Muchas veces mis alumnos en la universidad me preguntan qué es eso del capacitismo. Si analizamos stricto sensu el vocablo, y según la RAE, sería la capacidad de hacer algo o de producir un determinado efecto.

En cuanto a las personas con discapacidad, el capacitismo es entendido como una discriminación social que degrada y denigra a las personas con discapacidad por romper con el estándar común de lo que tendría que ser-hacer-tener una persona sin discapacidad.

Los capacitistas entienden que son las personas las que se tienen que adaptar al medio, y que aquellas que no sean o que no cumplan con el patrón estándar, con el modelo normalizado con el común de los mortales, se tendrán que rehabilitar.

Nos llenamos la boca, regulamos con normas, hacemos campañas institucionales defendiendo la diversidad de la sociedad, donde abrazamos la igualdad de oportunidades y empleamos cientos de miles de euros en campañas de concienciación. Nada más lejos de la realidad de lo que el Ministerio de Igualdad ha lanzado este verano.

Como mujer con discapacidad, y además amputada de una pierna desde hace más de 22 años, me da vergüenza la campaña El verano también es nuestro. Pues parece que para el Ministerio de Igualdad el verano no es para las personas con amputación, ya que para cumplir con el estándar social hay que borrar la prótesis, y cumplir con el patrón establecido.

Para cualquier persona que le sobreviene una discapacidad, primero ha de superar su proceso de duelo y el periodo de aceptación que te marca de por vida, para que luego de un plumazo borren nuestra discapacidad. No solo tenemos que soportar la discriminación por tener una discapacidad, sino que además tenemos que soportar que se haga bandera de ello.

Hoy día, en pleno siglo XXI pensamos que ya nadie pone en duda que las personas con discapacidad tenemos los mismos derechos que el resto de la humanidad, además teniendo en cuenta que en 2006 Naciones Unidas presentó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad como arma arrojadiza sobre los gobiernos para hacerles entender que tenían que legislar en aras a la inclusión de las personas con discapacidad en igualdad de condiciones, poniendo en valor la dignidad humana, la equidad, la justicia social, la accesibilidad universal... Pero para el Ministerio de Igualdad parece que no.

Según la última encuesta del INE, en España vivimos más de 4.300.000 personas con algún tipo de discapacidad reconocida. Señorías, tomen nota.