Una de les justificaciones de gente de izquierdas que se ha pasado al independentismo es que los intelectuales progresistas españoles no mueven un dedo ni escriben artículos de protesta cuando se produce una agresión contra Cataluña. Es una formulación confusa porque cada uno entiende lo que quiere por "intelectuales" y por "agresión a Cataluña".

Si por intelectuales entendemos la gente que escribe en los periódicos y webs o participa en tertulias radiofónicas o televisivas, ponemos en el mismo paquete a Vicent Sanchis, Francesc Marhuenda, el conde Lecquio y Belén Esteban. ¿Quién lo es y quién no?

Y, por otro lado, ¿cuando una decisión política o económica supone una "agresión a Cataluña"? Estos supuestos intelectuales tienen que protestar cuando un guardia civil arranca la pegatina CAT de un coche, el ministerio de Educación impone más horas de clase en castellano en la escuela donde un padre lo pida para su hijo, cuando Jean-Claude Juncker ridiculiza a Artur Mas por las cartas que le envía o la familia Pujol se lleva dinero catalán a Andorra?

Wert quiere más horas de castellano en las escuelas catalanas pero potencia el papel de la religión en el sistema educativo o promueve su privatización. ¿Dónde andan los "intelectuales" catalanes, entonces?

La verdad es que cuando se publica alguna decisión estrambótica vinculada al proceso independentista catalán, los "intelectuales" que saltan a la yugular son, más bien, los vinculados a los medios de comunicación y los partidos españoles de derechas. Los "intelectuales" de izquierdas siguen tan callados como en otras cuestiones vinculadas a ese proceso.

Pero hay que señalar que este silencio se produce, también, a la inversa. Es decir, los "intelectuales" catalanes se inhiben ante las agresiones que el Gobierno español o los de algunas comunidades autónomas cometen contra sus ciudadanos. Wert quiere más horas de castellano en las escuelas catalanas pero potencia el papel de la religión en el sistema educativo o promueve su privatización. ¿Dónde andan los "intelectuales" catalanes, entonces?

Cuando la Comunidad de Madrid pretendía privatizar un piñado de hospitales, ¿dónde estaba la intelectualidad autóctona? Cuando Mariano Rajoy suscribe la política de austeridad de Angela Merkel que tanto dolor ha hecho y hará a los madrileños, los andaluces, los vascos o los catalanes, ¿porqué "nuestros intelectuales" andan pensando en sus cosas?

La solidaridad entre comunidades y sus gentes existe y se ha producido a nivel de calle. Las manifestaciones de apoyo y solidaridad entre catalanes y madrileños se han organizado para protestar contra los desalojos violentos de Sol, la plaza de Cataluña o Can Vies.

Debemos exigirle más a los "intelectuals". Pero la solidaridad o va en los dos sentidos o es caridad. Y los problemas de Cataluña y España no se solucionan ni con cartitas ni con limosnas.