¿Y la manifestación del 11 de setembre? ¿Dónde están los preparativos y las soflamas? El debate político en Cataluña está bajo mínimos. Los calores veraniegos con olas de calor sucesivas y una dana cambiando el tablero de juego han sido la puntilla al debate indepe. Al margen de las cábalas sobre cómo se concretará la hoja de ruta de Junts tras presentar en septiembre su auditoría del funcionamiento del Govern. Entonces, dicen, se sabrá si Pere Aragonés mantiene el rumbo de su ejecutivo o éste caerá como una entelequia. Hasta entonces un inmenso bla, bla, bla, sobre las intenciones de Junts y su desconocida confrontación con el Estado. Así llevan unos meses sin concretar absolutamente nada más allá de palabras altisonantes que parecen épicas a sus voceadores, pero que son solo patrañas que tratan de ocultar un estrepitoso fracaso y de disimular la ausencia de objetivos y de fuerza para llevarlos a la práctica.

A esta serpiente de verano, añadamos otro sesudo debate sobre la crisis y la escisión de Arran. De momento, el cisma no ha saltado a la CUP, pero a buen seguro lo hará y veremos como quedan los anticapitalistas ante las próximas municipales. Este es el panorama político en un país que monta una algarada por el chapuzón indepe de Rahola en su casita de Cadaqués. Que esta señora haga lo que le venga en gana, pero que no se queje si la ponen a bajar de un burro por su paranoia de protagonismo permanente, ahora que este protagonismo permanente no goza de buena salud. La bronca, de todas formas, no queda afeada con las piscina raholiana dado el nivel patético del debate político veraniego en esa Catalunya is not Spain, la última algarada revolucionaria de los más inflamados, los más hiperventilados del independentismo que tomaron al asalto los puentes de las autopistas con esteladas al viento. Otro ejemplo del nivel de confrontación con el Estado que nos espera. De momento, los consellers de Junts siguen en su propia confrontación que se basa en líneas generales en salvaguardar su despacho de los ataques de los propios. Es decir, de aquellos de Junts que no tienen despacho y no tienen empacho en que otros lo pierdan, pero los que lo tienen lo van a defender con uñas y dientes.

Mientras esto sucede el personal ha desconectado. Se ha ido de vacaciones pensando en la cuesta de enero que se adelantará este año a septiembre. El curso escolar empezará antes que nunca con el profesorado con un punto de cabreo porque las heridas provocadas por el conseller no han cicatrizado. El Govern ha acatado el decreto de medidas de ahorro energético y se supone, sólo se supone, que está trabajando de valent para presentar propuestas en el plan de contingencia energético que prepara el Gobierno. De las energías renovables, ni rastro. Aquí seguimos diciendo no a todo, pero queremos que la energía sea buena, bonita y barata. Eso sí que los molinos o las placas solares que las pongan otros. Lo nuestro es tener un vergel para pasar los fines de semana. El paro ha dado un susto en julio y veremos en agosto, pero este no es un tema que luzca.

Todos estos temas han desaparecido de la agenda. Solo quedan esos que nos tocan lo que no suena. La AP-7 es una puta ratonera día sí y día también, los incendios no dan tregua y no nos llega la camisa al cuerpo por si esto se complica. Por si fuera poco, un ladrón poco experto roba lo que no tiene que robar de las líneas del AVE. Lo detienen a las pocas horas y entonces se entera, supongo, que lo que robó -cables de fibra óptica- no valen un colín en el mercado negro. No tenemos nivel ni para esto. El despistado caco se dejó el cobre. ¡Vaya por dios!

Y el colofón del hastío en el estío. El Rey no se levantó ante la espada de Bolívar. Unos se han lanzado a criticar al Rey por no respetar los símbolos de Colombia, como si la bronca de la independencia de Colombia estuviera viva 200 años después. Hasta Puigdemont se ha visto por momentos como un nuevo Bolívar. Otros se han apuntado a acusar al Gobierno de preparar una trampa a Felipe VI. Lo que parece que fue una lío interno en la política colombiana se ha llevado a la tragicomedia de la política española. De un desajuste protocolario hemos levantado un debate de enjundia, del mismo nivel que la iletrada Isabel Díaz Ayuso levanta casi a diario a golpe de tuit. Su jauría de halagadores sale en su defensa para mantenerla en los altares de la ignorancia mientras el país, incluido Feijóo, asiste estupefacto. Un empresario me contaba hace unos días que había mantenido un encuentro con dirigentes de la dirección de Nuñez Feijóo y le mostraron su preocupación por las boutades de la excelentísima presidenta de Madrid. "En Madrid son nacionalistas españoles pero no lo saben", y añado y viven en una confrontación permanente con el Estado. Visto lo visto en Cataluña esto no es un buen augurio, porque es un augurio trumpista. De momento, el CNI no ha registrado la casa de Ayuso porque el FBI ha hecho lo propio en la de Trump y no le quiere quitar protagonismo. Sin duda. Por cierto, de la mani del 11S ni rastro. No está el patio para más bromas. Estamos en la irrelevancia.