La mentira es el común de la política española, y de la catalana, que es la misma. Laura Borràs miente como todos los políticos y políticas de esta querida España, como hace 45 años cantaba la inolvidable Cecilia, que un maldito agosto encontró la muerte en un accidente volviendo a Madrid.

España y Cataluña tienen los mismos problemas, no existen hechos diferenciales, y no solo hablando de política, que también.

La presidenta del Parlament de Cataluña cumple la ley porque no quiere ser destituida como el anterior president de la Generalitat, el heroico Quim Torra, ya desaparecido y a quien nadie espera porque es un títere del fugado a Waterloo que nunca volverá a Cataluña ni a España.

La España vaciada es la misma que la Cataluña vaciada. Cataluña está tan centralizada como el resto del país. También en Cataluña existe un Teruel que no existe, como Les Garrigues tampoco existe para Lleida. En Cataluña hay más de quinientos pueblos que no existen, como ocurre en la Castilla profunda, abandonada a suerte.

Me duele esta España y esta Cataluña incapaz de levantarse por los políticos que tenemos: de izquierda y derecha. Cuando Pedro Sánchez convoque elecciones, no iré a votar. En Cataluña, sí, porque quiero que aquí haya más votos constitucionalistas que separatistas, claro que eso nunca pasará porque en la provincia de Barcelona cada diputado cuesta 25.000 votos, frente a los cerca de 10.000 de Lleida, Tarragona y Girona. Y todo porque no han querido aprobar una ley electoral.

Laura Borràs miente. En realidad, todos mienten, como dice la serie de televisión homónima. Es la realidad de la política española.