El domingo por la noche en TV3 pudimos ver el documental sobre Jordi Pujol, sobre la trama del ex Honorable President Pujol, que los exconvergentes no han olvidado porque les recuerda a su caballo de Troya bajado al suelo en julio de 2014, cuando declaró una misteriosa herencia de su padre en Suiza. Nadie lo ha olvidado. El domingo, TV3 montó un reportaje ‘neutral’ que no lo era, porque Pujol es su padre político. La televisión nacionalista hacía de juez y parte. Me gusta TV3 cuando no habla de política catalana.

Hace muchos años que sé que esa familia no es trigo limpio. Lo sé por una cuestión azarosa, por un compañero de La Revista del Vallès, de la que fui director casi treinta años. Me dijo que una compañera suya había llevado la sentencia absolutoria en la que el juez del caso Banca Catalana le declaró inocente. El abogado defensor escribió la sentencia del juez, que está muerto. La sentencia es de 1984. Ya está prescrita.

Mi informante me dijo que no podía dar esa noticia, y por eso no la di. Mi compañero no trabajaba en la Revista del Vallès, y no sé quién era esa compañera. Fue por azar. Y me lo comentó cuando vio una dura entrevista que le hice a Jordi Pujol en septiembre de 2011, en el Hotel Ciutat de Granollers. Fue una entrevista tensa. A toda portada, titulada A solas con Pujol, cuando él me amenazaba con el dedo acusador en una rueda de prensa con cuarenta empresarios, antes de la conferencia con trescientos industriales en la Sala Gran del Hotel de cuatro estrellas. Fue una entrevista con la junta directiva, por el título de A solas con Pujol.

Yo no sabía lo de Jordi Pujol, pero sí conocía que no es oro todo lo que reluce cuando el gerente del Hospital de Granollers, Camil Escámez, me llamó para decirme que en las elecciones de mayo de 1999, un sábado al mediodía, aprovechando un miting en Aiguafreda  o Vilanova, Pujol había ido al Hospital General.

El departamento de Salud acababa de construir una ampliación del viejo Hospital inaugurado hacía un siglo. A finales de los 70 se decidió ampliar. Marta Ferrusola llamó a la secretaria del gerente, para que Escámez estuviera en su despacho.

Extrañado, estaba ahí y sorprendido por esa visita se quedó blanco cuando Ferrusola le dijo al gerente que como consejera delegada de la empresa Hidroplan SL, que tenía la exclusiva del césped del Nou Camp, hacía una oferta para venderle plantas naturales para el nuevo edificio. Él le dijo que no, porque no tenía recursos, y fue cesado. Desde entonces está Rafael Lledó.

La noticia salió en la Primera Plana de la Revista, sobra decir que a la señora no le gustó que contara sus secretos.