Pues quizás sería bueno que algún día esos políticos, periodistas o pseudo cualquier maravillosa profesión regada con dinero público explicará su opinión personal de forma clara. Porque cuando uno esta cobrando de todos sí que nos interesa saber su propia opinión (“own opinión” que dice el tipo). Pero no sólo saberla por medio de un tuit sino expresarla en cualquier ambiente con meridiana claridad. Aunque son tan incoherentes con su cargo público que la esconden tras ese cortina denominada “opinión personal”. Al final cada uno podemos tener nuestra opinión, pero que nadie se equivoque: los servidores de lo público deben servir a todos, no sólo a una parte, o a una familia.
No entraré a valorar si el individuo Piqué miente o no. Creo hay cosas tan obvias y declaraciones tan contundentes desde la Unión Europa que sería inflar su ego. Podría citar a Josep Borrell como último ejemplo. No en vano fue Presidente del Parlamento Europeo, o incluso retrotraer a la entrevista a Raül Romeva en la BBC y su cara de póker frente a un entrevistador serio, no los pamplinas de TV3. Quizás incluso al propio Jordi Sánchez, de la ANC, antes de la bronca recibida. Pero fíjense ninguno de esos cargos ha pasado por el DOGC. No son servidores de Cataluña. Pueden mentir y desdecirse sin problemas, excepto para su coherencia. Aquí algunos confunden lo que quieren con lo que pueden o deben hacer.
Como he reiterado estos días algunos tenemos la suerte de poder escribir sin miedo. A pesar de los repetidos intentos de amedrentar al personal. Aún podemos dar nuestra opinión. Otros quizás sí reciben más llamadas y toques de atención. Ya saben, comportamientos propio de otros tiempos. Pero, al final, todos podemos leer en público que un representante con un cargo en el DOGC miente sin rubor. Yo que soy imaginativo le pediría al tipo que sí tan claro tiene el tema de la NO salida del euro y de la UE que vaya a un notario –esa práctica era antes habitual en su partido– escriba la frase y se comprometa a que en caso de incumplimiento no sólo dimita, sino que devuelva todo lo cobrado como simple confirmación de su mentira.
Al final las mentiras de los políticos y sus adláteres públicos deben combatirse como la corrupción. Con dureza, con medidas incluso personales a sus infractores. Es tan grave meter la mano en una caja pública como mentir vilmente a los ciudadanos. No entro, ni entraré, en lo que dice uno en una cama, o hasta en una cena privada. Pero cuando un “cargo público” habla en “público” debe atenerse a lo que dice. La excusa de que es una opinión personal mejor guardarla bajo siete llaves. Todos tenemos opiniones personales, pero los servidores de lo público deben ceñirse cuando hablan en esa condición a su cargo y jamás a su persona.