La cifra de paro en Cataluña es del 12,5% según la EPA. Son ocho las mujeres que han sido asesinadas por violencia de género. Cataluña es la comunidad autónoma con más número de barracones escolares: 1.010. Y el número total de personas refugiadas que han sido acogidas desde que comenzó la crisis migratoria es de 1.169.

Cifras que ni Inés Arrimadas ni Marta Rovira demostraron conocer ni por aproximación en el debate que mantuvieron hace unos días en el programa Salvados de Jordi Évole pero a las que podríamos añadir muchas más.

El 19,2% de la población de Cataluña vive bajo el umbral de la pobreza. Los más pobres son los niños: la tasa de pobreza infantil se sitúa en torno al 24%. Esto se explica en gran parte porque Cataluña destina sólo un 0,9% de su PIB a políticas de infancia y familia mientras la media europea es de 2,2%.

Algo similar sucede con la educación. Se destina sólo el 2,9% del PIB a este concepto, muy lejos de la media de la Unión Europea que es de un 5,25%.

Detrás de estas cifras hay un deterioro del Estado de bienestar y un debilitamiento de las políticas públicas garantizadas. Políticas que han quedado abandonadas en los últimos siete años por el debate en torno a la independencia que ha centrado todos los esfuerzos del gobierno de la Generalitat y de muchas de las administraciones locales.

Las políticas públicas garantizadas han quedado abandonadas en los últimos siete años por el debate en torno a independencia

La nueva etapa que abren las elecciones del 21 de diciembre tiene que servir para cambiar el rumbo: para promover el crecimiento económico, la creación de empleo digno y la reducción de las desigualdades.

Un crecimiento sostenible que luche al mismo tiempo contra el fraude y la explotación laboral y que promueva la igualdad rescatando a las familias con menos recursos que han visto disminuir sus ingresos en estos años de crisis. Necesitamos impulsar la sanidad, la educación y los servicios públicos, asegurando su calidad y carácter universal.

Hoy el gobierno de la Generalitat gasta 1.300 millones de euros menos en sanidad, educación y protección social que lo que se gastaba en 2010. Tenemos que recuperar el tiempo perdido con planes de choque para reducir las listas de espera en la sanidad pública y ayudas a la dependencia, hay que aumentar las becas para impulsar la igualdad de oportunidades entre niños y jóvenes y atacar las causas que provocan la pobreza infantil.

La mejor política social es la creación de ocupación. Es también la principal preocupación de los ciudadanos de Cataluña según el CEO junto con el funcionamiento de la economía, las políticas sociales, la sanidad, la educación y el acceso a la vivienda. Hay que recuperar la confianza en la economía catalana y luchar contra la precariedad laboral. Y no podemos olvidarnos de la necesidad de impulsar la creación de un parque público de vivienda que garantice el acceso de todas las familias.

Necesitamos un gobierno que se preocupe por el bienestar de las personas

Ha llegado el momento de dejar de ocultar las cifras con banderas y recuperar unas políticas sociales garantizadas. Detrás de los números hay personas que sufren, que no pueden satisfacer sus necesidades básicas ni desarrollar un proyecto vital. Padres con trabajos precarios que no saben si llegarán a final de mes, niños estresados ante el fantasma constante del desahucio, mujeres que se han visto obligadas a abandonar el mercado laboral para dedicarse al cuidado de niños y ancianos como consecuencia de los recortes en guarderías y ayudas a la dependencia. Pensionistas que no pueden calentar sus hogares en invierno y familias que no pueden permitirse comer carne, pescado, frutas o verduras.

No podemos dejar a una parte de la ciudadanía de lado. Podemos cambiar el rumbo. Necesitamos un gobierno que se preocupe por el bienestar de las personas. Las personas detrás de las cifras no pueden seguir esperando.