Pensamiento

Decálogo para el diálogo

20 enero, 2014 08:46

Hace unas semanas el excelente observador y escritor que es Valentí Puig aludía en un artículo a Tina i la Guerra Gran, una obra de Eugenio d’Ors, que en su versión castellana lleva por título Cartas a Tina. Siguiendo esa silenciosa indicación, tomé impulso para repasar algunos textos de Xènius (el pseudónimo más popular de d’Ors). Escogí unos que su descendiente Carlos d’Ors agrupó, hace más de veinte años, en forma de libro y bajo el título Diálogos. Lo que quisiera destacar aquí es su "decálogo para todo dialogante". Es de veras apropiado en esta hora, juzguen ustedes:

I. Escucha a todos, sobre todas las cosas.
II. Honrarás la educación que has recibido.
III. No desearás atropellar la palabra de tu prójimo.
IV. No te acalorarás.
V. No equivocarás.
VI. No pronunciarás palabras agresivas.
VII. No desearás tu monólogo frente al prójimo.
VIII. Celebrarás la inteligencia de los demás.
IX. No dialogarás en vano
X. Vence en el diálogo, pero convence.

Ahora que las autoridades de nuestra comunidad no sólo abusan de nosotros los ciudadanos con un férreo control antiliberal de los medios de comunicación públicos, sino que menosprecian selectivamente la justicia -hasta casi se ríen de ella con toda impunidad-, conviene ser fuertes mentalmente y desplegar, con onda expansiva, valor e inteligencia, ironía y cordialidad. Xènius entendía que todo pensamiento es un diálogo y requiere el esfuerzo de ir contra algo.

Desde la imprescindible voluntad de pensar, con método y razón, hay que escuchar siempre con educación y serenidad, y hablar con verdad y lucidez. Sin complejo alguno, venciendo el miedo a ser señalado. Déjenme decirles, amables lectores, que si yo tuviera que preferir uno de esos diez mandamientos para los dialogantes, escogería el décimo, por creerlo el más rico. El unamuniano vencer y convencer. Esto es, el de alguien que no habla por hablar, que sabe lo que se dice y es seguidor a rajatabla de la convivencia y la concordia; siempre irrenunciables. A estos efectos, el maestro Julián Marías acuñó una fórmula formidable: "Concordia sin acuerdo".