Desde su nacimiento, Ciudadanos ha mantenido una dura pugna con el PSC. No es extraño, pues buena parte de los militantes y votantes del partido de Rivera proviene de antiguos socialistas, especialmente del área metropolitana de Barcelona. Las acusaciones de anticatalanismo, por un lado, y de seguidismo del nacionalismo, por el otro, han sido constantes y siguen presentes en la a actual campaña.

Pero la realidad es que ambas fuerzas van a tener que colaborar en el caso, posible según las encuestas, de que ni el secesionismo ni el tripartito ERC-PSC-Comunes obtengan mayoría absoluta el 21D.

De momento, tanto Ciudadanos como el PSC están haciendo una campaña muy presidencialista. Arrimadas se reivindica como presidenta en una hipótesis hoy todavía lejana: la mayoría absoluta constitucionalista. La legitimaría plenamente que Ciudadanos sea el primer partido constitucionalista y, quizás, el primer partido en número de votos el 21D, si finalmente el voto de JxSí acaba dividiéndose por mitades entre ERC y Puigdemont.

Iceta se ve presidente por ser el único capaz de reunir los votos de los Comunes y de Ciudadanos y el PP en la investidura. Su centralidad le permite ambicionar obtener los votos de ambos lados, aunque sólo sea para evitar la repetición de las elecciones.

Ciudadanos y PSC van a tener que colaborar en el caso, posible según las encuestas, de que ni el secesionismo ni el tripartito ERC-PSC-Comunes obtengan mayoría absoluta el 21D

¿Es posible un acuerdo programático entre ambas formaciones que permita la investidura, aunque no implique un gobierno de coalición y que sea admisible por los Comunes en el previsible supuesto de que no haya mayoría absoluta constitucionalista?

Debería serlo, aunque no es fácil. La base de un acuerdo debería contemplar que en Cataluña se cumplan las sentencias del Tribunal Supremo sobre el 25% de clases en castellano, algo que no debería ser imposible dado que el PSC nunca ha preconizado .el incumplimiento de la ley. La afirmación del principio de neutralidad en la escuela y en los medios de comunicación públicos. Un programa de inversiones que contemple exigir el corredor meditarreneo y la mejora de Cercanías, así como un nuevo sistema de financiación y un desarrollo federal con una reforma constitucional. En esta última cuestión, seguro que surgirán discrepancias en su desarrollo en Las Cortes, pero esto sera más adelante, una vez normalizada la vida política en Cataluña. Un programa de este tipo debería poder contar, si fuera necesario, como parece, con el apoyo de los Comunes a cambio de dar estabilidad a Colau en el ayuntamiento.

No he hablado del PP porque creo que su papel es dar apoyo a cualquier solución que dé sentido a la decisión de aplicar el 155 de forma light, convocando unas elecciones endiabladas, sin haberse asegurado el control de los medios de información públicos.

En todo caso, habremos de esperar a la noche electoral. La situación es muy fluida y un diputado de un lado u otro puede ser decisivo dada la atomización y el equilibrio que denotan las encuestas.