Cataluña es hoy el gran problema de España y el secesionismo lo quiere también convertir en un problema europeo. La actual situación de inestabilidad política en Cataluña, el deterioro de la convivencia, la incertidumbre económica, la pérdida de legitimidad de las instituciones, la construcción de un demos nacional basado en la exclusión identitaria, es la consecuencia de la enorme irresponsabilidad de los partidos secesionistas y su suicida confrontación con el Estado, confrontación alimentada por la incapacidad del Gobierno actual en construir un relato alternativo de la España moderna y democrática.

La solución al problema de la Cataluña soberanista aislada del mundo, sometida a la dialéctica amigo-enemigo y enfrentada al resto de España y a Europa, podría estar en la construcción de un nuevo demos político: Barcelona Región Metropolitana (BRM). Una capital global capaz de motivar a gran parte de la ciudadanía catalana y superar con su autoridad y potencia económica la dialéctica de la confrontación con el resto del Estado. Una ciudad bien posicionada para aprovechar las oportunidades que una economía global ofrece, atractiva para captar empresas y talento, idónea para la creación de riqueza e innovación. Una ciudad global que aprovecha la capacidad de atracción del efecto aglomeración y la creatividad derivada de las densas redes de interacciones entre las personas.

La solución al problema de la Cataluña soberanista aislada del mundo podría estar en la construcción de un nuevo demos político: Barcelona Región Metropolitana (BRM)

Un dato a retener, las 40 mayores megarregiones urbanas representan un 66% de la actividad económica mundial y un 85% de la innovación tecnológica y científica. BRM es el motor económico de Cataluña, representa casi el 60% del PIB catalán y las dos terceras partes de su producción científica, con capacidad para liderar un potente hub tecnológico que priorice áreas estratégicas como las energías limpias, la inteligencia artificial, las tecnologías cuánticas, los nuevos materiales y las ciencias de la salud.

Para que la Barcelona Región Metropolitana ejerza de capital global y de contrapeso a la Cataluña identitaria urge un cambio en la dirección política del consistorio barcelonés. El colauismo ha demostrado ser un proyecto conservador y retardatorio. En los tres años de gobierno ha sido palpable su falta de ambición y su incapacidad para construir una gran Barcelona. La política del gobierno municipal de apostar por medidas restrictivas y solo correctoras de determinados desajustes ha imposibilitado la aplicación de políticas de crecimiento que la ciudad necesitaba para reactivar la economía y actuar como motor de desarrollo. El colauismo carece de estrategia y proyecto de ciudad, presenta serios déficits de gestión y una nula capacidad negociadora, la ciudad les viene grande, no les cabe en la cabeza.

La batalla por recuperar Cataluña comienza en Barcelona. Cataluña es el problema, Barcelona puede ser la solución

Ante la incertidumbre política y el relato de ciudad sometida, que tanto satisface al victimismo soberanista, Barcelona está perdiendo su proyección de ciudad abierta y puede quedar atrapada en sus propios tabúes. La Barcelona Región Metropolitana es un claro desafío al soberanismo secesionista, su naturaleza cosmopolita proporciona un espacio para la aparición de nuevas formas de ciudadanía e identidad que desafíen a las viejas formas del nacionalismo. La Barcelona Región Metropolitana permite construir un nuevo demos constituido por espacios multiculturales y cosmopolitas abiertos al mundo. Supone un potencial de renovación democrática y de construcción de lógicas de inclusión y lucha contra la desigualdad. Barcelona es claramente un instrumento para superar lo estrecho del nacionalismo excluyente e identitario. Será necesario transformar la gobernanza económica de la BRM en gobernanza política, construir un auténtico poder administrativo y político que se oponga a la Cataluña identitaria y excluyente y que sea al mismo tiempo un referente de la Cataluña solidaria, abierta al mundo y a Europa.

La batalla por recuperar Cataluña comienza en Barcelona. Cataluña es el problema, Barcelona puede ser la solución.