Cuando un barco zozobra lo más peligroso es tener un capitán incompetente y unos mandos ineptos. Se hunde el barco y todos con él. A veces el que se salva es el capitán. O casi siempre. Milagros de los dirigentes. Pues tenemos el barco de España zozobrando entre las rocas con un capitán, Sánchez, que no sabe por dónde tirar, un jefe de la oposición, Casado, desaparecido y un Congreso inutilizado, casi cerrado. ¿El Congreso cerrado? Vergüenza, qué vergüenza. El Congreso no se cierra ni en tiempos de guerra. ¿No es la máxima institución del Estado democrático? Pues debe permanecer en pie, o sea abierto, aunque se hunda el mundo. Gran error lo que están haciendo con el Congreso. Esto parece un golpe de Estado en vez una lucha contra una enfermedad. No vemos a los muertos, no contamos los ataúdes y los representantes de los ciudadanos están desaparecidos. Alto nivel democrático, muy alto. Para salir corriendo, si se pudiera.

Los ciudadanos abandonados. Los familiares de los muertos ignoradas. Nadie ha decretado un día de luto. Nadie del Gobierno se ha dignado acompañar en el dolor a las familias. Pretenden ocultar la realidad. Muertos. 700 muertos; 800 muertos; cerca de mil muertos diarios y ni una imagen de la tragedia. Ocultar la realidad para seguir viviendo. Censura total. Nadie protesta. Nadie levanta la voz. De los políticos. ¿Hay políticos? Hay aprendices. ¿Dónde está Casado, presidente del PP y líder de la oposición? Se desconoce su paradero. ¿Está tramando algo bajo cuerda, como una Moción de Censura?

Entre los ministros del PSOE hay mucho cabreo. Les gustaría que Podemos desapareciese. Redondo ya estaba en ello. Que Podemos quede en el ostracismo. En ello andaban cuando Pablo Iglesias ha tirado de traición y ha utilizado el telediario de TVE para ganar por la mano a Sánchez. Más listo este Iglesias. Contaban que el Consejo de Ministros sería tenso. Porque había sospechas por el Manzanares que se estaba preparando una Moción de Censura (diputados del PSOE, PP y C’s) cuando el Congreso volviese a recuperar la actividad. Si la recupera, claro, que no está muy claro. Luego unos Presupuestos de guerra y después elecciones. Por ahí iban las conversaciones. Sale Pablo en el telediario y todo se viene abajo. Pablito es más listo. Criticó al Gobierno y exige una Renta Básica. Fin de las conversaciones. A improvisar salidas desde Moncloa.

Porque llevamos un mes lleno de improvisaciones desde Moncloa. Y dejadez de funciones. Y errores y negligencias. Salud o pan. Esa es la cuestión. Salvar la salud pero nos quedamos sin pan. Sin trabajo y sin pan. Y el ciudadano encerrado. Peor que en la guerra. Y nadie ve un solo cadáver. Excepto los profesionales de la medicina. Y el ciudadano no ve nada, pero está encerrado. Peor que en las dictaduras. Una de cada cinco personas muertas por esta peste es española. Demasiado. ¿Por qué motivo somos el país con más sanitarios contagiados del mundo? Nadie responde a eso. Ni el Gobierno, ni los palmeros televisivos, ni los portavoces oficiosos, ni los pesebristas.

La tragedia es grande. Se han ido más de 8.500 pensionistas, la mejor y más sufrida generación. A los que más trabajaron y más cotizaron hoy ni siquiera se les despide. Demasiado duro. Demasiado cruel. Han montado un aparato de propaganda para defender al líder supremo de toda su incapacidad. Y de sus falsedades. Que las hay. Y las ha habido. Incluso nos venden que el futuro se arregla con otros Pactos de la Moncloa. ¿Con quién ha hablado Sánchez? Habrá hablado con Iglesias porque con Casado parece que no. ¿Pactarían Iglesias y Casado? Permitan que lo dude.

¿Quién presidiría el futuro Gobierno? ¿Pedro, Pablo o Nadia Calviño? Se supone que Calviño se rodearía de mejores consejeros porque defender ahora que la economía se va a recuperar en forma de V da risa. ¿Cuántos turistas van a venir a ver la Semana Santa? ¿Cuántos van a venir este verano a revolcarse en la arena? La base de la L llegará al otro lado de la mesa. Llegará a final de año. Así que el otoño va a ser animado. Muy interesante. Se busca enmascarar la realidad. Y de todo este fracaso nadie es responsable.

El desastre está claro. El tejido industrial se ha deshecho. Nuestra llamada al turismo se ha silenciado. Las corrupciones son incontables. Cataluña ha pasado a ser un cáncer de difícil curación. Y Sánchez es un presidente desbordado que no sabe hacia dónde mirar. El desastre lo tenemos en casa. Ya advirtió Ernesto Sabato que “no hay que considerar que el desastre está fuera, sino que arde como una fogata en el propio comedor de nuestras casas. Es la vida y nuestra tierra las que están en peligro”. El desastre es completo y el barco está a punto de hundirse. Pero hay que mantenerse y resistir, o eso es lo que pregonan. Aguantar. Así aguanta el Gobierno. Mientras, nos hundimos poco a poco. ¡Sálvese quien pueda! Se oirá el grito cualquier día.

El desastre ya se toca. La incompetencia se pregona. Hasta en los pueblos hablan de ella, a pesar de la gran mentira publicitaria y televisada. Mala gestión de Pedro y Pablo. Estallará. Y cuando llegue la estampida, a salvarse el que pueda. Queda poco para verlo. Salvo que empiecen a pensar, como lo advirtió la filósofa alemana Hannah Arendt: “Lo que yo busco es que el pensar dé fuerza a las personas para que puedan evitar los desastres en aquellos momentos en los que todo parece perdido”.