Leía esta semana una noticia que, no por antigua y ya conocida, me dejó de impresionar: la venta en 2013 de cerca de 3.000 viviendas protegidas por parte de la Comunidad de Madrid a un fondo de inversión controlado por Goldman Sachs. La cuestión ha vuelto a la actualidad por la próxima reversión de dichos inmuebles a la condición de públicos, según apuntan recientes sentencias judiciales.

Sin poner en cuestión el papel de los fondos de inversión, me pregunto cuál es el sentido de ceder a uno de ellos, cuyo legítimo fin es la maximización del beneficio a corto plazo, la propiedad y gestión de miles de viviendas destinadas a familias en riesgo de exclusión. Con dicha venta, además, los inmuebles perdieron el carácter público lo que situó a los inquilinos al albur del libre mercado, lejos de la protección de la Comunidad, generando un sinfín de conflictos y un malvivir para muchas familias. Y, no menos extraordinario, la venta se produjo en 2013, cuando los estragos de la crisis financiera eran aún enormes, especialmente para los más vulnerables.

Todo ello no es más que una expresión tan paradigmática como lamentable de una cierta concepción del liberalismo que, lejos de su mejor tradición, ha arraigado durante décadas en nuestro mundo globalizado. Y que ha contribuido en gran medida a la desorientación y radicalización en que nos hemos sumido.

Por todo ello, y más tras los destrozos de la pandemia, este sería el momento ideal para parar, pensar y avanzar hacia lo que viene a llamarse un nuevo contrato social. Pero no será fácil. La socialdemocracia sigue desconcertada e incapaz de ofrecer alternativas, mientras que la derecha se aferra aún más a su ideología.

En el caso que nos ocupa, me atrevo a imaginar, y dudo que me equivoque, que los gestores del fondo de inversión argumentarán que España no es un país serio; que sus ciudadanos se han acostumbrado a vivir sin trabajar; y que la justicia es errática e imprevisible. Por su parte, los políticos conservadores de la Comunidad interpretarán las sentencias como un ataque a la libertad. Y todos tan contentos.