ciudadanos ha pasado de ser el referente para los catalanes no nacionalistas de derecha, centro e izquierda, a convertirse en un partido español de centro reformista

Una primera conclusión, que se ratifica con los resultados de otros lugares, es que Ciudadanos obtiene mucho mejores resultados en zonas de renta media-alta que en los barrios populares. La segunda es que, comparando con el 27S, la caída en Cataluña es mucho más acusada en Nou Barris, donde pierde más de ocho puntos, que en Sarrià, donde la perdida no llega a tres puntos. Ello nos dice que mientras que Ciudadanos apenas ha cedido votos al PP en Cataluña, sus pérdidas hacia PSC y Podemos han sido importantes.

Ambas evidencias nos llevan a la misma conclusión: Ciudadanos es percibido como un partido reformista de centroderecha en toda España, incluida Cataluña. En estas condiciones, en Cataluña sus resultados son inferiores a la media porque el espacio de centro derecha debe disputarlo a Unió (obtuvo casi 2 puntos el 20D) y a la propia Democràcia i Llibertat, mientras que en el conjunto de España, salvo en otras comunidades históricas, no tiene competencia, dado el posicionamiento más conservador del PP.

Llegados a este punto, la pregunta que surge es: ¿recuperara Ciudadanos en unas próximas elecciones catalanas el carácter aglutinador del voto no nacionalista transversal? No tengo ninguna bola de cristal para adivinar el futuro, pero no es arriesgado afirmar algunas cosas. La primera es que, en la medida que Ciudadanos se moje en política española y se defina ideológicamente, su papel aglutinador en Cataluña se difuminará. Para minimizar los daños debe mantener al máximo la equidistancia entre PP Y PSOE. Y , al menos en Cataluña, debe reforzar su ala izquierda, para lograr transmitir una imagen liberal-progresista que permita pescar en diversos caladeros. Menos intervencionistas y estatalistas que los socialistas pero igual de redistributivos, por abreviar.

También debe potenciar a dirigentes que disminuyan la imagen de excesiva dependencia de Albert Rivera. Y hacerlo con personas que refuercen su carácter de partido de gobierno. Y recordando que los mayores de 50 años, son esenciales para ganar unas elecciones.

A muchos catalanes no nacionalistas nos hubiera gustado que Ciudadanos hubiera continuado siendo un partido no nacionalista de ámbito exclusivamente catalán. Tener un ancla firme frente al nacionalismo.

Su éxito en estas elecciones, ocupando un espacio político vacío a nivel estatal, es sin duda incontestable. Su reto es que la eclosión más allá del Ebro no implique su decadencia en Cataluña. No es inevitable, pero sin una estrategia clara puede serlo.