Pensamiento

El 6D y sus enemigos

6 diciembre, 2014 04:34

Un acto de esta semana me puso contento. Que otros sigan buscando su Ítaca, yo ya había llegado a mi isla: L'Illa Diagonal, donde Sociedad Civil Catalana celebró su acto de homenaje a la Constitución.

Ver a los más altos representantes de todos los partidos que se oponen al nacionalismo (con la excepción de Rivera, mal asunto, tenga la excusa que quiera, y menos mal que estaban Alonso, Arrimadas y otros) unidos para escuchar a unos conferenciantes de lujo, me hizo recordar mi primer artículo para CRÓNICA GLOBAL, que abogaba por una oposición unida. Unida por la necesidad de vencer al nacionalismo. Una unión que seguramente sería efímera, casi de emergencia, y, como no podría ser de otra manera, basada precisamente en la Constitución que SCC celebró el jueves pasado, y que hoy otra vez cumple años.

En Cataluña, la negación de la Constitución no se expresa solamente en su quema simbólica, sino en lo más práctico, ignorando sentencias judiciales, organizando eventos alegres y festivos, eventos participativos incluso

Esa Constitución a la que Artur Mas reprocha que no ha sido votada por la gran mayoría de catalanes de hoy: bobadas de El Frívolo. Esa Constitución que hoy la CUP quemará simbólicamente en Valls. Por supuesto, la quema de un libro es un acto intrínsecamente simbólico, aunque por ejemplo al NSDAP o al gobierno totalitario de Fahrenheit 451 también les hubiera gustado ser totalmente efectivos en la erradicación de las ideas que representan los libros indexados. Esa Constitución que es garante de nuestras libertades, como lo son todas las constituciones de todos los países democráticos, y que por eso sigue viva: porque la necesitamos cada día.

En Cataluña, la negación de la Constitución no se expresa solamente en su quema simbólica, sino en lo más práctico, ignorando sentencias judiciales, organizando eventos alegres y festivos (sí, las hogueras también son expresión de alegría), eventos participativos incluso.

La Constitución sigue viva, y reunió a sus defensores. Esta es mi oposición unida, pensé, la unión que planteé hace poco más de un año, en el artículo antes citado, que acabé en un recuerdo, el de la coalición DEMOS, que tuvo un papel esencial en la democratización de Eslovenia.

Hace dos días tuve que replicar a las descabelladas comparaciones de esta coalición con la lista unitaria de Mas. Como siempre, los nacionalistas entienden todo al revés. Necesitan hacerlo así, sólo su creencia en un universo paralelo les da razón de ser. La realidad, no obstante, es que cuando una ideología gana demasiado poder y se quiere imponer en todos los ámbitos y hasta a la ley, los ciudadanos tenemos la obligación de pararla. En eso, DEMOS en Eslovenia y la oposición unida en Cataluña son la misma cosa.

La esencia del Estado de derecho es que hasta los más bienintencionados movimientos por una mejora de la democracia tienen que tener la paciencia de ver sus propuestas realizadas por la vía legal. De otro modo, se convierten en enemigos de la libertad: o traen la anarquía o se convierten en totalitarios.

Los nacionalistas catalanes no tienen paciencia, sino prisa, como varias veces han avisado. El Frívolo, porque ve la oportunidad de realizar sus sueños de grandeza personal, los otros porque se ven "a un pam" de la realización de todos sus sueños húmedos de las últimas décadas.