Los primeros pasos del presidente electo Donald Trump están siendo analizados con detalle tratando de establecer si nos espera el Trump más radical --el de las primarias republicanas y de la campaña electoral-- o un Trump más moderado que parece ir apareciendo en algunos de sus desmentidos y posicionamientos postelectorales.

Lo más analizado por los expertos hasta ahora están siendo sus nombramientos. En su gran mayoría las personas escogidas son de perfil conservador, lógicamente, pero tambien con trayectorias profesionales que parecen hacerles adecuados para los cargos. Trump parece trabajar prioritariamente para recuperar la unidad del Partido Republicano. Falta un nombramiento especialmente relevante: el de secretario de Estado. No podemos olvidar que algunas de las afirmaciones que más preocupación han causado fuera de Estados Unidos han sido las referidas a su política exterior. ¿Hasta dónde llegará la reformulación de las relaciones con Putin? ¿Sus criticas a la OTAN se limitarán a promover un aumento de la contribución europea a su financiación? ¿Seguirá apostando por una Europa fuerte y unida? ¿Cúal será su política hacia China? ¿Ralentizará los tratados de libre comercio o pasarán a mejor vida? ¿Cuál va a ser su posición definitiva sobre el cambio climático?

El triunfo de Trump parece que ha funcionado más como vacuna que como agente expansivo del populismo

Muchas preguntas y, de momento, pocas respuestas. Pero, a pesar de ello, la tesis dominante que he podido oír de periodistas, políticos y diplomáticos es que el nuevo presidente va a centrar su dedicación personal en la política interna, dejando en manos profesionales, y más continuistas, la política internacional en sentido amplio. Por eso es de gran relevancia quién ocupara la Secretaría de Estado. Desde luego, el nombramiento de Romney daría mucha continuidad a la política exterior americana y tranquilizaría a los socios europeos. Veremos qué ocurre, pues las presiones contra su nombramiento del lobby más conservador son muy fuertes y pueden acabar haciendo naufragar la designación del excandidato presidencial. La buena noticia para España es que el candidato preferido por los secesionistas catalanes, Dana Rohrabacher, parece estar fuera de la carrera para el cargo.

De momento, el triunfo de Trump no ha favorecido, como algunos temían, la victoria del candidato del FPÖ en las elecciones austríacas. Parece que ha funcionado más como vacuna que como agente expansivo del populismo. No es mala noticia. Los políticos sólo se mueven cuando le ven las orejas al lobo y muchas veces es demasiado tarde. La Unión Europea tras el Brexit, el triunfo de Trump y el panorama político en muchos países europeos debe reaccionar con rapidez y priorizar los razonamientos políticos sobre la ortodoxia económica basada en la austeridad. Algo parece moverse. Pero debe hacerlo rápido y con convicción. El calendario electoral europeo viene cargado de elecciones decisivas en los países claves de la Unión.