La economía digital es la actividad basada en el uso de Internet y las redes digitales para su desarrollo y difusión. Tiene su origen en el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación aplicadas a la economía y constituye un elemento transformador que afecta a todos los sectores económicos. Se ha convertido en uno de los motores de las economías más avanzadas.

Vivimos en un mundo más conectado, con menos fronteras y con más oportunidades de conocimiento. En un mundo donde todo cambia a la velocidad del rayo, la innovación y el estar atento a los cambios es un factor determinante. Hoy, mucha gente trabaja, compra, visita su banco, se informa, se entretiene, y hasta se relaciona con otras personas, fundamentalmente a través de los medios electrónicos. Todo ello nos permite ahorrar mucho tiempo, dinero y desplazamientos.

El Índice de la Economía y la Sociedad Digitales de la Comisión Europea mide el grado de digitalización de un país y señala que España ocupa el puesto 14 en la UE-28 en 2017. En nuestro país hay alrededor de 25.000 empresas tecnológicas que ocupan a 367.000 personas. Si nos comparamos con la media europea, en España estamos claramente por debajo en 5 indicadores tecnológicos: “uso de pc’s en hogares”, “inversión en I+D”, “competencias digitales básicas y avanzadas”, “digitalización de las administraciones públicas” y “particulares que compran por internet”. El indicador sintético de penetración regional de la nueva economía (ISNE) que elabora N-economía pone de manifiesto que la Comunidad de Madrid lidera el ranking, seguida de Navarra y País Vasco. En la cola están Castilla-La Mancha, Canarias y Extremadura. Creo que, con estos datos, es obligado que los poderes públicos rediseñen su agenda de acciones para mejorar nuestra posición ante este gran reto de futuro (perdón, ya es presente).

Nuestras empresas sí podemos decir que están “haciendo los deberes”. En la actualidad se constata que hay más empresas españolas que aprovechan las posibilidades que ofrece el comercio online y también más empresas que, a su vez, venden online. Han entendido que la estrategia digital es un factor de especial relevancia a la hora de impulsar la internacionalización de las empresas innovadoras y que es una palanca esencial de cara a elevar la productividad del trabajo, de la que depende, en gran medida, la riqueza y el bienestar del país en el medio y largo plazo. Afortunadamente, nuestro tejido productivo se está tomando cada vez más en serio esos conceptos tantas veces explicados como la Industria 4.0 y el aprovechamiento del Big Data.

No es casualidad que las profesiones con más demanda laboral en un futuro inmediato sean los analistas de datos, desarrolladores de Big Data y aplicaciones de software, expertos en ciberseguridad e inteligencia corporativa, community manager, entre otras. España no puede perder este tren. Nuestras autoridades no deben escatimar esfuerzos en enfocar bien esta gran revolución de nuestras vidas en los países desarrollados.