¿Cuánto cuesta la independencia? Mucho. Demasiado. Son muchos los gastos del president Puigdemont y mucho lo gastado por el expresident Mas. ¡Vaya pareja! No se sabe si de hecho, de derecho o de conveniencia política. Lo último. Puigdemont se está acostumbrando a recibir palos por todos los lados. Quiere recabar apoyos de donde sea, incluso apoyos internacionales a su (vaya palabreja) referéndum. No hay forma. El último revés se lo ha dado la Comisión de Venecia.

El referéndum de independencia es ya misión imposible. Pueden hacer otro circo como el 9N. Este revés del Consejo de Europa debería ser definitivo. Aunque seguro buscarán alguna salida de tono para justificarse. Porque la institución ha dejado claro que cualquier consulta se debe realizar “de acuerdo con las autoridades españolas” y “con la Constitución y las leyes”. La ley. Ahí es nada. Cumplir la ley, amigos independentistas. No parece mucho aunque seguro que para ustedes sí.

Seguro que sí. Y más tras ver el plumero de Carles Puigdemont. La cuestión independentista está empezando a perder fuelle. El verano la deshace con el calor. Y con las encuestas sobre las futuras elecciones autonómicas. Que ya son. Que ya van a ser convocadas. Del otoño no pasan. Si no hay plebiscito serán necesarias para castigar la obsesión y el martilleo de tanto referéndum con que han bombardeado a los ciudadanos, tanto catalanes como al resto de españoles. ¡Qué pesadez! Eso sí, Puigdemont sigue a lo suyo. A nada. Si no pongo urnas pues voy al Congreso a explicar lo estadista que soy. Que España se entere de que no soy un títere de Mas. Soy el president, se dice a sí mismo cada mañana al peinar su cabellera. De momento sin precio.

Puigdemont está solo. Solo frente al peligro del referéndum. Ya no tiene sentido. Ya no tiene respaldo. Ha salido muy caro. Incluso para su persona, señor Puigdemont. Aunque lo convoque

Aunque ya la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría --la triple s-- ha advertido de que no tiene “ninguna duda de que la legalidad va a ser preservada”. Llamada de atención, por si no conocen a La Triple S. Su plan transversal, señor Puigdemont, se lo debería pensar. Sus gastos innecesarios se los debería ahorrar. Cataluña los necesita para otros menesteres, como la sanidad. La concesión de subvenciones a los medios de comunicación afines para hacer propaganda de la lengua catalana y aranesa y de paso de su referéndum, publicada en el mes de mayo pasado, podía ahorrárselo. Y ahorrarse, también, el 1,5 millones de euros que piensa aportar para sacar adelante la orden, ya que muchos millones más anteriores ya no es posible ahorrar. Como los cinco o más millones que se gastaron en el 9N y ahora quiere revisar el ministerio fiscal. ¿Quién los gastó? ¿Quién es el responsable? ¿Mas, Ortega, Rigau, Homs? Todos a una. Por gastar que no quede.

A Mas ya le cayó la inhabilitación. Y usted, Puigdemont, ¿sigue el mismo camino con el referéndum de septiembre? Pensábamos que algo habría aprendido del pasado. No lo parece. O no tiene capacidad. O no da la talla para ser president. Con alcalde de pueblo le vale. O tal vez, el tema del referéndum ha pasado a la reserva al desmarcarse de él el partido de Ada Colau. Y al no comulgar tampoco el Podem de Pablo Iglesias. Total, Puigdemont está solo. Solo frente al peligro del referéndum. Ya no tiene sentido. Ya no tiene respaldo. Ha salido muy caro. Incluso para su persona, señor Puigdemont. Aunque lo convoque.