La clase de la seño Rovira

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Pensamiento

La clase de la seño Rovira

La candidata de ERC desgrana cómo se hará la República como quien da la receta de los canelones del día de San Esteban

13 diciembre, 2017 00:00

Tan solo nos faltaba ponernos el delantal, la plastilina e ir cogidos de la mano en fila india. Nos han acurrucado en un espacio ínfimo del MACBA ni hecho exprofeso para los claustrofóbicos. A este paso acabarán haciendo los actos de campaña en los ascensores de las escaleras de vecinos. Un público tipo "la comarca nos visita", mayormente desocupados a las doce de la mañana que se entretenían en comparar los lazos amarillos que portaban. "El tuyo es más guay", exclamaba una señora a otra, o "este también lo tengo", terciaba una tercera tal que si fuera una colección de cromos. Mientras que un caballero con cara de enfadado respondía a la pregunta de otro de "¿cómo estás?" con una frase calderoniana: "Entre todos la mataron y ella sola se murió".

Han arropado a la subcandidata desde la platea las señoras Forcadell y Najat Driouech, miembros también de la lista, que daban una nota de color. El señor Raül Romeva, más esbelto que de costumbre, ha ido repartiendo abrazos a diestro y siniestro que le han quedado hechos un primor, como quien no ha hecho otra cosa en esta vida que abrazarse con todo quisque viviente. Ha explicado que eso de construir el país --yo ya se lo había escuchado a Jordi Pujol-- es amor universal, como dice Oriol Junqueras, y nosotros somos parte de él. No sé si del amor universal o del cuerpo místico del líder de ERC. Una cuestión teológica de mucha consideración.

"Ejercer la soberanía"

El resto de los teloneros han ido desgranando una serie de nebulosas y etéreas propuestas que configuraban una mezcla entre la lista de buenos propósitos para el próximo año nuevo y la carta a la Reyes Magos. Hasta que ha hecho uso de la palabra la señora Marta Rovira con un semblante hierático a medio camino entre Buster Keaton y Nefertiti. Del entusiasmo levantado por su oratoria básteme decir que tan solo ha sido interrumpida por los aplausos del público cuando ha propuesto restituir en su sitio de mando al mayor Trapero. Por lo demás, nos ha impartido una clase magistral de magia, de cómo hacer posible lo que parece imposible, verbigracia el cierre de la Modelo o la conversión del señor Oriol Junqueras en el próximo candidato al Premio Nobel de Economía. Sin embargo, ni ha mencionado el sector turístico, ni el inglés en la enseñanza, ni a las nuevas tecnologías.

Ha ido desgranando cómo se hará la República como quien da la receta de los canelones del día de San Esteban para acabar recordando que frente a "los bancos y los grandes oligopolios" y al "bloque monárquico del 155" están ellos para "ejercer la soberanía, si no se abre una vía de negociación". Y además ataremos a los perros con longanizas.