Cada vez que sale un iluminado economista catalán hablando de los presupuestos del Estado me da la risa. Por ejemplo, ese con nacionalidad de Estados Unidos, americanas de color televisivo, que ejerce de simple profesor universitario de alumnos recién llegados aunque se haga llamar catedrático. Sí, ese que dejó la contabilidad del Barça con un agujero más grande que el socavón del Guinardó.
Creo no se sorprenderán si les digo que alguna comarca recibe hasta 70 veces más que otra. Pero, claro, las balanzas fiscales intra catalanas no tocan
Tipos que solucionan un presupuesto territorial en base a una simple división. Dinero dividido población. Sacan un cociente y empiezan a dar dogmas de fe. Lo malo de ese método, que por ejemplo da una inversión de hasta cinco veces superior a alguna Comunidad Autónoma más que a Cataluña, es que podemos aplicarlo también internamente a nuestra Comunidad. Creo no se sorprenderán si les digo que alguna comarca recibe hasta 70 veces más que otra. Pero, claro, las balanzas fiscales intra catalanas no tocan.
Cualquiera que entienda un territorio, gran problema de muchos economistas que hablan de lo etéreo importándoles un pito la geografía, es que una formula aplicada a un relación territorial (Cataluña-España) debe superar cualquier hipótesis sobre cualquier otro territorio (Barcelona-Cataluña). Y ya no hablamos de un problema histórico. Sobre si Barcelona fue antes que Cataluña, o mediático, como si es más conocida la capital catalana que la Comunidad por el mundo. Sino simplemente de un tema de números y política.
Los números son claros: Barcelona debe pagar a alguien. Pero la cuestión política es más difusa. ¿Debe pagar Barcelona a Cataluña? ¿Debe pagar Barcelona a España? O, peor aún, ¿Barcelona sólo debe pagar a Barcelona? Al final, Cataluña sin Barcelona sería un granito de arena más de un desierto. Y bajo ese concepto territorial algunos preferimos que Barcelona pague a España o a Europa que a Cataluña. Seamos sinceros, nadie puede decirnos dónde aplicar nuestra solidaridad.