Ya la tenemos en casa. Ya lo confirmó el Banco de España (BDE). Ha recortado el crecimiento en cuatro décimas, o sea, el Producto Interior Bruto (PIB). Este año sólo creceremos el 2%, con suerte y si llegamos, que lo mismo no llegamos a ese dos. Llevan los expertos varios meses avisando que venía la crisis, otra crisis, sí. Como los frentes nubosos entran por Galicia, igual la crisis venía en camino por el Atlántico, por el enfrentamiento entre EEUU y China, y otro frente por el norte, desde Alemania, temblando está toda la Unión Europea.

Y al igual que ocurrió en el 2007, nadie se lo cree. Y a quien lo dice se le recrimina y aísla. Aunque no lo quieran ver, la crisis ya está aquí. Otra ¿Igual de fuerte? Hay que esperar y ver. O escuchar a los entendidos, pero hablan poco del tema. Se lo tienen prohibido. Que pasen las elecciones. Que haya Gobierno. Luego ya se explica. Igual que en el otoño de 2007. Que pasen las elecciones de 2008. Ganó Zapatero y ni se enteró de la crisis. La intentó ocultar con distintas obras. Venga presupuestos, a gastar lo que no había... y fuimos al hoyo. Al socavón. Que no se repitan los mismos errores. Camino de ello vamos. Se discute si llegará el próximo año o en 2021. Ya está aquí. Es necesario prepararse. Es necesario adelantarse. Zapatero no se enteró. ¿Lo verá el próximo Gobierno?

El Banco de España se ha resistido a aceptar que la crisis ya llegaba. Pero en sólo tres meses ha bajado su estimación de crecimiento hasta el 2%. Malo. La economía española no crea empleo con el 2% de crecimiento. Quedó demostrado hace tiempo. Vamos a peor. Entre otras razones porque se han deteriorado las condiciones económicas, tanto en España como en el resto del mundo. La economía China crece al ritmo más bajo de las últimas tres décadas. Alemania está a punto de entrar en recesión, por unas décimas. Y EEUU, dicen, está al borde del gran frenazo, pues la industria química ya frenó, y es el primer detonante por su expansión en todos los sectores. Estas tres economías suman el 55% del PIB mundial. Si incluimos a Japón e Italia, Argentina, Brasil y México, y algún país más como el Reino Unido y su Brexit, ya tenemos la crisis metida en casa.

En España empieza a notarse por el consumo. Ha empeorado la demanda interna. Ha caído del 2,3% de junio al 1,4% para final de año. Duro. Si cae el consumo privado vamos derechitos a otra gran crisis. Aunque lo nieguen los poderosos, tanto empresas como empresarios. Como así hicieron en el otoño de 2007 con amenazantes llamadas a periódicos que se permitían el lujo de alertar de la crisis que llegaba. Hay ejemplos varios. Y de aquellos lodos... tenemos otra crisis en la puerta. Por no resolver bien la anterior provocada por los bancos y los grandes fondos. La recuperación no ha sido todo lo real que nos han vendido. Toca pagar por ello otra vez. Más desigualdad y más deuda conduce a menor consumo. La deuda está alcanzando niveles alarmantes. La pública y la privada. Se reduce la actividad de las empresas. Las economías se han ido paralizando. Ya estamos en la crisis. Sin mencionar la crisis China-EE.UU. Sin mencionar el proteccionismo de Trump. Ay, se avecinan elecciones en EEUU. Lo que faltaba.

Sin olvidar que vivimos momentos tensos en algunos lugares del mundo, como Venezuela, el Brexit o Irán. Los drones y el petróleo, que pueden ayudar a empeorar. Y sin olvidar que las bolsas de todo el mundo están al borde del colapso. Sin olvidar el mal ambiente en el comercio internacional, la desaceleración del empleo y el frenazo en el mercado de la vivienda. Demasiados detonantes. La caída de la demanda ya se certifica desde finales de 2018. Total, crisis a la vista. Y distinta. Dicen los gurús económicos que no es igual que la anterior. No servirán los instrumentos convencionales para hacerle frente. No servirán ni la política monetaria ni la fiscal para hacerle frente. Será muy distinta a la anterior. Habrá que buscar nuevas armas.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha impulsado algunos estímulos en su despedida ante la desaceleración de la eurozona. Se ha ganado las críticas del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, y del holandés Klaas Knot, que denuncian que los nuevos estímulos tienen pocos efectos positivos. Draghi, en su despedida, ha pedido a los países Alemania y Holanda que aumenten el gasto público para frenar la inminente recesión. “El ritmo de crecimiento de la eurozona se ha ralentizado considerablemente, más de lo previsto inicialmente” dijo Mario Draghi. El BCE ha recortado sus proyecciones en 0,6 décimas, dejándolas en el 1,1% para este año 2019. Más claro, ni el agua. La crisis ya la tenemos en casa.