De cajón. Comentan veteranos políticos que Cataluña terminará mal. No tiene salida. La única es buscar la salida menos mala. Que termine lo menos mal posible en sus relaciones con España. Y lo sufriremos todos. Más o menos, pero todos. Afectará a toda España y a todos los ciudadanos españoles. Ahí vamos. Derechitos al abismo. O cerca. No se van a librar ni los pueblos perdidos de Zamora lindantes con La Cabrera leonesa que ya no los conocen ni sus propios hijos emigrados a Cataluña. A todos nos va a afectar la crisis catalana que se ha quedado sin salida digna.

El president QuimTorra ha nombrado su Govern y consellers a dos personas encarceladas, Josep Rull y Jordi Turull. Pero no están inhabilitadas por ninguna sentencia. Luego puede nombrarlas. El juez no les permite salir de prisión para tomar posesión del cargo. ¿Alguien entiende esto? Que lo explique. Es una sinrazón tras otra, por parte de unos y de los otros.

Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Albert Rivera proponen juntos, si Torra sigue en sus trece, endurecer el artículo 155 e intervenir TV3. ¿Endurecer? ¿Intervenir TV3? ¿No está ya impuesto el 155? Quiere decir que no está bien aplicado, ni mal. Porque el 155 se aplica de acorde a su letra. Luego no estaba bien aplicado. Una aplicación light del artículo 155. ¡Mariano! Te has columpiado. Aplico el 155 en plan suave y ya se arregla el tema poco a poco, pensó el presidente. Pues no, Mariano. Se ha complicado por tu dejadez. ¿Cómo salimos ahora del problema? Mal. Saldremos mal, Mariano, gracias a ti. Ponte una medalla a la incompetencia. Y ahora queman las fotos de los tres en plena calle. Absurdo. El prólogo de los enfrentamientos.

Ya llegaron los enfrentamientos. Ponemos cruces y nos quitan cruces. Adornamos pareces con lazos y nos quitan lazos. Enfrentamientos. Duros. De momento de palabra y rasguños. ¿Y mañana? Mañana los rasguños pueden ser profundos y causar heridas. Sangre. Que no haya ningún muerto de ningún bando, por Dios. No. Que no haya un mártir en ninguno de los dos bandos. Porque entonces ya nadie parará el enfrentamiento a sangre. Ya sé que estamos en el siglo XXI. También Yugoslavia estaba al final del siglo XX. Pasó lo que pasó. Muy triste. ¿Cómo hemos llegado a esto? Muchos años trabajados por los independentistas. Muchos años donde la clase política, catalana y española, aplaudió todas las ocurrencias y fue subvencionada por el gobierno de Madrid. También la prensa tiene su parte y su responsabilidad. Bastante. ¿Y la educación? Qué error transferir educación a las autonomías. Hoy los niños de diez años son educados de esa manera conocida. En diez años más, votan. Cuidado. Votan. Si se agotan las legislaturas votan en 2028. Antes de la década de los treinta. ¿Recuerdos de los treinta? ¿Hemeroteca? No, gracias.

¿Y los ciudadanos? ¿Qué hacen los ciudadanos honrados y pacíficos? Están deprimidos. Sienten abandono. Sienten que han sido abandonados a su suerte. ¡Nos estáis dejando solos!, gritan algunos, con mucha razón. Ya ocurrió en el País Vasco. ¿Recuerdan? En Euskadi unos hicieron las maletas y se fueron. La mayoría se adaptó para que no le afectara la amenaza terrorista. ¿Qué harán los catalanes? Habrá que esperar. Ya estamos en otro siglo. Otros tiempos. Pero su decepción respecto al Gobierno de Madrid va en aumento. Sienten abandono. No entienden, Mariano, tu dejadez de funciones. Tu pasividad. Tienen corazonadas pesimistas.

El Gobierno de Madrid está en otras batallas. Guerra entre las dos damas del gobierno, Soraya-Cospedal, para ver quién se queda con un partido podrido y lleno de cadáveres. Adelante los Presupuestos, tras la cena del martes entre PP y PNV entre Aranda y Miranda, con el sí del PNV a pesar del 155. Dinero, mucho dinero para el País Vasco. Y para Canarias. Le daremos vuelos gratis total. Debates en el circo del Congreso. ¿Debates? Si los españoles vieran la realidad del circo no habría aeropuertos para huir de España. ¡Qué circo! Digo, ¡qué Congreso!

No hay materia gris en él. Con excepciones. Y éstas pronostican un mal final para Cataluña. Con gran deseo en equivocarse. Pero son pesimistas. Observan que el gobierno de Mariano ni actúa ni reacciona. Y así no habrá buen final. Porque “cuanto más tiempo dura una disputa, más lejos nos hallamos del final”, pronosticó Samuel Butler. Demasiado peso para Mariano. Ya le agobia el cargo. Y Cataluña necesita la solución menos mala posible. Con urgencia.